Que las mujeres se sientan informadas, escuchadas y apoyadas para reconocer la violencia, superar el miedo y tomar decisiones que las alejen del entorno abusivo. Este es el objetivo de la línea 900 100 114 de Castilla-La Mancha, un servicio pionero a nivel nacional que después de más de dos décadas de funcionamiento se ha consolidado como un pilar fundamental en la protección de los derechos de las mujeres y en la lucha contra la violencia machista.
Operativo las 24 horas, actúa como enlace entre las mujeres afectadas, las fuerzas de seguridad y los recursos de acogida, proporcionando una respuesta inmediata en situaciones de emergencia. Desde su puesta en marcha en el año 2000, este servicio, gratuito y confidencial ha experimentado un cambio muy positivo.
“Antes, las mujeres tenían miedo de expresar lo que vivían, mientras que ahora son más independientes en la toma de decisiones. Es un cambio cultural significativo”, señala Consuelo Navarro, coordinadora de la línea, quien junto a Ana Eloisa Olmeda, delegada provincial de Igualdad y antigua trabajadora del servicio, explican el funcionamiento de este recurso regional con sede en Cuenca, que recibe una media de 8.000 llamadas al año, más de una veintena al día.
La línea colabora estrechamente con los Centros de la Mujer del Instituto de la Mujer. En muchos casos, se deriva a las usuarias a estos centros, siempre con su consentimiento. La confidencialidad es fundamental, “no pedimos datos personales si la mujer no lo desea. Si acepta nuestra ayuda para contactar con un Centro de la Mujer, facilitamos ese puente para que el proceso legal y el apoyo emocional sea más sencillo”, apostilla Consuelo Navarro.
La línea 900 de Castilla-La Mancha opera ininterrumpidamente, asegurando apoyo en cualquier momento, especialmente fuera del horario administrativo. “Si una mujer denuncia en un cuartel o comisaría por la noche y necesita apoyo inmediato, las fuerzas de seguridad contactan directamente con la línea. Coordinamos el traslado a recursos de acogida, garantizando su seguridad en cuestión de horas”.
ATENCIÓN INMEDIATA Y PERSONALIZADA
El servicio está diseñado para ofrecer una atención inmediata y personalizada. “Lo primero es escuchar a la persona, identificar su demanda y brindarle la información adecuada para que no quede atrapada en un bucle que normalice la violencia,” destaca la coordinadora de la línea. Este procedimiento, dice, permite a las mujeres recibir orientación precisa sobre los pasos a seguir, desde la identificación de su situación hasta la activación de recursos especializados.
“Atendemos situaciones de violencia de género en su definición más amplia, desde violencia física, de acoso por redes o agresiones sexuales, y además de emergencias, también recibimos llamadas de mujeres que aún no desean acudir a un centro, pero necesitan hablar y ser escuchadas. Cada caso es único, y adaptamos nuestra respuesta a sus necesidades para ofrecer el mejor apoyo posible”, detalla la coordinadora, quien también destaca que “en casos extremos, incluso intervenimos telefónicamente para mediar y evitar agresiones mientras llegan las fuerzas de seguridad”.
La atención es proporcionada por un equipo multidisciplinario compuesto por trabajadoras sociales, psicólogas, abogadas y educadoras. “Contamos con siete profesionales en atención directa, todas capacitadas para manejar casos de alta sensibilidad”, apunta Navarro.
La Línea 900 actúa como un puente entre las víctimas y otros recursos especializados. Las llamadas también pueden derivarse desde el 016, el número nacional de atención a víctimas de violencia de género, o el 112 en casos de emergencia. “El convenio con el 016 permite que las llamadas de mujeres de Castilla-La Mancha sean redirigidas a nosotras. Esto garantiza una atención más cercana, ya que conocemos los recursos disponibles en la región con detalle”, explica la delegada provincial de Igualdad.
En 2023, la Línea 900 de Castilla- La Mancha atendió 7.768 llamadas. Hasta octubre de 2024, ya se contabilizan 6.647, lo que equivale a una media de 21 llamadas diarias. Según Navarro el volumen total de llamadas puede variar ligeramente de un año a otro, lo que sí ha cambiado es la naturaleza de las llamadas. “Antes eran más informativas; ahora vemos un aumento en las llamadas de emergencia, en las que las mujeres necesitan una salida inmediata o tienen miedo de acudir a un Centro de la Mujer”.
El servicio también ha registrado un incremento en llamadas de terceros, como familiares y vecinos. “Cada vez más personas están dispuestas a involucrarse y buscar orientación para ayudar a las víctimas”, comenta Olmeda, quien destaca que la información es clave. “Una mujer informada tiene capacidad de decisión. Sin información, muchas no saben qué es una denuncia, qué hacer ni dónde acudir”.
El servicio atiende a mujeres de todas las edades, pero la franja más habitual es de los 30 a los 45 años, cuando la convivencia en pareja es más común. Si bien se ha detectado un aumento en los casos de violencia en mujeres jóvenes, entre 18 y 30 años, y un aumento en las llamadas de hijos preocupados por la seguridad de sus madres mayores. “Es algo que antes no ocurría. Ahora los hijos e hijas buscan proteger a sus madres de relaciones violentas, lo que muestra una mayor sensibilidad social,” comenta Navarro.
UN SERVICIO PIONERO
La Línea 900 nació con el propósito de ofrecer una respuesta inmediata y segura a las mujeres víctimas de violencia, evitando que, tras denunciar, regresaran al entorno del agresor. “Antes de que existiera este recurso, muchas mujeres volvían a sus casas tras interponer una denuncia, enfrentándose nuevamente a su agresor, porque en ese entonces las medidas legales eran muy limitadas”, explica Consuelo Navarro. “El agresor podía simplemente pagar una multa y seguir ejerciendo violencia. Por eso era crucial crear una alternativa inmediata”.
El servicio, gestionado desde Cuenca, ha evolucionado significativamente desde su creación. “Primero nació el recurso y luego se desarrolló la primera ley de violencia de género en Castilla-La Mancha, que se apoyó en nuestro modelo para estructurar otros servicios, como los Centros de la Mujer”, añade Ana Eloísa Olmeda.
Hoy, la línea 900 actúa también como un observatorio para detectar nuevas tendencias y necesidades. “El recurso se ha adaptado continuamente, contribuyendo al desarrollo de leyes y servicios que fortalecen la atención a las víctimas en nuestra región”, apostilla Olmeda.
LA IMPORTANCIA DE LA DENUNCIA
Uno de los objetivos principales de la línea es acompañar a las mujeres en el proceso de denuncia, que supone un paso crucial para activar los protocolos de protección y prevención. Sin embargo, este proceso no siempre es fácil. Muchas mujeres, tras interponer la denuncia, sienten culpa o minimizan lo ocurrido. “Están tan acostumbradas al maltrato que piensan: ‘Por una vez más, no pasa nada.’ Por eso es importante que la denuncia no sea impulsiva y que esté bien trabajada,” destaca Navarro. Desde la línea, se les informa sobre la importancia de describir detalladamente los hechos y se les advierte de las posibles consecuencias de retirar la denuncia.
Además de la línea 900, Castilla-La Mancha cuenta con una extensa red de recursos para atender a las mujeres víctimas de violencia de género. Actualmente, hay 89 centros de la mujer distribuidos por toda la región, además de casas de acogida de larga estancia para mujeres y sus hijos e hijas. “La red de centros de la mujer es un referente en España. Ahora se sumarán cinco centros de crisis especializados en agresiones sexuales, que estarán operativos en diciembre,” señala Olmeda.
Estos centros se complementan con programas específicos como Contigo, que trabaja con menores expuestos a la violencia de género, y recursos de atención inmediata para situaciones de emergencia. Navarro explica que, en casos de agresiones sexuales, la línea 900 puede activar de forma directa la intervención de un psicólogo especializado, garantizando una respuesta rápida y efectiva.
Tanto Navarro como Olmeda coinciden en que el objetivo principal de la línea 900 es empoderar a las mujeres para que puedan salir del círculo de la violencia. “La mujer debe entender que no necesita a otra persona para sentirse completa. Es fundamental que recupere su autoestima y aprenda a quererse a sí misma”.
En este sentido, destaca que el trabajo no solo consiste en proporcionar información, sino en ofrecer un acompañamiento integral que aborde los aspectos emocionales, legales y prácticos de cada caso. “Lo importante es que la mujer se libere, que no se sienta atrapada por las limitaciones culturales o emocionales que le impone la violencia”.
Desde su creación en el año 2000, la línea 900 100 114 ha atendido miles de llamadas y se ha convertido en una herramienta imprescindible para combatir la violencia de género en Castilla-La Mancha. “Mientras haya una mujer que necesite ayuda, estaremos aquí para escucharla y ofrecerle un camino hacia la libertad,” concluye Consuelo Navarro.