"Somos una provincia que responde con mucha fuerza cada vez que se le pide ayuda”, asegura Carlos Villaseñor, secretario del Banco de Alimentos de Cuenca. Y la entidad quiere devolver ahora parte de esa solidaridad reinvirtiendo las donaciones de dinero que han recibido durante la pandemia comprando productos a empresarios y productores locales.
“A nosotros nos gusta más que la colaboración sea con productos que de forma económica pero en la situación en la que estamos todo viene bien”, reconoce el secretario. “Y conforme nos llega la ayuda, hay que sacarla lo más rápido posible porque las entidades benéficas que están asociadas al Banco de Alimentos se han visto desbordadas durante estos meses”, explica.
Para el desarrollo de su labor habitual apoyando a las organizaciones que están asociadas a la entidad, el Banco de Alimentos recibe ayuda del Gobierno central y también de la Comunidad Europea.
En esta situación de emergencia, las ayudas de la Diputación Provincial de Cuenca y de entidades financieras como Globalcaja, Banco Santander, La Caixa y Eurocaja Rural les están permitiendo, además, atender directamente a personas que lo están pasando mal.
A esto, habría que sumar las donaciones de productos que están recibiendo de empresas y de particulares, que también están ingresando dinero a la organización.
“Por ejemplo, esta mañana ha venido un chico con el maletero del coche lleno de comida aunque hay otras personas que han preferido colaborar económicamente”, relata el secretario, que hace hincapié en que ahora “es el momento de redoblar esfuerzos y apoyar también a los empresarios y productores de la provincia, que lo están pasando mal por la situación”.
DESBORDADOS
“En la capital hay muchos hosteleros y autónomos que, si ya vivían al día, en cuanto han dejado de ingresar se han visto con serios problemas. No hay grandes fábricas en la provincia y posiblemente la crisis sea más acuciante que en otros sitios. Al principio nos vimos bastante desbordados porque no lo esperábamos; no ha sido como en la anterior crisis de 2008, cuando tuvimos tiempo para reaccionar. No sabíamos cómo actuar pero poco a poco y con la ayuda de la gente hemos logrado salir adelante y a ver si ahora podemos también revertir la situación ayudando a empresarios y productores de la provincia”, apunta.
El Banco de Alimentos va a apostar así por comprar en pequeños establecimientos y directamente a productores en vez de en grandes superficies. Por ello, la entidad tiene previsto elaborar un listado de las tiendas de barrio que hay en la capital y en buena parte de la provincia. “Vamos a intentar llegar lo más lejos que podamos”, subraya el secretario.
Otra de las pretensiones de la entidad es diversificar sus compras lo máximo posible para intentar ayudar al mayor número de tiendas y productores de la provincia con el fin de que “el dinero llegue a más sitios”.
“Hay que intentar sacar algo positivo de todo esto. Es muy bonito estar rodeado de la solidaridad de la gente. Nos da un poco de esperanza para vivir en un mundo mejor”, añade.
Desde que empezó la pandemia, el Banco de Alimentos de Cuenca ha atendido a más de 9.200 personas en la provincia, lo que supone un incremento próximo a un 24% respecto a su actividad cotidiana antes de la irrupción de la Covid-19, detalla por su parte el presidente de la organización benéfica, Antonio Villaseñor.
“La gente es solidaria. Los pueblos se están volcando también”, asegura, detallando que han recibido ayuda de particulares y empresas de varias poblaciones de la provincia.
La entidad ha tenido que intervenir a su vez en diez pueblos más con los que no trabajaban antes, como Tarancón, Mota del Cuervo, Huete, Priego, San Clemente, Cañete, Villar del Humo y Graja de Iniesta, entre otros.
Antes de la pandemia, el Banco de Alimentos trabajaba con diversas organizaciones, que eran quienes distribuían después los alimentos a los más vulnerables. Sin embargo, ahora han tenido que abrir las puertas de su sede para trabajar directamente con las personas necesitadas de ayuda. “Lo hemos hecho para intentar quitar presión a las entidades pero ha sido con gente que ya tenía presentada la documentación en esas organizaciones”, matiza por su lado el secretario del Banco de Alimentos.
Muchas de estas organizaciones están compuestas por personas mayores, población de riesgo frente a la Covid-19 y que “han tenido muchísima dificultad para repartir”, por lo que se ha procurado quitar presión a los repartos.
En la nave de la capital, la entidad cuenta todos los días con seis o siete voluntarios aunque el Banco lo conforman un grupo de 30 en total. Y en las campañas grandes de la entidad, como la conocida Operación Kilo, llegan a ser entre 250 y 300.
“Creemos que las existencias están garantizadas para llegar a finales de año gracias a la ayuda de mucha gente ”, indica por su lado el secretario, aludiendo también a la plataforma Arte Solidario Cuenca, un proyecto para el que varios artistas conquenses han donado obras. El dinero recaudado con su venta va directamente al Banco de Alimentos. “Ha habido muchas iniciativas y muy bonitas que nos han ayudado y nos están ayudando muchísimo”, recalca.
“Atendemos lo de siempre pero no vamos a desatender a las demás personas porque no tengan papeles o por lo que sea. Entra mucha gente nueva que, con mucha vergüenza, viene a decirnos que necesita ayuda para dar de comer a sus hijos. Es muy doloroso. La situación es complicada”, admite el presidente del Banco de Alimentos de Cuenca, que no tiene dudas acerca del gran reto de la entidad: “Que no falte comida en ningún hogar”.