La recuperación económica ha traído consigo más empleo y una reducción del número de personas en exclusión social. Pero la pobreza, advierten en Cáritas Diocesana, sigue existiendo, y aunque disminuye el número de personas que acuden a esta ONG en busca de ayuda económica o de cobijo, los usuarios que acuden lo hacen cada vez más veces, de ahí que la prestación de servicios se incremente.
Es una de las conclusiones, en línea con la de los últimos años, del informe 2018 de Cáritas Cuenca, que comprende datos actualizados hasta el pasado 30 de noviembre.
El número de usuarios del albergue se ha reducido así en torno a un 40 por ciento en los últimos tres años, pasando de los cerca de 700 que hubo en 2016 a los 368 contabilizados en lo que llevamos de año, pero el de servicios prestados (comidas, cenas, alojamientos) ha ascendido, pasando de los 6.700 de hace tres años a 8.900.
Esto hace que la ocupación del también llamado centro de alojamiento de urgencia, ubicado en la subida al Hospital de Santiago, se haya situado durante la Navidad entre el noventa y el ciento por ciento, unos porcentajes nada habituales en los últimos años, llegando a haber demandantes que son alojados en pensiones para evitar que pasen la noche en la calle.
El albergue, hay que recordar, cuenta con una decena de plazas y cubre las necesidades más básicas de las personas sin hogar pero por un tiempo máximo de tres días, plazo que como consecuencia de la situación actual se está incrementando. Se intenta no obstante que estas personas sean derivadas a otros recursos de Cáritas para que puedan iniciar su reincorporación social.
30 personas viven en la calle en la capital
Sucede además que Cáritas, a través de un nuevo programa de inclusión puesto en marcha por el Ayuntamiento de la capital el pasado mes de septiembre, ha localizado a treinta personas que viven en la calle y que hasta ahora no habían hecho nunca uso del albergue de transeúntes, a quienes se ha incluido en un programa de seguimiento y acompañamiento individual y se anima a que por lo menos acudan periódicamente al centro a comer, aunque no todos lo hacen. La mayoría de estas 30 personas son hombres que han padecido algún tipo de adición.
Además, Cáritas presta ayuda para pagar el alquiler, la luz, el agua, la calefacción o algunos alimentos básicos a 916 familias de la provincia con una media de entre tres y cuatro miembros por unidad. Una realidad que entronca con la última encuesta sobre integración y necesidades sociales de la Fundación Foessa, según la cual el 29 por ciento de los hogares con menores de Castilla-La Mancha tienen dificultades para llegar a fin de mes, lo cual es “una cifra altísima”, en palabras de Mari Paz Ramírez, responsable de Economía y Comunicación de Cáritas Cuenca, que alerta de la “cronificación de la pobreza” que se está dando en Cuenca y la Comunidad Autónoma, lo que a su entender demuestra que a mucha gente le está costando mucho salir de su situación.
Empleo sí, pero precario
En Cáritas Diocesana preocupa que incluso personas que en los últimos años han conseguido acceder al mercado laboral siguen necesitando de ayuda para salir adelante. “Tener un trabajo no implica cubrir las necesidades básicas de vivienda, higiene u ocio”, alerta Mari Paz Ramírez.
En esta situación se encontrarían personas con sueldos de entre 600 y 800 euros a las que, al tener que afrontar el importe mensual del alquiler del piso, que suele rondar los 450 euros, les queda muy poco para otro tipo de gastos como los de la luz y la calefacción, la ropa o la comida, y ya ni que decir para viajar o realizar alguna actividad de ocio. Se trata además de personas interesadas en ahorrar algo de dinero al mes por lo que pueda pasar en un futuro.
En Cáritas tienen claro que la formación es fundamental para que la gente pueda conseguir un empleo y que este sea de calidad, pero se han detectado muchas mujeres mayores de 45 años sin apenas estudios. De ahí que insistan en ofrecer cursos de formación enfocados sobre todo a la cocina, el empleo doméstico, la construcción y la atención sociosanitaria en los que en lo que va de año han participado 109 personas.
Al menos, 115 de las 740 personas que en este tiempo han sido atendidas por la Agencia de Colocación de Cáritas han conseguido un empleo, principalmente en la hostelería, el servicio doméstico y la construcción, sectores que, eso sí, padecen las mayores tasas de vulneración de derechos, con por ejemplo horas extraordinarias que no se pagan, aunque, en el caso de los contratos gestionados por Cáritas, la ONG vela por que cumplan sus derechos y todos los requisitos legales.
Otros servicios
De las ayudas de Cáritas también se benefician 95 familias de la provincia, personas mayores que reciben el servicio de comida a domicilio de esta ONG, que lleva repartidos 16.000 servicios.
La ONG también cuenta con un centro residencial, Sin Fronteras, para migrantes que han solicitado refugio y asilo, en el que han sido atendidas 21 personas; el centro residencial Puede Ser, con 11 personas atendidas; y el Centro Residencial San Julián, con 16.
A ello hay que añadir su gestión de la Residencia de Mayores La Cerca, en Huete, con 59 participantes, y el Centro de Estancias Diurnas, con 13 usuarios.
En la actualidad, la ONG suma 320 voluntarios, repartidos entre las distintas diócesis y Cáritas parroquiales de la provincia.
