Poner en marcha una cocina solidaria abierta a los más vulnerables. Este es el nuevo proyecto que Caridad Cristo del Amparo planea iniciar el próximo mes de marzo.
Por ello, están habilitando un espacio en los salones parroquielaes, donde instalará una cocina en la que enseñar recetas de aprovechamiento, platos típicos de otros países y cómo sacar partido a los alimentos más básicos para que las personas vulnerables sepan optimizar sus recursos económicos al máximo.
Eso sí, la fecha de apertura depende de la solidaridad de los conquenses porque para arrancar con las clases necesitan equipar la cocina.
En este sentido, desde la organización señalan que necesitan electrodomésticos como placas vitrocerámicas, hornos o frigoríficos; utensilios de cocina como batidoras; menaje básico como platos, sartenes y cubiertos, así como muebles para completar el espacio. “Todo lo que la gente quiera traernos es bienvenido. Estamos abiertos a recibir artículos de segunda mano, a nosotros no nos importa que no sean nuevos, lo importante es que funcionen”, señala el coordinador de proyectos, Fernando Díaz Miranzos.
La iniciativa se ha puesto en marcha tras detectar que la mayoría de las 55 familias a las que mensualmente dan lotes de comida “no saben hacer una compra eficiente teniendo en cuenta lo que nosotros les ofrecemos”. Desde Cristo del Amparo les entregan sobre todo legumbres, arroz, pasta, atún o aceite y “queremos enseñarles, por muy obvio que parezca, que si compran un pollo entero les sale mucho más barato que si un día compran las alas y después las pechugas. Aprenderán a deshuesarlo y sacarle el máximo partido a cada producto o a elaborar un menú semanal variado, completo y saludable”, señala Díaz.
Una tarea que no podrían llevar a cabo sin los voluntarios. Por ejemplo, una mujer del barrio se ha ofrecido a enseñarles recetas de cocina tradicional, “de las que ha hecho toda la vida en su casa”, aunque están abiertos a que otras personas les enseñen cómo se organizan en sus familias o trucos para ahorrar.
Si bien, no solo elaborarán recetas típicas de la cocina mediterránea, sino que pretenden que sea un espacio multicultural donde habrá hueco para guisar platos de otros países. “Las familias que cada mes reciben los lotes de comida son de diferentes nacionalidades y estaría bien que ellos se lanzaran a mostrar elaboraciones de sus países al resto de asistentes”. Con ello, pretenden crear un ambiente familiar en el que todo el mundo tiene cabida. “Cualquier persona de Cuenca puede venir”, explica.
Además, si todo el engranaje funciona correctamente se plantean hacer talleres de cocina “más profesionales”, en los que los alumnos y alumnas paguen una cuota simbólica para ayudar a Caridad Cristo del Amparo a financiarse. Eso sí, darían un paso más contando con profesionales del sector, aunque todavía es pronto para esto.
Con todo, en estos momentos, lo más importante es terminar de montar la cocina, que está todavía en construcción, y para ello hacen un llamamiento a la solidaridad de los conquenses porque “somos optimistas y creemos que es posible conseguir todo lo necesario”, concluye.
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