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Fábrica de maderas

Aumentar los productos de segunda transformación, reto de la Fábrica de Maderas

La sociedad, que está más enfocada en la actualidad en la venta de piezas sin acabar, busca darle un mayor valor añadido a sus productos
Fotos: Rebeca Pascual
10/03/2022 - Dolo Cambronero

Cada terminación que se da al producto, es un salto más en el valor añadido, con el consiguiente aumento del precio. La Fábrica de Maderas de Cuenca –que el pasado 2021 facturó 4,5 millones de euros, habiendo comprado al Ayuntamiento de la capital maderas por un importe de más de 800.000 euros– afronta el futuro más inmediato con el reto de incrementar la venta de artículos de segunda transformación.        

Camino de ese reto, el gerente de Ayuntamiento de Cuenca Maderas S.A., David Serrano, explica que la sociedad ha incorporado un control numérico robótico, una máquina que deja la madera ya preparada para unirla en obra directamente, en lugar de entregarla al cliente solo cepillada. “Por ejemplo, en el caso de una mesa de picnic, se diseña en Autocad con las medidas correspondientes y la máquina corta la pieza y la agujerea”, detalla.

En un principio, en el aserradero solo se sacaban piezas de madera sin más acabado, dando posteriormente la fábrica el salto hacia la segunda transformación de los productos, poniendo en marcha secaderos, moldureras y el tratamiento en autoclave para que la madera no se pudra, lo que les proporcionó otro tipo de clientes.

“Uno de los puntos de nuestros estatutos es buscar la máxima industrialización de la madera de Cuenca. Cuanto más la acabemos, mejor; a mayor valor añadido, mayor venta de producto”, incide el gerente.

Serrano reconoce que en la actualidad no tienen muchos productos de segunda transformación, estando más enfocados a la industria o a las constructoras, aunque también fabrican algunas piezas más elaboradas como mesas de picnic, tarimas para el suelo o incluso cabañas de madera.

Otro de los retos que se plantean es el aprovechamiento de las maderas más delgadas y torcidas que entran a la fábrica para obtener tablas más pequeñas en lugar de acabar como astillas como ocurre en la actualidad.

  

Sus mercados principales son Andalucía, Valencia, Cataluña y la zona de Alcázar

Los mercados principales de la Fábrica de Maderas son Andalucía, la Comunidad Valenciana, Cataluña y la zona de Alcázar de San Juan, una comarca industrial con un gran consumo de madera dado que cuenta con fábricas muy potentes.

El volumen de negocio dentro de la provincia es muy reducido aunque Serrano se muestra esperanzado con la oportunidad que supone la implantación en Cuenca de la empresa Lignum Tech, que trabaja en la fabricación de estructuras de madera para la construcción de edificios.

“Si funciona bien, va a haber un consumo potente que podrá absorber parte de nuestra madera y también de otros aserraderos de la provincia”, considera. De hecho, la sociedad ya ha proporcionado material a esta firma para uno de sus proyectos.

Otra de las oportunidades de negocio que pueden surgir en la propia tierra podría venir de la mano del Laboratorio Urbano en Bioeconomía Forestal (UFIL) desarrollado por el Ayuntamiento de Cuenca. “Ha puesto en el foco al sector, que no era muy conocido. Está atrayendo a gente de fuera y no solo se trata de formación sino que es una aceleradora de empresas. Es algo muy dinámico”, celebra.

Es más, las sinergias con esta iniciativa ya han comenzado: Manuel Caracena y Jorge Alonso –alumnos de la segunda promoción de UFIL promotores de ‘Modus Habitare’, que apuesta por la fabricación de módulos habitacionales en madera para la construcción de viviendas sostenibles y eficientes y que ha logrado un doble reconocimiento (el máximo galardón de UFIL 2021 y el Premio al Mejor Proyecto, otorgado por la Fundación Globalcaja)– están en conversaciones con la Fábrica de Maderas para el suministro de materia prima.

 

Nació como servicio municipalizado aunque funciona como una sociedad anónima

Historia

La Fábrica de Maderas echó a andar en 1956 y se creó como un servicio municipalizado aunque funciona como una sociedad anónima, siendo el único accionista el Consistorio. Junto al monte de Los Palancares, tiene una superficie de 7.000 metros cuadrados y cuenta con 42 trabajadores –no son funcionarios– repartidos entre las áreas de monte, fábrica y administración. “Compramos la madera, la procesamos y la vendemos. Con nuestro trabajo se paga todo. Los beneficios o las pérdidas se repercuten al Ayuntamiento”, detalla Serrano.

En los últimos cinco años, la sociedad ha obtenido beneficios por lo que ha podido ir devolviendo al Consistorio parte de la deuda histórica que acumula. En el último ejercicio cerrado, el de 2020, se entregaron al Ayuntamiento 200.000 euros. Desde la firma confían en seguir con esta senda en positivo.

Aumentar los productos de segunda transformación, reto de la Fábrica de Maderas
“Las certificaciones nos abren la puerta a nuevos clientes”

La madera de Cuenca acumula distintos sellos distintivos de calidad. El último ha sido la certificación de la cadena de custodia FSC (Consejo de Administración Forestal, que confirma la gestión sostenible de sus productos y que se suma a otros que ya tenía como el marcado CE y la distinción AITIM (Asociación de Investigación de las Industrias de la Madera y Corcho). “Esto nos abre la puerta a vender por otros canales que están creciendo aunque todavía son minoritarios”, destaca el gerente, David Serrano, quien añade que, de momento, tampoco hay una repercusión en el precio.

No obstante, el responsable señala que la certificación ha sido prácticamente automática dado que la gestión sostenible de la madera se lleva haciendo desde hace más de un siglo. Explica así que, en 1894, se hizo la primera ordenación de montes en Los Palancares, que fue de las primeras del país.

En la actualidad, se cortan unos 27.000 metros cúbicos de madera (de pinos de las variedades silvestre, laricio y rodeno), a los que hay que sumar otros 3.000-4.000 de los árboles que se van secando, por el ataque de insectos o las inclemencias climáticas.    

Aumentar los productos de segunda transformación, reto de la Fábrica de Maderas