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El Casco se vive de noche

El Vaya-Vaya, que este sábado arranca su temporada de conciertos con los navarros Correcaminos, Los Clásicos o el Rothus se llenan de actividad, aunque el empresariado pide facilidades en el acceso
El Casco se vive de noche
Pinchada en el Vaya-Vaya. Foto: Saúl García
08/11/2019 - Las Noticias

Con el comienzo del frío, las salidas nocturnas descienden, sobre todo en una zona tan inaccesible como el Casco Antiguo de Cuenca, con casi mil metros de cuesta, muy pocas zonas de aparcamiento y la inexistencia de autobuses búho desde la la legislatura de Francisco Javier Pulido, hace ya casi una década. Circunstancias que obligan a los hosteleros a ofrecer un plus para animar a la gente a subir al Casco las noches del viernes y sábado.

Los conciertos son el principal recurso. El pub Vaya-Vaya lleva ya cuatro años programándolos de forma periódica. Este sábado arranca una nueva temporada con el aliciente de que todas las actuaciones son gratuitas. Lo hace con un grupo de rockandroll y rockabilly con toques country y sureños procedente de Navarra, Correcaminos, que presentará las canciones de su segundo disco, Todo a un color.

“El objetivo es mover esto un poco, porque la cosa baja mucho porque hace frío y no hay aparcamiento ni transporte: el último autobús sube a las nueve y media de la noche cuando tenía que haber un transporte rápido y efectivo con vehículos cada media hora como mucho hasta las dos o las tres”, sostiene el empresario del Vaya-Vaya, Antonio Rentero, que aguarda una reunión del empresariado con el nuevo equipo municipal para abordar el asunto.

En el pub ya tienen varios conciertos programados de aquí a Navidad, casi todos de rock, pop, indie, rockabilly y jazz, actuaciones que arrancarán los sábados a las doce de la noche. Una apuesta atractiva aunque difícil de rentabilizar económicamente, ya que los grupos reciben, como es lógico, un dinero por actuar “Además de las ganas de tocar, tienen que ganar algo”, sostiene Rentero.

Hacer algo de caja en una ciudad como Cuenca no resulta fácil dada su escasa población. Pero su posición estratégica, entre Madrid y Valencia, hace que bandas con bolos en alguna de estas ciudades se animen a pasar, la noche anterior o posterior, por Cuenca, donde también es habitual que periódicamente actúen bandas residentes en Madrid o Valencia.

Los Clásicos

En Los Clásicos llevan también varias temporadas programando conciertos, y su oferta ha aumentado de tres años a esta parte. En la medida de su limitada capacidad, con un aforo para unas 80 personas, sus promotores intentar respaldar la música en directo propiciando que las bandas, especialmente las locales, tengan un sitio donde poder tocar y darse a conocer.

Este tipo de actividades, reconocen, animan a la gente a subir a un Casco Antiguo cuyos negocios no atraviesan su mejor momento por la escasez de población y la falta de dinero, a lo que hay que añadir el ya citado problema del acceso, al no haber autobuses nocturnos.

En su programación para la nueva temporada, Los Clásicos acoge este viernes la actuación del proyecto Penny Necklace que impulsa Odette SP, además de a los madrileños The Low Flying Panick Attack. Dos grupos que aúnan folk y psicodelia, además de electrónica ambiental, con melodías que entroncan con grupos como Beach House, Radiohead o Jungle.

A estos conciertos se sumará, este viernes a las diez, la actuación, en la Sala Rothus, de la poeta y cantautora Carolina Otero, en este caso programada dentro del festival Poesía para Náufragos.