La gestión del agua en Cuenca queda dividida en dos al tener el Ayuntamiento que reincorporar, según dicta una sentencia del Juzgado de lo Social nº1, a once trabajadores de Aguas de Cuenca que fueron trasladados a la empresa pública el año de su creación, en 2013, cuando el resto, cerca de 35, permanecen ligados a Aguas de Cuenca, entre ellos media docena de trabajadores que de denunciar también tendrían derecho a volver al Consistorio y cerca de 30 que en su día pertenecieron a la desaparecida empresa pública Servicio de Infraestructuras Municipales (SIM).
La reincorporación de los once trabajadores que han denunciado fue aprobada esta semana en Junta Local de Gobierno y ahora reina la incertidumbre en torno a cómo se podrá gestionar el agua, labor ahora mismo encomendada íntegramente (captación, almacenamiento, potabilización y abastecimiento) a la empresa Aguas de Cuenca pero de cuyos trabajos interesa que se sigan ocupando, también, los trabajadores que vuelven al Ayuntamiento, sobre todo peones y fontaneros (que realizan las obras de reparación de averías) y celadores de vigilancia.
Ante esta situación, en el Grupo Municipal Socialista su portavoz, María Jesús Gómez del Moral Martínez, entiende que lo más lógico es cambiar la encomienda de gestión a Aguas de Cuenca con el fin de que siga realizando esta labor pero en coordinación con los ahora trabajadores municipales.
De la misma opinión son en Izquierda Unida. “Si los trabajadores que pasan al Consistorio siguen realizando los mismos servicios que hasta ahora, tendrán que cambiar la encomienda de gestión”, advierte el concejal Pablo García, partidario no obstante de remunicipalizar el servicio en su totalidad. “Que se divida el servicio no puede ser beneficioso para la gestión del agua”, considera”.
Propuesta del PP
Sin embargo, lo que propuso el equipo municipal en una Comisión de Hacienda celebrada con fecha del pasado 22 de noviembre fue cambiar tanto el nombre como el objeto social de Aguas de Cuenca. El fin, según asegura Gómez del Moral Martínez, era convertir la empresa en algo “muy genérico que se pudiera usar para cualquier cosa, desde tapar agujeros a cambiar una alcantarilla”, propuesta que no obstante no salió adelante por los votos en contra de PSOE e IU (Ciudadanos no estaba presente) y la abstención del concejal del PP Pedro José García Hidalgo, responsable precisamente de las empresas municipales, cuya postura chocó así con la de su compañero de grupo y de partido, el concejal de Hacienda José Ángel Gómez Buendía.
El intento de cambio de nombre y objeto social causó entre los trabajadores, aseguran en CCOO, “incertidumbre y ansiedad sobre su futuro más próximo”. Y aunque no salió adelante sigue existiendo preocupación en torno a su futuro.
“Ahora mismo en la gestión del agua hay un revolutum legal, jurídico y normativo que se las trae”, adierte Ángel Luis Castellano Bobillo, responsable sectorial de la FSC-CCOO de Cuenca, organización sindical que precisamente esta semana ha denunciado que el Consistorio ha excluido a su representante sindical en Aguas de Cuenca de las reuniones mantenidas entre representantes de la empresa y del Consistorio con vistas a definir la situación en la que quedan unos y otros trabajadores.
En este sentido, mientras los trabajadores que vuelven al Consistorio pasarán a depender de este, los de Aguas de Cuenca pertenecen a una empresa autónoma, aunque dependiente económicamente del presupuesto municipial. En ella quedan sobre todo peones y personal administrativo e ingenieros encargados de controlar la calidad de las aguas.
Aguas de Cuenca
Fue en 2013, hay que recordar, cuando se creó la empresa municipal Aguas de Cuenca, lo que conllevó el traslado a ella de en torno a una veintena de trabajadores municipales, a los que se añadieron otros tantos procedentes de la empresa SIM. Hasta 2016, el presupuesto de la compañía se cubría con sus ingresos, pues Aguas de Cuenca se encargaba de la recaudación de la tasa del agua, pero al inicio de esta legislatura el Ayuntamiento aprobó que la recaudación pasara a manos municipales, de modo que el mantenimiento de Aguas de Cuenca carece de autonomía financiera: depende de la aportación que cada año le haga llegar el Consistorio.
En aquel momento, el Ayuntamiento defendía que recaudar la tasa de agua le permitiría, entre otras cosas, utilizar parte de esos fondos para saldar la elevada deuda municipal, algo que fue denunciado por el PSOE, partido según el cual los beneficios obtenidos por la gestión del agua deben destinarse íntegramente a mejorar y mantener el servicio.