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Semana Santa Cuenca 2022

Brillante procesión del Perdón por las calles de Cuenca

VÍDEO. Mucha participación en filas y mucho público a lo largo del recorrido han marcado el desfile procesional del Martes Santo, que se ha desarrollado con fluidez, elegancia y orden
Fotos: Saúl García
12/04/2022 - Miguel A. Ramón

Había muchas ganas de procesión y eso se notaba en el ambiente mucho antes de que fuera a dar comienzo. Dos años sin desfilar por las calles de la ciudad en Martes Santo hacía presagiar lo que finalmente ha ocurrido. Mucha participación en filas y no menos público a lo largo de todo el recorrido han marcado una procesión del Perdón, que se ha desarrollado con gran brillantez, orden y fluidez.

Gran número de hermanos y público abarrotaban los alrededores de las iglesias de El Salvador y de San Felipe Neri mucho tiempo antes de que las puertas de ambos templos se abrieran para dar inicio a esta procesión del Martes Santo. Algo que no ocurriría hasta las siete de la tarde en punto, tal y como estaba previsto.

Las trompetas heráldicas anunciaban la salida de la imagen titular de la Venerable Hermandad de San Juan Bautista, al tiempo que la Banda de Trompetas y Tambores de la Junta de Cofradías rompían con un redoble desde la cabecera del desfile, mientras la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli hacía lo propio desde Felipe Neri iniciando su camino por Andrés de Cabrera camino de la Plaza Mayor.

Arrancaba así la procesión del Perdón, tan esperada por todos después de dos años en blanco, pero, eso sí, con mucho orden en las filas, pese a la gran cantidad de hermanos.

La Venerable Hermandad del Santísimo Cristo de la Luz iniciaba su participación en el cortejo procesional tan solo trece minutos después desde El Salvador, con la imagen de Santa María Magdalena, acompañada de la Banda de la Escuela Municipal de Música de Las Mesas y tras los pasos del Precursor que ya afrontaba el giro de Solera al Peso con gran destreza de sus banceros, bajo las órdenes de su capataz, Julián Lucas.

Entre los muchos nazarenos en filas que arropaban a la Magdalena por Solera en su camino hacia la Parte Alta de la ciudad, destacaban gran cantidad de niños en la fila central, garantía de futuro de esta Semana de Pasión. Entre tanto, el Jesús de Medinaceli llegaba a la Anteplaza donde era recibido con el ‘Danos tu Paz’, a cargo de la Banda Municipal de Música de Cuenca.

No sería hasta las 19:45 horas cuando sonara en la antigua iglesia de San Andrés el Coro de la Capilla de Música de la Catedral anunciando al mucho público congregado en este punto de la salida de la imagen de María Santísima de la Esperanza para cerrar el cortejo procesional de subida a la Plaza Mayor, con el acompañamiento de la Asociación Musical Moteña.

En torno a las ocho y cuarto de la tarde y recibido por la Banda de la Junta de Cofradías hacía su entrada por los arcos del ayuntamiento el Bautista, que este año estrena corona, obra del orfebre cordobés Jesús de Julián.

Poco después hacía lo propio la Magdalena y poco antes de las nueve de la tarde cerraba la subida procesional, con su entrada en una abarrotada Plaza Mayor, la imagen de María Santísima de la Esperanza, escoltada por un grupo de agentes de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Cuenca y que este año estrena nuevo pecherín. Momento que coincidía con la salida desde la iglesia de San Pedro y Santiago del paso titular de la Muy Ilustre y Venerable Hermandad del Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo, que en este 2022 luce en sus andas doce medallones de plata con diversas estaciones del Via Crucis con imágenes de la Semana Santa conquense.

 

DESCENSO

Ordenado, fluido y con brillantez. Así continuaba la procesión del Perdón en su descenso por las calles de la ciudad, con el San Juan Bautista a la cabeza y, entre el cortejo, el presidente del Colegio de Veterinarios de Cuenca, portando dos rosas blancas en su cetro en recuerdo a las víctimas de violencia de género. Flores que entregaba a los hijos de la mujer asesinada recientemente en la pedanía de Nohales y muy vinculada a la Hermandad.

En los Oblatos, el Miserere marcaba el descenso del Perdón, que lleva tras de sí un respetuoso silencio, que contrasta con el bullicio vivido en la Plaza Mayor y, sobre todo, cientos y cientos de nazarenos en sus filas en recogimiento en esta noche de Martes Santo. De hecho, los hermanos del Jesús de Medinaceli emprenden la bajada doblando filas.

 

Largas filas nazarenas llevan al Precursor a la Parte Baja de la ciudad y en torno a las once de la noche encaraba el final de la calle Calderón de la Barca para afrontar la recta final por Carretería. Entre tanto, la Esperanza, por su parte, recibe en los Oblatos el Stabat Mater en su sereno, cuidadoso y bien ejecutado descenso por las calles de la ciudad, bajo las órdenes del capataz de banceros, Rodrigo Cordente.

 

Mucho público desafía al frío reinante a esa hora de la noche y se agolpa a ambos lados de Carretería, esperando el paso del cortejo del Perdón, mientras el Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo discurría al impecable ritmo marcado por las marchas interpretadas por la Banda de la Escuela Municipal de Música de Las Mesas.

Los cientos de hermanos de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli, con el acompañamiento de la Banda Municipal de Música de Cuenca, inundaban Carretería para el asombro del numeroso público que continuaba siguiendo el desfile procesional a lo largo de todo su recorrido.

Pasada la medianoche, la cabecera del Perdón superaba la iglesia de San Esteban Protomártir y encaraba el final de esta noche de Martes Santo sumida en el silencio y el respeto de los muchos presentes en todo el recorrido.

Ahora llegaba el momento del final para el Bautista y la Magdalena, una vez en su destino en la iglesia de El Salvador pasada la una y media de la madrugada del Miércoles Santo, mientras el Bautismo y la Esperanza hacían lo propio media hora más tarde en la antigua iglesia de San Andrés y, a continuación, el Medinaceli en San Felipe Neri.

Una manera de despedir una procesión del Perdón, sin duda, memorable y que ha venido a colmar el ánimo de los nazarenos conquenses después de dos años anhelando este momento de recogimiento y fervor tan esperado.