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Los años oscuros de la guerra, una oportunidad turística en el presente

El proyecto 'Cuenca en guerra' que inició en 2014 ARES Arqueología se podría retomar tras el interés de algunos grupos políticos en el Ayuntamiento
Los años oscuros de la guerra, una oportunidad turística en el presente
Fotos: ARES Arqueología//Saúl García
18/02/2018 - Nuria Lozano

Cuenca fue durante la Guerra Civil española una ciudad de retaguardia republicana, que recibía a refugiados de otros puntos que huían de la contienda y vivía el paso diario de aviones. No hubo en sus calles batalla propiamente dicha, pero fue bombardeada en cinco ocasiones y no se libró del terror y el miedo, como ocurre en todas las guerras.

De esa época oscura se conservan importantes restos de arquitectura militar que pueden convertirse en un reclamo turístico más junto a otras novedades anunciadas como la Ruta del Barroco y propiciar una estancia más larga y atractiva para los visitantes.

El interés de algunos grupos políticos en el Ayuntamiento puede resucitar el proyecto “Cuenca en guerra” que impulsó en 2014 ARES Arqueología con la colaboración de Asociaciones como La Gavilla Verde o Ciudadanos por la República y que tras unos trabajos en el Cerro Socorro quedó paralizado. La Ruta de la Arqueología de Guerra vuelve a cobrar protagonismo.

Para el arqueólogo Santiago David Domínguez, promotor de la iniciativa junto a Michel Muñoz, permitirá ampliar la oferta cultural “con algo temático que puede dar mucho juego, con una actividad larga y entretenida que le conviene a nuestra ciudad”.

Con Domínguez, recorremos la Ruta a través de estas páginas.

PRIMERA PARADA: LAS MURALLAS

No son un enclave de la Guerra Civil, pero sí la primera arquitectura defensiva de la ciudad en época árabe. Con estos fines volvió a utilizarse durante la III Guerra Carlista.

EL CERRO SOCORRO: LAS FORTIFICACIONES

Uno de los elementos más curiosos de la ruta son las fortificaciones del Cerro Socorro. En 1936 la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y la Federación Anarquista Ibérica (FAI) levantan el fortín o blocao de Mirabueno y el parapeto del cerro, un reducto más grande de casi media hectárea que cuando se construyó el Corazón de Jesús en los años 50 se rellenó de piedra y hoy sirve de base a la gran escultura.

Al llegar la aviación a la guerra estas defensas militares dejan de servir y es cuando empiezan a construirse los refugios antiaéreos. La campaña de excavación realizada en esta zona en el verano de 2014 consistió en limpiar las pintadas fascistas que presentaba el blocao. Se hizo, asimismo, un mapa situando los puntos estratégicos.

“Quedó pendiente la limpieza de las terreras, el cerramiento con una puerta del fortín y la colocación de carteles y señalética”, explica el arqueológo, que espera que ahora que hay más medios se pueda incluso hacer una propuesta de musealización más ambiciosa y perfeccionar el proyecto. “Es algo que requiere de poca inversión y fácil de hacer”, recalca.

El Pleno municipal es el que tiene ahora la última palabra para dar luz verde a esta actuación.

Los años oscuros de la guerra, una oportunidad turística en el presente

EL REFUGIO DE CALDERÓN DE LA BARCA

Lo que sí será una realidad a lo largo de este año es la apertura del refugio antiaéreo de Calderón de la Barca, que será una especie de centro de interpretación de la Guerra Civil en la capital conquense y conectará con el proyecto “Cuenca subterránea” que ya inauguró el muy visitado refugio de la calle Alfonso VIII.

CASA DEL CORREGIDOR Y VIVIENDAS PARTICULARES

Otro punto de interés es la Casa del Corregidor, no solo porque en ella se ha encontrado el archivo completo de la contienda, sino también diverso material como máscaras de gas. “No hay que olvidar que durante estos años fue cárcel y juzgado”.

También hay casas particulares en las que se han descubierto grafitis de los presos de izquierdas, como en la checa del Servicio de Información Militar (SIM), que se ubicó en la que hoy es una vivienda en el número 10 de la calle de San Juan.

En las iglesias se han hallado auténticos arsenales y distinto material bélico

DENTRO DE LAS IGLESIAS

Los arqueólogos han encontrado mucho material bélico, tanto como republicano como franquista, en iglesias o en el Seminario. Por ejemplo, casquillos en San Felipe Neri o un gran arsenal en San Andrés. Los templos de la ciudad fueron durante la contienda utilizados por los republicanos como oficinas, garajes, cocinas o cuarteles.

“Nuestra intención es hacer publicaciones que recojan todos estos hallazgos en lugares que no se pueden visitar, como las iglesias o las casas particulares para que conquenses y visitantes lo conozcan”, apunta Domínguez.

Una investigación científica y rigurosa que se va a enriquecer con los testimonios de conquenses que vivieron la guerra, entonces niños o adolescentes “y que hemos tenido la inmensa suerte de que compartan con nosotros su infancia, lo bueno y lo malo”.

Dice Domínguez que en Cuenca la Guerra Civil no es un tabú ni dejó un reguero de recelos y revanchas como en otras partes de España, lo que les ha facilitado mucho su labor. Ahora solo falta esperar unos meses para poder recorrer este interesante itinerario in situ y recordar nuestro pasado más reciente. “Es necesario conocer las cosas para que no se repitan”.

Los años oscuros de la guerra, una oportunidad turística en el presente

CUENCA SÚBTERRÁNEA

Según ha manifestado en más de una ocasión Santiago David Domínguez, durante la Guerra Civil los refugios antiaéreos se desperdigaban por la capital conquense “como agujeros en un queso gruyere”.

Un símil que permite hacerse una idea de toda la historia que reside bajo nuestros pies. Un buen ejemplo de ello es el túnel de Alfonso VIII, de 90 metros de longitud. A diferencia del refugio de Calderón de la Barca que abrirá en breve sus puertas y se centrará exclusivamente en la contienda, este túnel forma parte del proyecto “Cuenca subterránea”, también de ARES Arqueología.

Un innovador proyecto que se centra, fundamentalmente, en túneles de diferentes épocas, el acueducto que traía agua a Cuenca por el castillo, la criptas de las iglesias y los citados refugios construidos en 1936.

La del túnel es en la actualidad una de las visitas guiadas más demandadas por los turistas que, además de conocer datos históricos y curiosos, pueden disfrutar de una ambientación teatral que les traslada “al sufrimiento, la pobreza y la tensión de los bombardeos”, señala Laura Higueras, historiadora del arte y una de las guías de la Oficina de Turismo.

“Me parece un proyecto excelente y un complemento para todo lo que ofrece Cuenca. Además es algo que llama mucho la atención, porque los refugios antiaéreos han empezado a abrirse al público hace poco. Es un acierto poner en valor estos restos patrimoniales que son vestigios de la violación de derechos humanos”, agrega.

Para los interesados, se ofertan cuatro visitas los fines de semana y dos de lunes a jueves.

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