Que la diversidad se vea como una oportunidad para enriquecer la enseñanza y no como un problema, como sucede en estos momentos, es la filosofía que subyace en el proyecto Aulas Inclusivas de la Asociación de Síndrome de Down de Cuenca (ADOCU), que pretende crear un espacio de aprendizaje dentro de las aulas convencionales que fomente la igualdad y la integración de los alumnos con discapacidad intelectual con el resto de niños.
El reto último de esta iniciativa, que es una de las ocho seleccionadas en la última convocatoria de la Lanzadera de Proyectos Semillas del Ayuntamiento de Cuenca, es lograr una herramienta que facilite la continuidad en la integración social de las personas con discapacidad, ayudando a conseguir una plena inclusión en las edades adultas.
Porque lo más habitual en los últimos años es que los niños con discapacidad vayan a colegios ordinarios pero, al pasar a Secundaria, las familias opten por cambiarlos a centros de educación especial, según cuenta Isabel Navarro, trabajadora social de ADOCU y una de las artífices del proyecto, junto a sus compañeras Rocío Romero, Ruth Martínez y Marisa Saéz.
Para Navarro, después de haber pasado por estos centros especiales -en los que pueden estar hasta los 21 años- cuesta más volver a integrarlos en la sociedad en el ámbito laboral que si hubieran seguido estudiando en un centro ordinario.
Por ello, desde la asociación decidieron presentar este programa de aulas inclusivas a la convocatoria de la Lanzadera de Proyectos Semillas del Ayuntamiento de Cuenca, siendo uno de los trabajos seleccionados, por lo que recibirán acompañamiento para su puesta en marcha.
Sin embargo, la irrupción de la Covid-19 lo ha dejado, por el momento, un poco en el aire. “Tenemos muchas ganas de poder llevarlo a cabo cuanto antes aunque somos conscientes de que la situación es ahora más complicada”, reconoce Navarro, que cuenta que ya se han reunido con la delegada provincial de Educación, Cultura y Deportes, Sonia Isidro.
El proyecto se desarrollaría en las aulas ordinarias pero el colectivo también pretende llegar a toda la comunidad educativa a través de grupos de trabajo y reuniones con las familias, el profesorado, los equipos directivos, los alumnos y personal técnico de las administraciones competentes.
"Muchos de los niños con discapacidad intelectual van a colegios ordinarios en Primaria pero pasan a centros de educación especial en Secundaria, lo que dificulta luego su integración laboral"
TRES PROGRAMAS
El proyecto Aulas Inclusivas, en el que han estado trabajando estas cuatro empleadas durante seis meses, propone tres programas para acompañar a la comunidad educativa en el desarrollo de la iniciativa en los centros ordinarios.
Uno de los programas que han diseñado dentro del proyecto Aulas Inclusivas es ‘A tu vera’, que consiste en trabajar con los alumnos a través de talleres específicos y de forma cooperativa los objetivos del aula conjuntamente con profesores y técnicos de la asociación.
En segundo lugar, el programa ‘Innovaeduca’ consiste en el desarrollo de talleres creativos de materiales con los profesores del centro. En este punto, Navarro señala que es necesario contar con recursos adaptados para poder trabajar en las aulas inclusivas con personas con discapacidad intelectual.
Por último, ‘Anticipa’ incluye una campaña de sensibilización dirigida a toda la comunidad educativa para que se conozcan las bondades de la educación inclusiva, que no solo ayudan a la integración de las personas con capacidades diferentes sino que enriquecen al conjunto del alumnado.
En este punto, Navarro hace hincapié en la importancia de normalizar en lugar de segregar a los alumnos con discapacidad. “Un niño tiene que saber que hay personas diferentes. Y si es algo que ve desde pequeño, lo verá normal cuando sea mayor”, subraya.
Puesto que, debido a la pandemia, ven complicado que el proyecto pueda implantarse ya en las aulas el próximo curso, desde ADOCU están viendo alternativas para desarrollar alguna iniciativa si es posible, principalmente en el ámbito de la sensibilización.
“Pensamos que la educación debe ser concebida como un elemento facilitador del desarrollo de todo ser humano”, recalcan desde la asociación.
PLENA INTEGRACIÓN
“Es un proyecto pionero en la provincia”, asegura esta trabajadora social de un colectivo que cuenta con 150 asociados en Cuenca y desarrolla diferentes programas con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los usuarios y favorecer su plena integración en todos los ámbitos.
Preparación y acompañamiento laboral, atención temprana, refuerzo educativo y trabajo de la autonomía, de las habilidades sociales y del envejecimiento activo son algunas de las cuestiones que trabajan desde el colectivo con los usuarios para facilitar su integración.