Hace en torno a una década se puso marcha en España el proyecto Camino Escolar Seguro con el objetivo de fomentar que los niños y adolescentes acudieran al colegio y al instituto andando o en bicicleta, empezando así el día con un poco de ejercicio físico, o haciendo uso del transporte público, dos alternativas al coche que también ayudan a reducir las emisiones contaminantes y el ruido, además del riesgo de que se produzcan atropellos.
Esta iniciativa, también conocida como STARS (Acreditación y Reconocimiento de Desplazamientos Sostenibles para Colegios), cuenta con el respaldo de la Dirección General de Tráfico (DGT) e incide asimismo en la importancia de que los niños “recuperen la calle” y vayan al colegio “solos o en compañía de sus amigos” al entender que así “se favorece la autoestima, la socialización y el proceso de aprendizaje por medio de la interacción y la cooperación”.
Ciudades como Madrid, en 2013, y muchas otras como Zaragoza, Huesca, Segovia o Gijón, se han ido sumando a lo largo de la presente década a una iniciativa en la que, en el caso de Cuenca, hasta la fecha solo han participado dos colegios, el Ciudad Encantada de la capital y el Infanta Cristina de El Provencio, pero el nuevo equipo de gobierno del Ayuntamiento pretende, si no adherirse a ella, al menos tomarla como ejemplo para favorecer en lo posible que los alumnos de los distintos centros de la capital vayan a clase andando o en transportes sostenibles y se reduzca la circulación con sus consiguientes atascos y contaminación.
Porque, aunque el equipo municipal no respaldó, en el pleno de septiembre, una moción del Partido Popular que proponía la adhesión al proyecto STARS, el rechazo se debió, según se dijo entonces, a que ya se está trabajando en la creación de “rutas escolares seguras”, que vendrían a ser más o menos lo mismo. El objetivo, según el alcalde, Darío Dolz, es “contribuir a hacer de Cuenca una ciudad más sostenible y respetuosa con el medio ambiente”.
Con este fin, el primer edil mantuvo recientemente una reunión con Marcelino López, un particular que, con su experiencia durante años en el Consejo Escolar del colegio público Isaac Albéniz, ha elaborado un documento para facilitar la accesibilidad a este centro que incluye ideas extensibles al resto de centros educativos.
"Sería necesario revisar toda la señalización actual, añadiendo señales que adviertan a los conductores de la cercanía de los colegios"Organizar este tipo de caminos no es demasiado complejo, aunque hace falta el compromiso de todos. Entre otras cosas, es necesario que al menos dos padres y/o maestros se impliquen y acompañen a cada grupo de alumnos en las rutas. Se deben establecer unos determinados puntos para quedar, cada uno con una hora de paso concreta, por lo que también es importante que los participantes sean responsables y disciplinados, llegando a su hora para evitar que la ruta sufra retrasos. Los avances en las nuevas tecnologías, con aplicaciones como WhatsApp, pueden favorecer esta coordinación.
La colaboración de la Policía Local y de los agentes de movilidad es asimismo necesaria para garantizar la seguridad, en especial de las rutas en bici y en aquellos cruces que puedan considerarse conflictivos.
También sería necesario revisar toda la señalización, añadiendo señales que indiquen a los conductores la cercanía de los colegios con el fin de que extremen la precaución al volante. A este respecto, hay voces que sugieren que durante un tiempo se controle que por estas calles se circule a una velocidad máxima de 20/30 km/h, lo que reduciría al máximo el riesgo de atropellos.
Estudiar dónde pueden faltar pasos de cebra, y garantizar que estos sean elevados y con las líneas bien pintadas, es otra de las medidas propuestas.
SEÑALES "AMIGABLES"
En esta dirección, en el Ayuntamiento se aboga por “señalizar de forma amigable para los niños las rutas sugeridas, los pasos de peatones y los accesos correctos en las rotondas de cada zona, marcándolos con huellas u otra simbología similar”.
También, sería necesario dotar de aparcabicis a los colegios o a sus inmediaciones. Otra posibilidad es que, durante las horas previas a la entrada al colegio y a su salida, se corten al tráfico aquellas calles más concurridas. Será también necesario que los alumnos aprendan correctamente el significado de las distintas señales de tráfico y las respeten.
Dentro del proyecto STARS existe incluso otra iniciativa denominada Aparca y camina consistente en que los progenitores lleven a sus hijos al colegio en coche pero no puedan ir más allá de un punto determinado, donde tienen que aparcar el coche y hacer el resto del recorrido andando.
CIUDAD ENCANTADA
Para Jaime Romero, director del colegio Ciudad Encantada, donde desde el pasado curso se lleva a cabo esta iniciativa dirigida a alumnos a partir de tercero de Primaria, el proyecto es trasladable al resto de colegios de la capital aunque cada zona tenga sus peculiaridades y necesite de unas u otras actuaciones.
DESPLAZAMIENTOS ACTIVOS
Jaime Romero destaca que, con él, se hacen “desplazamientos activos” y se evita la contaminación en una ciudad en la que, “con las distancias que hay, casi todo el mundo puede desplazarse a pie en casi todos sitios”, a lo que añade que se favorece la autonomía del alumnado. “Mientras que antiguamente los alumnos íbamos a la escuela solos, ahora hay mucho miedo y todos van acompañados. Pero si estas rutas funcionan y se ve que hay seguridad en el entorno de los colegios, que todo está bien señalizado y controlado, favoreceremos la autonomía de la infancia”.
De momento, en el Ciudad Encantada hay 60 alumnos que los miércoles se juntan para acudir al colegio andando y el viernes para ir en bicicleta. Una iniciativa a la que Romero, que además de director del Ciudad Encantada es el concejal del PP que presentó la moción rechazada por el pleno para adherirse a la red STARS, confía en que se sumen nuevos colegios en aras de la sostenibilidad.
Las rutas podrían acabar con la congestión del tráficoDe ponerse en marcha una iniciativa de rutas escolares, se reduciría el tráfico que, en las horas punta de inicio y fin de las clases, suele producirse en los alrededores de los colegios. Momentos en los que la circulación se vuelve insoportable y encontrar un sitio para aparcar es misión imposible, de aquí que sea frecuente la doble doble fila o los estacionamientos en un lugares no habilitados. Una práctica que, aunque sancionable, en general se deja pasar por alto siempre y cuando los vehículos no obstruyan la circulación poniendo en riesgo la seguridad vial.
La zona seguramente más conflictiva es la del Colegio de la Sagrada Familia, donde además de este centro educativo están la Universidad, el hospital y varias grandes superficies, lo que dispara la afluencia de vehículos. Pero tampoco se libran otras como Las Quinientas pese a que en ella está ubicado el colegio Ciudad Encantada, adherido al proyecto STARS. “Hay días en que esto se pone horroroso”, advierte la presidenta de los vecinos, Elena Castillejo. Quienes llevan a sus hijos al cole en coche son sobre todo vecinos de urbanizaciones como las de Siglo XXI y Santa Mónica, desde donde andando apenas se tarda en llegar 7-8 minutos. Muchos justifican este uso del coche porque, una vez que dejan a los niños, se van directos a trabajar. Las aglomeraciones de vehículos se repiten además todas las tardes, pues desde las cuatro hay clases en la Escuela Municipal de Música, con alumnos de todas las partes de la ciudad. Lo más molesto, considera Castillejo, es cuando los coches estacionan enfrente de la escuela pero sobre la acera. O cuando circulan a una velocidad desmedida. “La gente se tendrían que tomar la vida con menos estrés y más paciencia”.
En Fuente del Oro también hay atascos importantes en el Paseo del Pinar y en la Avenida de San Julián. Su presidente, Antonio Gómez, cree que, en general, los alumnos que viven en el mismo barrio acuden al colegio andando, lo mismo que muchos de la zona de Cañadillas o del residencial de Buenavista, pero hay excepciones. “Está bien que se conciencie a las familias de que cojan el coche lo menos posible”, sostiene Gómez.
En el colegio Hermanos Valdés, en Villa Román, hay vecinos del mismo barrio que cubren los 200 o 400 metros que les separan del centro en coche, según tiene comprobado Carlos Villeta, de Ecologistas en Acción. Incluso los hay que llegan con bastante tiempo de antelación, unos quince minutos, y “hacen tiempo metidos en el vehículo, algunos con el motor encendido, contaminando”.
Donde no hay una gran presencia de coches es en el entorno del colegio de Casablanca según su presidenta vecinal, Mari Carmen Checa. “La mayoría de los alumnos son gente del barrio que van andando. Alguno sí que hay que pueda vivir más lejos, al que traen en coche, pero suelen parar el coche cerca del colegio para que se baje y no se entorpece el tráfico”.
ECOLOGISTAS
La puesta en marcha de rutas que favorezcan la sostenibilidad son respaldadas tanto por los vecinos como por los ecologistas, que tienen claro que el sitema reduciría las emisiones contaminantes y el ruido, reforzaría la seguridad vial y permitiría que los alumnos, además de hacer ejercicio, adquirieran cierta autonomía, aprendiendo a orientarse por la ciudad. “Muchos chicos a los que sus padres llevan en coche de un lado para otro no conocen la ciudad”, advierte Villeta.
Eso sí, los ecologistas consideran que Cuenca llega “muy tarde” a este tipo de iniciativas que ya se dan en buena parte de España y tampoco confían en que vayan a salir adelante. Villeta apoya su opinión en las políticas tan alejadas de la movilidad sostenible aplicadas en los últimos años, también cuando el actual alcalde, Darío Dolz, era concejal de Urbanismo. “Quisieron eliminar el carril bici, prohibieron que las bicis circularan por Carretería, suprimieron el sistema de préstamo de bicicletas y recortaron los autobuses”, recuerda. Medidas que, unidas al bajo precio de la ORA o a la construcción del aparcamiento de Astrana Marín, a su entender fomentan el uso del coche privado. “Se han hecho todo tipo de políticas para incentivar que los vehículos lleguen al centro, facilitando unos aparcamientos casi gratuitos. Las aceras son estrechas y el coche es el rey: el peatón no pinta nada”.