El derrumbe del muro de la calle Canónigos y la caída del antiguo puente de San Pablo guardan ciertas similitudes. La zona donde este miércoles cedía el terreno es la misma en la que en el siglo XIX comenzaba la caída del puente de piedra, según explica el multifacético José Luis Muñoz Ramírez, académico numerario de la Real Academia Conquense de las Artes y las Letras (RACAL).
El periodista y escritor recuerda que el antiguo puente de San Pablo era una obra de piedra del siglo XVI en la cual empezaron a surgir los primeros problemas en el siglo XVIII, cuando comenzaron a caerse piedras y saltaron las primeras alarmas. “Hasta que llegó el momento en que se cayó el primer arco, el inmediato a la zona que se ha derrumbado ahora”, indica.
“El arco que va a dar a esta zona fue el primero que se hundió. Hubo que cerrar por completo el puente y, finalmente, demolerlo porque se estaba cayendo a pedazos”, cuenta. La infraestructura de piedra se demolía así a finales del siglo XIX, inaugurándose en abril de 1903 el actual de hierro.
El tramo de calle que ahora ha cedido en las inmediaciones del puente -Muñoz Ramírez precisa que se llama Bajada a San Pablo- era la vía por la que entonces pasaban los seminaristas del convento de San Pablo -hoy Parador de Cuenca- para ir a la catedral o los hortelanos de la hoz del Huécar que iban a vender sus productos a la capital. Para acceder a la ciudad, una vez que llegaban al pie de las Casas Colgadas, debían cruzar por el Portillo de San Pablo, una puerta que se cerraba todas las noches y en la cual se cobraban los tributos a todos los que llegaban a Cuenca para vender.
TERRENO DELICADO
“Es curioso que la caída haya sido por el mismo sitio que se empezó a derrumbar el puente, señal de que es un terreno muy delicado, de tierra, muy movedizo. Quizás se tendría que haber intervenido hace mucho tiempo para reforzarlo”, considera.
Durante 2015 ya se intervino en la zona, rehabilitando el muro situado entre las Casas Colgadas y el puente. Y el 26 de abril habían comenzado las actuales obras que se estaban acometiendo cuando cedió el terreno el pasado miércoles.
“La zona que se ha derrumbado llevaba ya mucho tiempo amenazando con hundirse. Por eso se estaban haciendo las obras. En esta situación de peligro llevábamos por lo menos dos años. Esto es un daño muy fuerte para el turismo, justo ahora que se levantan las restricciones”.