El Ayuntamiento confía en que el nuevo Plan de Ordenación Municipal (POM) pueda ser una realidad en agosto de 2020, 25 años después de la aprobación del anterior, de 1995, según los plazos dados este jueves en el pleno por el concejal de Urbanismo, Julián Huete, que compareció para hablar de su gestión en esta materia y propició un debate sobre el modelo de ciudad y la necesidad de generar empleo para acabar con la emigración.
Un año antes, en septiembre de 2019, se espera que el proyecto del nuevo POM pueda someterse a información pública para posibles alegaciones.
Huete también anunció que en breve saldrán a licitación distintos contratos para cuestiones como la asistencia técnica para respaldar la elaboración del POM, el análisis del medio urbano, la confección de un inventario de bienes urbanos o la elaboración de informes de sostenibilidad económica.
El concejal del PP defendió que la elaboración del POM será liderada por la Gerencia Municipal de Urbanismo pero contará con el respaldo de una consultora externa, contratada a través de un proceso público, cuyo coste ronda los 570.000 euros. El objetivo, explicó, es aligerar el trabajo ya que los técnicos de la Gerencia “llevan cinco mil cosas más”.
Habrá además una Oficina del POM de la que formará parte personal técnico de distintas áreas municipales, como medio ambiente o patrimonio.
El objetivo, apuntó Huete, es contar con un instrumento para racionalizar “el territorio y coordinar decisiones en materia como el empleo o la vivienda” tras la “crisis irreversibile del modelo de crecimiento urbano del ladrillo, tan nefasto”.
críticas de la oposición
María Jesús Amores, de Ciudadanos, reprochó sin embargo al concejal de Urbanismo hablar tanto de “proyectos, estudios, planes, programas”. A su entender, “nos lo gastamos todo en la fase de estudio” para que luego “a los siguientes que gobiernen no les parezcan bien y hagan los suyos: una rueda que nunca se acaba”. Frente a ello, apostó por centrarse en aspectos prácticos como el arreglo de las aceras, “un auténtico problema para la movilidad”.
Jesús Neira, del PSOE, señaló por su parte que en Cuenca falta “liderazgo, ambición, determinación” para “salvar esta ciudad de la absoluta hecatombe” y combatir “la despoblación generando oportunidades de empleo y desarrollo para que la gente se nos quede en Cuenca. Pero nada se hace en esa dirección”, como por ejemplo destinar la Casa del Corregidor a centro de empresas.
También, reprochó al equipo municipal que aún no se hayan iniciado las inversiones del Dusi, 12,5 millones de euros “que los vamos a perder por no utilizarlos” o que “seguimos sin ascensores o remontes” para mejorar la accesibilidad al Casco Antiguo.
Huete, a este respecto, consideró que ejecutar la inversión de la estrategia Dusi “es muy difícil” y que con este fin se están intentando coordinar distintos servicios, porque “es cosa de todos”.
Suelo industrial
Pablo García, de IU, también consideró prioritario luchar contra la despoblación, lamentado que apenas se haya desarrollado el 20 por ciento del suelo industrial que recoge el POM de 1995, y abogó por apostar en el nuevo no por la construcción de viviendas, dado que recordó que hay 5.000 vacías y otras 5.000 que son segunda residencia, sino por la rehabilitación para generar actividad. En este sentido, arremetió contra el crecimiento que Cuenca ha tenido en los últimos cuarenta años, que en su opinión ha generado “una ciudad dispersa, en la que el autobús nos cuesta un ojo de la cara y la gente depende del coche”, todo porque “algún constructor hizo lo que quiso”.
El socialista Jesús Neira defendió sin embargo la “necesidad vital” de que Cuenca crezca en habitantes. “El crecimiento no es lo mismo que especular y Cuenca lo que tiene que hacer es crecer. Si no aquí no viene ni un solo empresario”.