La pandemia de la Covid-19, declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 11 de marzo de 2020, ha dejado en nuestras retinas multitud de estampas que quedarán para siempre en nuestra memoria. Unos días después de esa fecha, el 14 de marzo, se declaraba en nuestro país el estado de alarma.
El confinamiento domiciliario que este imponía cerró negocios no esenciales y dejó las calles vacías en una imagen digna de la más disparatada distopía. Otra de las fotografías que nos dejaron aquellos meses tan lejanos y cercanos a la vez fueron las de los puntuales aplausos todos los días a las ocho de la tarde para agradecer a sanitarios y a personal de servicios esenciales la impagable labor de aquellos días.
Pero a pesar de la gravedad de la situación, la ciudadanía buscó un refugio simbólico y llenó las fachadas de mensajes esperanzadores con arcoirís que decían “Todo va a salir bien”.
La pandemia se llevaba por delante todas las festividades, entre ellas la Semana Santa. Pero los conquenses no se resignaban a pasar por alto una fecha tan importante y Turbas Cuenca invitaba a vivir un Viernes Santo desde los balcones y ventanas.
Tras escucharse un Miserere más emocionante que nunca desde el reloj de la Torre de Mangana, irrumpía el sonido de clarines y tambores por toda la ciudad. Esta celebración tan especial conquistaba al público internacional haciéndose eco de la iniciativa televisiones de todo el mundo.
La situación fue mejorando después y el 11 de mayo, las provincias de Cuenca y Guadalajara pasaban a la primera fase de la desescalada, que se completaría el 21 de junio, camino de una nueva normalidad que parece que aún no ha llegado.
Cinco meses después de la suspensión de las clases lectivas en marzo de 2020 en todo el país tras la irrupción de la Covid-19 en nuestras vidas, los niños volvían a las aulas en septiembre en el curso más atípico. La vuelta al cole suponía una auténtica prueba de fuego en medio de la pandemia aunque los contagios no se dispararon especialmente en el ámbito educativo y los más pequeños demostraron por lo general más responsabilidad que muchos adultos.
Tras un duro año, en diciembre llegaba a nuestras vidas algo de esperanza comenzándose con el calendario de vacunación, que cada vez va llegando a más grupos. Otra estampa de estos tiempos es la app para hostelería.