La Organización Mundial de la Salud (OMS) denomina fatiga pandémica al conjunto de sensaciones y emociones experimentadas por la situación sanitaria de la Covid-19, junto a la reacción de las personas ante la prolongación de la crisis, así como a las medidas y restricciones durante este último año. Para ayudar a afrontar la situación, Cruz Roja ha lanzado una serie de recomendaciones para hacer frente a la fatiga pandémica y dispone de un servicio telefónico de apoyo psicosocial para ayudar a las personas que, por sus circunstancias, se ven aún más afectadas.
En un comunicado, desde Cruz Roja recuerdan que, durante el último año, la población mundial ha pasado por situaciones que han generado emociones ante la prolongación de la crisis sanitaria como el miedo, la rabia y la tristeza, emociones que producen angustia, preocupación ante el estrés mantenido durante este largo período de tiempo.
Las medidas necesarias generadas para el cuidado de la salud de las personas -como uso de mascarillas, lavado de manos, utilización de gel hidroalcohólico, mantener una distancia de seguridad y prohibición de reuniones sociales, entre otras- terminan generando un agotamiento que puede generar tristeza y depresión, ansiedad y angustia, apatía, estrés, desmotivación, profundo cansancio físico y mental o falta de energía.
En el intento por adaptarse a estas nuevas situaciones y sensaciones, nuestro organismo puede experimentar algunos síntomas físicos como son trastornos del sueño y la alimentación; cefaleas, dolor de espalda, estómago; sensaciones de cansancio o agotamiento, generando emociones como el miedo y la frustración; además de pensamientos negativos sobre la vida; y angustia y apatía.
En este contexto, las personas terminan agobiadas por las rutinas que implican mantenerse a salvo y prevenir el contagio. Se produce con ello el cansancio ante estas conductas repetitivas, lo que conduce a que las personas relajen las medidas de prevención aun sabiendo que son necesarias, lo que conlleva una mayor exposición a conductas de riesgo y un incremento de la probabilidad de contagio.
“La “fatiga pandémica” es la sensación que experimenta la persona de estar ‘quemada’ de todo lo que supone la pandemia Covid-19; es la desesperanza, la sensación de que haga lo que haga nada podré conseguir porque nada está bajo mi control. Ya estamos pagando un alto precio y generando pensamientos tales como ‘esto no va a terminar nunca’ o ‘cada vez es y será peor’”, apunta Victoria Bermejo, psicóloga y responsable del Área de Salud de Cruz Roja en Cuenca.
“Debemos esforzarnos por conocernos más y mejor a nosotros y nosotras mismas; el autoconocimiento personal nos permitirá actuar de forma más inteligente y no hará más capaces de afrontar las adversidades que se nos presentan, a la vez que nos dará mayor resiliencia y capacidad de adaptación ante las circunstancias adversas que van surgiendo”, concluye Victoria Bermejo.
Ante esta situación, Cruz Roja cuenta también con el servicio de apoyo psicosocial ‘Te Escucha’, un servicio de atención telefónica gratuita (900 107 917) para ofrecer apoyo y acompañamiento psicosocial a todas las personas y especialmente a aquellas que, por sus circunstancias de enfermedad, soledad, edad avanzada, pérdida de empleo, diversidad funcional o falta de vivienda, entre otras, se vean doblemente afectadas por esta crisis sanitaria.
CRUZ ROJA 'TE ESCUCHA'
El equipo de Cruz Roja ‘Te Escucha’ proporciona una escucha activa a las personas que contactan con el servicio con el objetivo de aliviar el malestar y el sufrimiento. Además, en muchos casos, se lleva a cabo una intervención psicológica periódica para proporcionar pautas y herramientas a las personas que les permitan afrontar con éxito la situación que están sufriendo (duelo, aislamiento, estrés agudo, depresión o bajo estado de ánimo...).
El teléfono de Cruz Roja ‘Te Escucha’ (900 107 917) está atendido en un primer nivel por 50 personas trabajadoras y voluntarias de Cruz Roja, especialistas en apoyo y acompañamiento psicosocial. Y hay un nivel más especializado, al que se derivan los casos o situaciones más complejas y que está formado por personas profesionales de la psicología que forman parte de la organización humanitaria, especialistas en diferentes ámbitos de la atención psicológica (duelo, crisis y emergencias, colectivos vulnerables, infancia y adolescencia, clínica…), para que las personas que lo necesiten puedan recibir desde el primer momento la intervención adecuada ante las difíciles situaciones que están viviendo.
Además, se ha creado recientemente un tercer nivel de atención para prestar acompañamiento telefónico periódico a aquellas personas que sufren situaciones de soledad no deseada.
Recomendaciones- Ante esta situación, desde la organización humanitaria lanzan una serie de recomendaciones:
- Debido a que nuestras vidas han cambiado por completo, debemos ser conscientes y reconocer cuando debemos pedir ayuda psicológica.
- Reconocer que los sentimientos ante esta nueva situación son naturales y normales, (ante una situación anormal, todo lo que ocurre es normal).
- Cuidar nuestro cuerpo mediante alguna actividad física.
- Procurar dormir de siete a ocho horas diarias.
- Cuidar nuestra alimentación, nuestro descanso y nuestro aseo personal.
- Seleccionar las noticias y la fuente que decidimos escuchar.
- Establecer rutinas de bienestar como practicar diariamente relajación.
- Compartir anécdotas agradables.
- Recrearnos con las cosas sencillas.
- Valorar las cosas buenas cuando las tenemos.
- Pensar que cuando sucede algo desagradable, no solamente nos sucede a nosotros y nosotras, sino que es el resultado de la situación que se vive actualmente.
- Aceptar que nuestra vida ha cambiado y no tiene que ser necesariamente para mal.
- Mantener diariamente el contacto con nuestros seres queridos, realizar actividades y nuevas rutinas que nos permitan disfrutar junto a ellos.
- Mantener el contacto con personas que nos aporten bienestar a nivel mental, físico y espiritual.
- Tratar de pensar de manera objetiva, pensando que los cuidados que llevamos actualmente son necesarios, sin juzgar si nos gustan o no.
- Mantener hábitos y rutinas que incluyan la realización de actividades agradables.
- Recurrir a otras personas cuando se sienta la desesperanza.