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La Bandera de Alfonso VIII

Interesante artículo de Juan Jiménez de Aguilar, publicado en “La Voz de Cuenca” el 22 de septiembre de 1924
La Bandera de Alfonso VIII
Entrega del Pendón en 2023 al concejal más joven. Foto: Saúl Ga
16/09/2024 - José Vicente Ávila

Para los amantes de la Historia de Cuenca, y sobre todo de la rememoración de la Reconquista de la ciudad, el 21 de septiembre de 1177, es muy interesante conocer qué opinaba y decía, el entonces acreditado cronista de Cuenca, Juan Jiménez de Aguilar, quien bajo el título de “La Bandera de Alfonso VIII”, publicó el siguiente artículo en “La Voz de Cuenca” el 22 de septiembre de 1924. Un siglo después, el texto mantiene su vigencia e incluso sus interrogantes, si bien en el transcurso del tiempo el acto de la entrega del Pendón Real se ha ido celebrando con la solemnidad merecida, incluso permaneciendo la Bandera de Alfonso VIII en la Capilla de San Mateo de la Catedral durante todo el año. Este es el texto de Juan Jiménez de Aguilar, que así lo firmó en el citado periódico:

“La “Estoria de Cuenca que escribió el venerable Giraldo, canciller del Rey” en el año 1212, dice: “Gana a Conca el Señor D. Alonso 9.º a 21 de Septbre., día de Sant Matheo, miércoles, en el año de nuestro señor Jesucristo de 1177 años”, y añade que buscando trazas para conquistarla, el rey juntó sus caballeros que pasaban de tres mil y cercola en 7 de Febrero de 1175. “E los moros cada día daban en ellos e mataban muchos homes”, teniendo necesidad de marchar el rey a Burgos para rehacer su gente y traer mantenimientos para ella.

    Y desde que volvió Alfonso VIII –en 6 de Enero de 1177- hasta que se entregó la ciudad, pasaron nueve meses.

    En cuatro partes estaban distribuidos los sitiadores para evitar la salida de los moros; uno en el puente del río Júcar, con 200 ballesteros y pedreros al mando de Martín de Sacedón; otro en la loma del cerrillo, con otros tantos guerreros al mando de Hernán Martínez de Ceballos –el que poco tiempo después tomaba por asalto el castillo de Alarcón-- , 50 campeadores de caballería corrían de un lado a otro, capitaneados por Alonso Pérez Chirino, y otro puesto, al mando de Andrés de Cañizares, guardaba el real –en la parte llana- donde estaban las tiendas de Alfonso de Castilla y sus caballeros.

    “Debajo de las cuestas de Conca, en un punto que pasa el Huécar, ficieron los moros un muelle e taparon de modo que el agua salía por encima del puente e así huyeron los cristianos e se apartaron a seguro e pasaron mucho mal por do iban la aguas e quedaron pantanos e zanjas e non se podía pasar”. En 12 de julio los moros hicieron una salida y consiguieron avituallarse a costa de grandes pérdidas, pero ya fracasaron los demás intentos que hicieron.

 

Entrega del pendón al concejal Rafael Matas, en los primeros años de la democracia. Foto: Pinós

Pasemos, sin detenernos, la ingenua relación que se hace del encuentro de Estéfano Burillo, Lope de Salazar y Pedro de la Zagra con unos pastores en las fuentes de la Moratilla, que dieron muerte a dos, y que otro, llamado Martín Alhaja, les sirvió de guía para entrar por un portillo y sorprender la ciudad con una patrulla de cien hombres cubiertos de pieles de carnero, mandados por Alfonso de Jaraba y su sobrino Mateo.

    Vino después el asalto general y una horrible matanza, y el miércoles, día de San Mateo, a las siete de la mañana, entró el Rey D. Alonso en Cuenca, “con los sus clérigos y caballeros, e entró el rey a caballo e diz que traiva en el arzón del caballo a Sta. María, que traiba siempre a par de sí con una banda blanca asida” “e entró por un portillo que abrió el camino de Valencia en la muralla, le traiva el pendón blanco el obispo de Burgos, que era de tafetán blanco con nuestra señora e se lo dio a Tel Pérez e le puso encima del muro que está sobre el río Júcar”.

    Clavó otro estandarte Andrés de Cañizares en el postigo de San Juan; puso otro más alto –en el muro redondo encima del Júcar- Alonso Pérez Chirino; y aún se mencionan más estandartes que pusieron Armindez Chirino, los Azagras, los Ximénez de Cisneros “e llebaba el guión del Señor Rey D. Alonso, D. Diego López de Haro el de Vizcaya e este le puso en el castillo de Conca en el fuerte muro que está por hacia el postigo por do entraron a tomar a Conca”.

    Sería necesario mucho espacio para explicar en qué caso la enseña o señera de la ciudad debe llamarse pendón, bandera, estandarte, guitón o grimpola, cosas que define muy bien Mosén Diego de Valera en su “Tratado de las armas”. La bandera de los concejos se llamaba palón y tenía una forma alargada, como rectangular, con el borde libre cortado en semicírculo.

 

Dibujo de Pedro Romero sobre el traslado del Pendón.

   La tradición dice que la enseña que se guarda en la Catedral y se entrega todos los años al Ayuntamiento la víspera de San Mateo, es la auténtica bandera de Alfonso VIII. Pero ¿cuál de ellas? ¿La que llevaba D. Pedro, obispo de Burgos, con la imagen de Nuestra Señora? ¿el guión con las armas reales que clavó don Diego López de Haro en el castillo de Cuenca? Sería preciso ver la bandera enteramente desplegada. Es de un tejido de seda muy tupida como los que llaman otomanes y en otros tiempos tafetanes, dobles y dobletes, de color amarillento, como crudillo, reforzado con pasadas de seda amarilla. Todo el campo pudo ser primitivamente de color blanco, pero no nos atrevemos a afirmarlo.

    La entrega de la bandera se revestía en lo antiguo de gran solemnidad; pero hace bastantes años quedó convertida en una fría rutina, con la asistencia de dos o tres concejales, algunos empleados y uno o dos curiosos nada más”.


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