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Arte sacro

El baldaquino para el Sagrario, de San Isidro a San Nicolás

Tras la limpieza y restauración por parte de José María Martínez y varios colaboradores, ya forma parte del conjunto del altar-retablo de San Nicolás de Bari
Fotos: J.V.A.
19/09/2024 - José Vicente Ávila

El pasado día 9 de septiembre, los habituales asistentes a la misa matinal en la iglesia de San Nicolás de Bari, que abre solamente los lunes para mantener una antigua tradición, pudieron presenciar un sencillo y emotivo acto como era el de la bendición del restaurado baldaquino del sagrario, que durante unos 30 años formaba parte del Retablo de la ermita de San Isidro para guardar el Sagrario.

Dado que en la ermita de San Isidro de Arriba se colocó en 2021 un nuevo baldaquino coronado con la cúpula de San Pedro y airosos remates de pináculos sobre mueble soporte con cruz latina y frontal de la balaustrada de la Catedral, realizado por el maestro ebanista Jesús Ruiz Villalba, la Hermandad mantuvo contactos con el sacerdote José María Martínez, párroco de Valera de Abajo, y habitual oficiante en las misas de San Nicolás, para que el antiguo baldaquino, cedido en su día por la parroquia de Santiago y San Pedro, retornase a la singular iglesia de San Nicolás.

José María Martínez, junto a varios colaboradores, se encargó de la limpieza y restauración de este baldaquino que desde el lunes 9 de septiembre forma parte del conjunto del altar-retablo de San Nicolás, para lo cual fue construido un soporte y cambiada la tela del interior, muy similar a la anterior, amén de su limpieza. En suma, visto el resultado, el artístico dosel que guarda el sagrario armoniza con todo el conjunto frontal de la iglesia de San Nicolás, una de las iglesias más peculiares del Casco Antiguo.

Este baldaquino pertenecía precisamente a la iglesia de San Nicolás, pero en su día fue sustituido por otra pieza artística cuando se realizaba la Adoración Nocturna, en los años 80, siendo entonces trasladado a la ermita de San Isidro junto al Retablo que había en la capilla del Asilo de Ancianos Desamparados (actual Museo de las Ciencias) en el año 1992. Posteriormente en la iglesia de San Nicolás se colocó un relieve de la Santa Cena, que se abría para guardar en su interior el Reservado, como se conoce el lugar destinado al Sagrario.

 

 

 

LA RESTAURACIÓN DE LA IGLESIA DE SAN NICOLÁS

Como se recordará, la iglesia de San Nicolás estuvo cerrada durante casi diez años por obras para evitar las humedades, realizadas por el Consorcio a petición del entonces párroco de Santiago y San Pedro, ya fallecido, Francisco Medina, a través del Obispado.

“Cuando se comenzó a picar las paredes se descubrió que había un arco incrustado”, informaba en su día Las Noticias de Cuenca. Entre los hallazgos, se descubrió que debajo había una necrópolis, hallándose una inscripción gótica y una cripta. “Cada iglesia de Cuenca es un pedazo de la historia de la ciudad”, apuntaba Michel Muñoz, quien dirigió los trabajos arqueológicos junto a Santiago David Domínguez-Solera, ambos de Ares Arqueología y Restauración.

En 2010 se hizo un estudio previo y varios sondeos arqueológicos y se vio que toda la iglesia era una necrópolis. “Excavar sepulturas humanas con garantías es bastante costoso”, apuntaba el arqueólogo. Por ello, desde el Consorcio se decidió elevar el suelo y crear una cámara debajo para ventilar el subsuelo y la base de los muros y evitar las humedades.

Muñoz recordaba entonces que los templos cumplían funciones religiosas y también sociales, ya que los ciudadanos se reunían en ellos para desarrollar actividades y la toma de decisiones comunitarias. Esta iglesia vivía de las misas de difuntos y del alquiler de las sepulturas.

El análisis del campanario, que comparte muro con la casa de al lado,  permitió datarlo entre finales del siglo XII y principios XIII, aunque la iglesia sufrió varias reformas en el Renacimiento.

También se descubrió una cripta repleta de huesos humanos, que datan en el siglo XVI. Aunque uno de los descubrimientos estrellas fue un nicho en la pared. Enfrente, en el suelo, tenía que haber un sarcófago. El frente de este se colocó después en el muro y se está leyendo la inscripción gótica que aparece, que se cree que es de un canónigo del siglo XV. El texto está grabado en la piedra y relleno de una cera hecha con resina de pino.

La iglesia fue bendecida, tras aquella restauración de más de nueve años, el 19 de marzo de 2019, que fue posible gracias al Consorcio de la Ciudad de Cuenca.