De no haberse suspendido por la pandemia, faltarían tan solo unas horas para que hoy, Viernes de Dolores, el sacerdote y periodista Antonio Pelayo se estrenara como pregonero de la Semana Santa de Cuenca 2020 y pronunciara su pregón en el Teatro-Auditorio de la capital con el que arrancaría uno de los momentos más esperados del año para miles de conquenses.
Pero la realidad es otra muy distinta. Antonio Pelayo no está en Cuenca, se encuentra confinado en Roma, donde trabaja desde hace varias décadas como corresponsal de Antena 3 Televisión y asesor religioso de la Embajada de España en la Santa Sede.
Desde allí asegura a Las Noticias de Cuenca “estar viviendo esta situación con resignación, sobre todo, por la magnitud y la gravedad de esta pandemia que está poniendo en jaque a nuestra sociedad, no solo por el número de víctimas, sino también por las terribles consecuencias sociales y económicas que va a tener”.
No obstante, entiende la gran frustración que ha supuesto la suspensión de la Semana Santa, porque “de repente el esfuerzo y trabajo de prácticamente todo un año se ha esfumado”. Algo que también ha vivido en primera persona, puesto que el pregón que ya tenía listo desde hace varias semanas duerme en un cajón sin poder ser escuchado y disfrutado por los conquenses, motivo para el que fue concebido.
Así las cosas, preguntado por si estaría dispuesto a ser el pregonero de la Semana Santa de 2021, no lo duda: “Sería todo un honor y aceptaría gustosamente”, asegura, al tiempo que deja claro que “evidentemente, sería un nuevo pregón”.
Y es que es de la opinión de que “cada pregón tiene que tener la vivencia del tiempo en el que se concibe y pronuncia, por lo que no tendría sentido utilizar el que he escrito ahora para pregonar la Semana Santa del próximo año”.
Un pregón que, de tener que hacerlo, indica, no tendría nada que ver con el de ahora y, según recalca, en él incluiría, sin lugar a dudas, alguna mención a la figura de su primo, Gonzalo Pelayo, fallecido recientemente víctima de esta pandemia; “una persona muy querida y conocida en la ciudad, además de todo un semanasantero, que había trabajado mucho en mi candidatura como pregonero de la Semana Santa”.
Para el sacerdote y periodista vallisoletano, “fue una satisfacción poder verle y abrazarle cuando estuve en Cuenca en mi presentación oficial como pregonero, cuando, precisamente acababa de salir del hospital”.
No en vano, “aunque desde que estoy en Roma no haya tenido mucho contacto con Gonzalo, siempre nos hemos querido mucho toda la familia y, de hecho, hace tres años vino a Roma con su mujer y alguno de sus hijos pudiendo compartir unos días”. No es de extrañar, por lo tanto, que asegure sentir mucho su pérdida.
SUSPENSIÓN DE LA SEMANA SANTA
Ante la suspensión de la Semana Santa, el pregonero de este año no duda en hablar de frustración, si bien cree que “hay que saber aceptarla” y considerarla “todo un desafío al que hay que darle respuesta.”
De hecho, recalca que “esta Semana Santa va a ser muy diferente, tanto a las anteriores como a las venideras, pero eso no nos debe dejar indiferentes, porque son unos días en los que recordamos unos hechos fundamentales para la historia de la fe cristiana”.
Asimismo, es de la opinión de que “será un buen desafío no solo para los nazarenos conquenses sino también para los de toda España, que deberán afrontar esta Semana Santa, única en la historia, sabiendo distinguir lo esencial de lo superfluo, puesto que no solo no se celebrarán los cortejos procesionales, es que, además, los fieles no podrán acudir a los distintos oficios, solo lo podrán hacer de manera virtual”.
“Será —tal y como destaca— una clara oportunidad para que cada uno interiorice esta Semana Santa en su casa y en el interior de su alma”.