Cuenca ha vivido la vuelta al colegio más atípica en mucho tiempo. En convivencia con la situación de pandemia, los centros se preparaban esta mañana para recibir a cientos y cientos de alumnos que comenzaban las clases en mitad de exigentes protocolos y medidas de seguridad que deberán asimilar para minimizar los riesgos de contagio.
Minutos antes de las nueve de la mañana se podían observar el corte de calles colindantes y de acceso a los distintos colegios de la capital. Es la medida de impacto en el tráfico con el objetivo de "generar espacios seguros frente a la Covid" por parte de la administración municipal. Una iniciativa que ha dejado una imagen poco habitual en comparación a años anteriores: la de la mayoría de las familias acudiendo a los centros a pie, o incluso en bicicleta.
Algo que contrasta de lleno con la congestionada fotografía de lo que suponía la entrada como la salida de los estudiantes, con coches en doble fila, aparcados en aceras o en espacios no permitidos para ello, prisas, atascos y, en algunas ocasiones, la necesidad de intervención de los agentes de movilidad.
Otra de las novedades visibles en este primer día de colegio era la de las colas de familias con sus hijos manteniendo cierta distancia de seguridad a medida que la entrada de los pequeños al centro iba haciendo disminuir el carrusel de personas.
En estas colas, no faltaban las despedidas, los abrazos y numerosas indicaciones sobre las mascarillas. Por otro lado, el nerviosismo de los mayores, tanto de padres y madres como de los coordinadores de los centros, era palpable incluso a pesar de llevar mascarilla. Algo que contrastaba con la expectación de los pequeños por volver a las clases.
En el CEIP La Paz de la capital conquense, la entrada por varias vías de acceso al centro, los caminos señalados y las indicaciones para desinfectarse el calzado nada más entrar o la instalación de dispensadores de hidrogel escenificaban la nueva realidad a la que se han tenido que adoptar los colegios para intentar minimizar el riesgo de contagio al máximo.
Ya en las aulas, el espacio de separación aumentado de los pupitres, la ampliación de espacios en algunos casos y la reducción de números de alumnos por clase en otro, hacían ver la particularidad del nuevo curso escolar que les espera a los conquenses.
La entrada del alumnado dejaba a su paso pequeños grupos de dos o tres padres y madres comentando brevemente la situación, los preparativos y comentando la anécdota de este primer día de colegio que pasará a la historia por suponer el intento de hacer que la educación se siga impartiendo pese a las dificultades existentes por culpa del coronavirus.
