Recorrido corto pero brillante. Así ha sido la Procesión En el Calvario, en este Vienes Santo de contrastes que ante la previsión de lluvia a las 19 horas ha realizado bajada por el camino corto, una decisión que ya desde sus inicios se hacía previsible.
El cielo encapotado y con un sol que amagaba sin decidirse a vencer, era este medio día fiel reflejo de las emociones de la Cuenca Nazarena, que tras un Camino del Calvario que ha quedado ya para el recuerdo, volvía de nuevo a elevar los ojos al cielo nublado.
Pero el tiempo respetó, y a las 12:16 horas se abrían las puertas de San Esteban. La Exaltación del Cristo salía primero, con una maniobra técnica y precisa por parte de sus banceros, que lograron el giro con la solemnidad que la imagen de Marco Pérez merece. Después, El Descendimiento, también de Marco Pérez.
.El ambiente era espléndido.Temperatura primaveral, 13 grados, gran presencia de familias, nazarenos tomando posiciones desde primera hora, y las principales arterias del centro colapsadas por el público.
Las plazas de la Hispanidad, Aguirre y San Francisco estaban ya a rebosar. Las conversaciones giran en torno al tiempo y a la procesión del mediodía. "Este año salen casi todas, gracias a Dios", comentaba una señora, a lo que otra replica con resignación: "menos la del martes".
La segunda procesión del Viernes Santo, organizada en riguroso orden cronológico de los hechos del Calvario, sepon ía así en marcha. Encabezada por la Banda de Tambores y Trompetas de la Junta de Cofradías, avanzando por Aguirre y Las Torres en busca de la Virgen de las Angustias, que este año celebra su Centenario y esperaba en la Puerta de Valencia. Allí, el fervor se desbordaba y ya no cabe un alfiler.
La Real, Ilustre y Venerable Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias se incorporaba desde el convento de las RR.MM. Concepcionistas Franciscanas, llevando en su conjunto a Cristo Descendido y la Madre Dolorosa, acompañada por la dulzura de la Banda Municipal de Música de Morata de Tajuña (Madrid), en el día más largo.
En el Salvador, con mucha gente, se completaba el cortejo con los pasos del Cristo de la Agonía —con la imagen del Cristo de Marfil— y el Cristo de la Luz —con la Lanzada y el Cristo de los Espejos.
Precioso el ascenso hacia la Plaza Mayor, con interminables filas de capueces multicolor tras sus titulares. Impresionante el paso por el Peso por su estrechez y volumen de las andas y tallas. Los banceros muy bien sincronizados y coordinados, con las bandas de Música. Este año, además de la Morata, acompañaron al cortejo las bandas de San Clemente , Las Mesas, Las Pedroñeras.
El cortejo “En El Calvario” de este año ha venido marcado por importantes novedades que elevan aún más su puesta en escena en el día en el que Cuecna se hace Gólgota.
La talla de María Magdalena en el paso de La Exaltación ha sido restaurada por Mar Brox, quien también ha trabajado en la Cruz de El Descendimiento. La Hermandad del Cristo de la Agonía ha estrenado banzos de aluminio para aligerar el paso del Cristo de Marfil, así como nuevas horquillas.El paso de la Lanzada ha lucido unas gualdrapas enriquecidas con bordados florales de finales del siglo XVIII, que iban a estrenarse en 2024. Y ell conjunto escultórico del Cristo Descendido también ha sido restaurado.
Pero sin duda, el protagonismo de este año recae sobre la Virgen de las Angustias. Con motivo del Centenario de su Cofradía y el 75º aniversario del nombramiento de la Comandancia de la Guardia Civil como Hermana Honorífica, la imagen ha desfilado con cuatro nuevas tulipas de plata, realizada en Córdoba por Orfebrería Navarro., y se han recuperado los cinturones de procesión de directivo, que se utilizaron desde el año 1949 hasta principio de la década de los 70, de los que se han hecho unas réplicas.
Muy organizado, elegante y fluido, la cabecera del cortejo llegaba sobre las tres de la tarde a la Plaza Mayor, y cerraba el majestuoso desfile después de las cuatro con la entrada de la Madre para hacer estación antes de iniciar de nuevo el descenso.
La Plaza Mayor, convertida en Calvario, estaba a rebosar. Cuantas ganas tenía Cuenca de volver a celebrar el Misterio Pascual en las calles, y cómo lo ha vuelto a demostrar en este Viernes Santo, arropando de forma masiva a las sagradas imágenes En el Calvario.
En este momento, y ante las previsiones meteorológicas que anunciaban lluvias a partir de las 19:00 horas, las hermandades participantes en la procesión, en coordinación con el presidente ejecutivo y el presidente de la Junta de Cofradías, decidían emprender el descenso hacia la parte baja de la ciudad por el itinerario corto.
Cruzando los dedos para que el tiempo respetara el cortejo ha iniciado una bajada espléndida, disfrutando cada paso a golpe de horquilla. Que bien ha sonado la música durante todo el desfile. Bien y mucho, firmando una procesión que a pesar de todo ha sido radiante, con mucha participación y público en las aceras, que ha respetado con silencio la solemnidad del cortejo. Especialmente a su paso por San Felipe Neri, donde se ha congregado un gran gentió.
El Coro del Conservatorio, dirigido por Pedro Pablo Morante, rompía el silencio con el primer Miserere a las 17:14 horas, mientras el cielo empezaba a abrir, para dar paso a una tarde en la que la lluvia ha respetado hasta el final, dejando estampas de gran plasticidad, belleza y también emoción, especialmente en las interpretaciones que Coro del Conservatorio ha dedicado a todas las imágenes a su paso por Oblatos.
Con el recorrido corto, desde Alfonso VIII, el cortejo se dirigía por Andrés de Cabrera para girar por el Peso hacia Solera. En El Salvador se quedaban las venerables hermandades del Cristo de la Agonía y del Cristo de la Luz.
El resto bajaban por Alonso de Ojeda. En la Puerta de Valencia se quedaba la Cofradía de Las Angustias, que oía el Coro de la Capilla de Música de la Catedral en el himno dedicado a su advocación en medio de una muchedumbre, no cabía más gente en la Puerta de Valencia.
Las venerables hermandades de La Exaltación y El Descendimiento continuaban por Las Torres y Aguirre hasta San Esteban.
Al final, el tiempo ha respetado y se ha llegado con normalidad al final, poniendo el broche a una brillante procesión,