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Atención Primaria, clave en el proceso para dejar de fumar

La Gerencia de Atención Integrada de Cuenca ha implementado un programa para identificar a los fumadores y ayudarles a dejarlo e, incluso, evitar que otros empiecen
Atención Primaria, clave en el proceso para dejar de fumar
Fotos: Lola Pineda
03/11/2024 - P.M.

El tabaquismo es la primera causa aislada de mortalidad y morbilidad evitable tanto en España como en el resto de países desarrollados.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el consumo de tabaco es responsable del 90% de las muertes por cáncer de pulmón, del 95% por enfermedad pulmonar obstructiva crónica, del 50% de la mortalidad cardiovascular y del 30% por cualquier tipo de cáncer. Además, el humo ambiental del tabaco es causa de mortalidad, enfermedad o discapacidad por consumo pasivo o involuntario.

En este sentido, en 2021, la Gerencia de Atención Integrada de Cuenca presentó su candidatura para convertirse en uno de los Centros Comprometidos con la Excelencia en Cuidados (CCEC/BPSO) de España y adquirió el compromiso de implantar, evaluar y mantener la implantación de, al menos, 3 Guías de Buenas Prácticas clínicas durante un periodo de 3 años. Y precisamente una de esas guías tiene como objetivo integrar las intervenciones relacionadas con el consumo de tabaco en la práctica diaria de los profesionales sanitarios. Es decir, sensibilizar a la población sobre esta problemática, identificar a los fumadores y ayudarles a dejarlo e, incluso, evitar que otros empiecen. Todo ello con el fin de reducir la mortalidad, el número de enfermos y de discapacitados por tabaquismo.

La Gerencia ya ha sensibilizado a 32 centros de salud de la provincia sobre esta iniciativa y muchos ya la han puesto en práctica. Uno de ellos es el Centro de Salud Cuenca IV de la capital conquense, tal y como explica Beatriz Cervera, coordinadora del grupo Centros Comprometidos con la Excelencia en Cuidados en Cuenca. En este centro trabaja Coral Olmo, una de las responsables de esa guía que ha trabajado en el proceso de implantación. Además, se han designado impulsores o champions que se encargan de poner en práctica el proyecto e informar al resto de profesionales como un referente. 

 

PROCESO

Los profesionales de los centros de salud han incorporado a su rutina diaria diversas acciones. La primera es preguntar a todos los pacientes, independientemente del motivo por el que acudan a consulta, si fuman o no, es decir se hace un cribado y su respuesta queda reflejada en su historial clínico. En caso afirmativo, el médico explica los riesgos que conlleva y le ofrece ayuda para dejarlo. “Son las tres A, averiguar, aconsejar y acordar visitas”, explica Olmo. 

Cuando la persona manifiesta que quiere dejar de fumar se hace una evaluación para averiguar por qué fuma y por qué lo quiere dejar. Después se le realiza el Test de Farfeston, que indicará el grado de dependencia que tiene a la nicotina, se preguntará si previamente ha intentado dejarlo, el número de cigarrillos que consume al día y finalmente se pasará el Test de Glover Nilsson, que indicarán si el tipo de dependencia es psicológica, gestual o social. “Por ejemplo, hay personas a las que les gusta manipular el cigarro, otros que fuman cuando están con amigos o bien para calmar su ansiedad”, señala Olmo. Además, se comprueba el grado de motivación que tienen para dejar de fumar porque muchos de los pacientes acuden buscando ayuda animados por su familia, pero ellos mismos no tienen asimilado que lo harán, lo que dificulta el proceso. 

Una vez se ha pasado toda la batería de preguntas y se han hechos los test pertinentes se acuerda con el paciente el tratamiento. “Tratamos de acordar todo, sin imposiciones, para que la persona sea partícipe y se involucre”, apostilla Olmo. Existen diversos tratamientos, pero lo más efectivo es combinar varios. Por un lado, es fundamental modificar conductas y hábitos que se complementarán con terapias sustitutivas de nicotina o con apoyo farmacológico. Es decir, pueden hacer uso de parches, chicles o caramelos de nicotina o bien apostar por la medicación, siempre teniendo en cuenta el grado de dependencia que tengan. 

Y precisamente los tratamientos farmacológicos son los que más se han puesto de moda en los últimos meses. Muchos los han catalogado como ‘el milagro para dejar de fumar’ pero desde la Gerencia Integrada de Cuenca alertan de que no funcionará si no se combina con cambios conductuales. “Las pastillas no son milagrosas, las personas deben esforzarse para conseguirlo”, recalca Cervera. Si bien, para tener acceso al tratamiento el paciente debe cumplir con determinados requisitos. Debe fumar más de 10 cigarrillos diarios, tener una dependencia alta, una puntuación mayor de 7 en Test de Farfeston, tener un grado de motivación alto y haberlo intentado alguna vez. En caso de cumplir con los requisitos hay dos opciones, optar por tomar Todacitan, el tratamiento de 25 días, o por vareniclina, cuyas pastillas el paciente deberá tomar durante dos meses. 

 

RESULTADOS

Ya han pasado casi 3 años desde que la Gerencia de Atención Integrada de Cuenca presentara su candidatura para convertirse en uno de los Centros Comprometidos con la Excelencia en Cuidados y los resultados son “más que positivos”, en palabras de Beatriz Cervera. Concretamente, si antes se tenían datos de un 5% de los pacientes, esa cifra ha crecido hasta el 40%. De los que han participado en este cribado, alrededor de un 12% manifestaron que eran fumadores y de ellos un 20% tuvo intención de dejarlo. 

En cuanto a los tratamientos, de los pacientes que se han sometido, alrededor de un 30% se mantienen abstinentes después de un año. 

Por ahora, parece que la Gerencia de Atención Integrada de Cuenca va por buen camino para ser un Centro Comprometido con la Excelencia en Cuidados a falta de la evalución final. “Independientemente de conseguir o no esa acreditación formal estamos muy satisfechos de ver cómo los profesionales sanitarios de todos los ámbitos se han implicado y trabajado en este proyecto”, subraya Cervera. 

No obstante, es cierto que un porcentaje de los interesados en dejar de fumar no consiguen alcanzar su propósito. Ante esto, los profesionales les animan a no tomarlo como un fracaso sino como un aprendizaje. “Si consiguen estar unos meses sin fumar eso que gana su organismo y esa experiencia les servirá para en un futuro volver a intentarlo y que sea más fácil para ellos”, concluye Cervera.