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Semana Santa 2018

Cantar las Siete Palabras, precisión y fe para el Lunes Santo conquense

El canto del Coro Alonso Lobo es uno de los sonidos más reconocibles de la Semana Santa. Uno de los más esperados. Y, también, uno de los más singulares pues supone la puesta en escena a lo largo de todo el recorrido procesional
Cantar las Siete Palabras, precisión y fe para el Lunes Santo conquense
El Coro Alonso Lobo en la Procesión del Lunes Santo de 2017 // Fotos: Saúl García.
26/03/2018 - Berta López

“Pater dimitte ilus non enim sciunt quid factum...” Es noche cerrada en Cuenca. Lunes Santo de profecía penitencial de crucifixión. La multitud, en silencio, mira al Santísimo Cristo de la Vera Cruz, acompañado por la reflexión colectiva, por un tambor velado que el paso le marca. Y, como una letanía de misericordia y esperanza en la primera noche en que el Señor crucificado recorre las calles de la ciudad, las voces del Coro Alonso Lobo.

Sin duda, es su canto uno de los sonidos más reconocibles de la Semana Santa en la capital. Uno de los más esperados. Y, también, uno de los más singulares musicalmente hablando, pues supone la puesta en escena de un coro en la calle y a lo largo de todo el recorrido procesional, no en un punto concreto.

Pasar de un espacio cerrado a cantar en la calle requiere de una preparación específica y es mucho más exigente, a nivel vocal. ¿Cómo se prepara un coro para cantar en la calle, con una orografía como la de Cuenca y en noches de frío? ¿Cómo calientan las voces? ¿Cómo hacen para que en ningún momento se note que cantan en espacio abierto, con acústica cambiante, con frío o con el viento llevándose la voz? El director del Coro Alonso Lobo, Luis Carlos Ortiz, da unas pinceladas certeras sobre la exigencia que supone.

“La preparación es importante, hasta el punto de que unos días antes y después no podemos hacer nada. Tenemos que prepararnos para que la voz acometa un envite duro de unas tres horas y media, cantando. Unos días antes solo hacemos ejercicios de respiración y de técnica. Y después de la procesión pasamos dos o tres días en que no podemos cantar; las cuerdas están muy cansadas y hay que permitir que descansen”.

Tres meses antes de la Semana Santa, el Alonso Lobo centra prácticamente todo su trabajo en su participación en la Pasión de la capital, así como en el Oficio de Tinieblas. Esto quiere decir que un cuarto del año el coro está dedicado casi exclusivamente a la Semana Santa.

“Desde la conclusión de los villancicos empezamos a trabajar ya para ella” confirma Ortiz, quien matiza que “esto nos lo permite el hecho de que sean obras que ya están en repertorio, es decir: que el coro conoce, domina y controla”. Se trata para el coro de “un envite importante, porque el resto de los proyectos requieren también mucho tiempo de estudio y son muchos los que hacemos”.

CANTAR CON (CASI) TODO EN CONTRA

Sacar un coro a la calle es una apuesta valiente, innovadora – aunque en Cuenca hayamos perdido esa perspectiva, al estar acostumbrados a vivirlo todos los años – y, sobre todo, arriesgada. Porque la calle como espacio artístico es, al contrario que un espacio cerrado y diseñado para la representación musical, hostil para el coro.

El frío, el viento, la orografía y la acústica cambiante y deficiente son problemas con los que el Alonso Lobo lidia cada Lunes Santo. Y lo hace a la perfección, pues sus voces suenan como si cantaran en el mejor de los teatros, sin bajas temperaturas ni rachas de viento que se lleven la voz lejos del espectador.

“El tiempo, el clima, influye mucho” asegura Luis Carlos. “Nosotros tratamos de abrigarnos y muchas veces hemos tenido que llevar incluso la cazadora debajo de la túnica, porque nos ha nevado, nos ha llovido, nos ha hecho viento…” relata.

El viento es, precisamente, el factor que más dificulta la representación porque “el viento se lleva el sonido. Luchar contra el viento es imposible, es un gran jugador de malas pasadas y puede hacer que ni siquiera escuches a tus compañeros. Contra lo demás lo puedes torear, siempre y cuando estés bien abrigado, sobre todo bien calzado y la garganta bien protegida y bien hidratada, aunque es cierto que en la procesión la hidratamos más bien con la propia salida y partimos de una buena hidratación antes de salir. Pero el viento…” lamenta el director del Alonso Lobo.

La duración de la procesión y la propia concepción de las obras también añaden dificultad: “Hemos hecho obras largas y de gran duración para el coro: Bach tiene por ejemplo obras de tres horas, Haëndel también. Pero son obras que tienen pensados momentos de relajación y de descanso. Y aquí no. Es un esfuerzo francamente ímprobo. Yo diría que, para nosotros, la del Lunes Santo es posiblemente la actuación más complicada” destaca Luis Carlos.

Cantar las Siete Palabras, precisión y fe para el Lunes Santo conquense

Mención aparte merece la cuestión acústica en la calle. Y es que hay puntos del recorrido en los que “es muy difícil cantar” ¿El más difícil? Luis Carlos lo tiene claro: “La salida de la Catedral. Y otro con una acústica que rompe un poco las posibilidades musicales es la calle del Peso. Cuando cantamos la Cuarta Palabra, siempre tenemos problemas: se rompe con la Plaza de San Andrés, hay un efecto que distorsiona”.

Para solucionarlo “lo que voy haciendo es intentar cantar en los puntos acústicos. Algunas veces las personas me preguntan por qué no cantamos en todo el trayecto de la Plaza Mayor. El año pasado lo intentamos, porque nos lo habían pedido con más insistencia. Pero enseguida nos dimos cuenta de que no era productivo, ya que no es un punto bueno acústico”. Así que “voy buscando cantar en puntos en los que la acústica favorece la audición de todos. Momentos en que las calles se estrechan un poco más, donde hay una plaza que tiene una posición concreta…”

De este modo, el coro va buscando en espacios abiertos “la resonancia que normalmente deberíamos tener de forma natural en un espacio cerrado”. Los puntos más agradecidos están bajo los arcos del ayuntamiento, en la Plaza del Salvador y “en las monjas de la Puerta de Valencia” ya que “a pesar de que está abierto por varios sitios, si nos giramos un poquito y lanzamos el sonido hacia las monjas, también hay una buena audición”.

El trabajo del Alonso Lobo el Lunes Santo es un trabajo de precisión – “Son muchas cosas las que están en juego en cada instante. En cada instante. Y las tienes que manejar en el instante porque es cuando suceden” precisa Luis Carlos – pero también, de corazón: “La meditación es constante, desde el minuto uno. Nosotros no asistimos a misa con la Hermandad el Lunes Santo, por una cuestión de concentración: es el momento en que preparo al coro vocal, musical y espiritualmente. Realmente es un trabajo difícil. Pero es apasionante”.

26 años de trayectoria nazarena

En este 2018 se cumplen 20 años desde que el Coro Alonso Lobo empezó a cantar a la llegada de las Sagradas Imágenes del Santo Entierro al Salvador, pero su relación con la Semana Santa de Cuenca hunde sus raíces un poco más atrás.

Luis Carlos Ortiz empezó a hacer y escribir música para la Semana Santa de Cuenca en 1992. Fue el año en que escribió el primer motete para una hermandad, con el que iniciaba un proyecto de composición – aún inconcluso – que pretende convertirse en el futuro en una “pequeña Semana Santa musical. Mi idea era componer algo para cada una. Estamos en ello. Llegará algún día” espera Luis Carlos.

El primer paso importante del Coro Alonso Lobo en la Semana Santa “lo dimos en el año 94, cuando la JdC nos encarga por primera vez un proyecto para el Concierto de inicio de Cuaresma. Les propusimos hacer algo que prácticamente no se había hecho desde el siglo XVI: retomar la Pasión según San Mateo de Tomás Luis de Victoria. La presentamos en San Pablo ante casi 600 personas y fue un hito importante, además de un éxito de crítica y público”.

El éxito fue tal que, al año siguiente, la JdC volvió a encargar al Coro otro proyecto de envergadura similar. Así nació el Oficio de Tinieblas que el Coro representa desde entonces, una obra que “refleja cómo eran los oficios en los monasterios del siglo XVI y pone en valor una obra mundial, como es el Oficio de Semana Santa de T. L. de Victoria”.

Ortiz es también el compositor de las Siete Palabras que el Alonso Lobo canta en cada una de las prédicas que la M. I. V. H. P. del Stmo. Cristo de la Vera Cruz organiza para la procesión del Lunes Santo. “Éste ha sido otro paso importante para el Coro, cuando la Hermandad decide que el acompañamiento musical tiene que ser cantado en lugar de tocado” explica Luis Carlos. Suyos son también el motete Oh Crux que escucha la Cruz Desnuda en el final del Santo Entierro, el miserere al Yacente “que ahora cantamos en hebreo” y el Stabat Mater para la Virgen.

“En 2002 escribí para el Amarrado el motete Dominum flagelatum, así como les compuse una misa; y el año pasado compuse una misa para Ntro. Padre Jesús Nazareno del Puente, a quien también he compuesto un motete” añade. El Coro participa también, con una liturgia emotiva y muy especial, en el Acto de Oración anual de la Hermandad.