A pesar de que justo hace un par de semanas se reasfaltó la calzada, comerciantes ubicados en República Argentina consideran que se trata de unas obras que le van a venir bien a la calle pero a todas luces “insuficientes” para sacarle del abandono en el que consideran que lleva demasiados años sumida.
En los últimos dos años han abierto algunos nuevos negocios, como una tienda de deportes y un restaurante asiático, pero en realidad han sido más los cierres que las aperturas, entre ellos el del apreciado restaurante Togar, una tienda de videojuegos y otra de cosméticos.
Es algo que el empresariado de la zona achaca, sobre todo, al hecho de que la conexión entre esta vía y la calle Astrana Marín lleve nueve años cortado con motivo de las obras del parking, paralizadas desde casi su inicio, aunque recientemente el pleno aprobó respaldar la propuesta de una empresa privada de seguir adelante con las obras y convocar un concurso para su adjudicación.
Esto, unido al traslado, en principio temporal, del instituto Alfonso VIII, que sumaba en torno a 400 alumnos y 80 profesores, ha hecho que el flujo de peatones por esta avenida descienda de forma considerable, y con ello el consumo en sus bares y comercios.
Un traslado al que en breve podría sumarse, además, el de la Dirección Provincial de Educación, con problemas en su estructura.
Tampoco creen que ayude a dinamizar la calle la limpieza que en ella realizan los operarios municipales, a su entender insuficiente. “Nunca se ha hecho limpieza integral ni han pasado máquinas con agua”, denuncia un comerciante.
Ni la escasez de aparcamientos ni la “vigilancia excesiva” de policías y agentes de movilidad a quienes estacionan su coche en zonas no habilitadas para ello con el fin de realizar tareas de carga y descarga.
El abandono de un edificio que sería propiedad de la Junta y lleva años cubierto con una rejilla por motivos de seguridad, o los contenedores convencionales ubicados en esta vía, que ocupan muchísimo espacio y son “un sistema arcaico nada higiénico: deberían soterrarlos”, son otras de las críticas de los comerciantes de República Argentina.
Atrás queda, recuerdan con nostalgia, los tiempos, hace ya tres décadas, en que la vía estaba poblada de bares con terraza y existía hasta una discoteca muy concurrida, de nombre Paty.
Y todo ello a pesar de que República Argentina es la primera calle de Cuenca que atraviesan los visitantes procedentes de la carretera de Madrid. “Mientras la entrada por la carretera de Valencia no está mal, con fuentes, esculturas y una avenida muy ancha, esta está totalmente abandonada. Muchos se preguntarán si no han entrado en el Harlem”.
Que se termine el parking de Astrana Marín, vuelva a abrir sus puertas el instituto y se construya el anunciado hotel con centro de convenciones podría contribuir a mejorar la imagen de esta vía y dinamizar sus negocios, pero, tras tanto tiempo esperando, no las tienen todas consigo de que esto vaya a llegar a producirse, al menos en el corto y medio plazo.
