A finales de los sesenta, principios de los setenta, la pequeña y estrecha calle de Doctor Galíndez se convirtió en la calle de ocio nocturno por excelencia de Cuenca.
El primer bar que se instaló en ella fue el Otema, que unos años después pasaría a denominarse Otemilla, y fue en los ochenta cuando, tras la apertura de La Calle, promovida por Claudio Nohales, y El Negreso, por Fofo y Maxi, esta céntrica vía cobró un gran impulso.
Pese a sus escasos metros, por debajo del medio centenar, poco a poco fueron abriendo en ella un pub detrás de otro, con nombres como El Peatronal, Mango, Bon Vivant, El Bus (también fundado por Fofo y Maxi sobre un edificio levantado ex profeso que en su día llegó a tener terraza sobre la cubierta y que poco después pasaría a manos de su actual gerente, Carmen Aceñero) o El Supergente.
Este último se convirtió en el más demandado hasta finales de los noventa, cuando le relevó el Mango. Y ya con el nuevo siglo surgieron otros que siguen teniendo su tirón como People.
Aunque sigue teniendo su demanda, la zona ya no es lo que era, superada por nuevas zonas de ocio nocturno como, principalmente, la calle Poeta Diego Jesús Jiménez. En su entorno hay incluso al menos un par de locales a la venta o en alquiler, entre ellos el del antiguo Rubik, con tres meses a la espera de algún interesado en montar un nuevo pub.
“El ambiente ya no es el que era, el tirón ha bajado, pero esperamos volver a alquilarlo: siempre hay algún valiente”, opina el propietario del inmueble.