Tras el paso de la pandemia de la Covid-19 los afectados por Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) se han multiplicado en la provincia de Cuenca hasta el punto de que la Asociación de Familiares y Enfermos de Bulimia y Anorexia de Cuenca (AFEBAC) está “desbordada”.
Así califica la situación la presidenta de la organización, Ana Sepúlveda Belinchón, pues han pasado de atender a 39 personas –entre enfermos y familiares– en 2020 a dar servicio a más de 70 jóvenes a lo largo de este año. Cifras que ponen de manifiesto este notable incremento a lo largo y ancho de la provincia de Cuenca que achacan, en parte, al uso de redes sociales en las que el empleo abusivo de filtros, la constante presión por la imagen corporal, la publicidad engañosa y la sobreinformación nutricional conforman una serie de factores de riesgo para los y las adolescentes ya que “a estas edades son muy vulnerables”, explica Ana Sepúlveda.
Por ello, AFEBAC continua trabajando para dar visibilidad y concienciar a la población sobre estos trastornos. Y es que, existen muchos mitos que giran en torno a estas enfermedades y por ello es imprescindible llevar a cabo tareas de prevención y sensibilización entre los más jóvenes como por ejemplo los relacionados con la alimentación saludable.
Además, los profesionales de AFEBAC acuden a lo largo de todo el año a colegios e institutos de toda la provincia donde requieren de su presencia e, incluso, han llegado a dar cobertura en centros educativos de la provincia de Albacete y Ciudad Real porque “este es un problema que cada vez está afectando a más gente y tenemos que actuar”, apunta Sepúlveda.
Si bien, desde AFEBAC no quieren dejar pasar la oportunidad de lanzar un mensaje de esperanza porque “los Trastornos de la Conducta Alimentaria se curan”, aunque para ello es necesario buscar ayuda al tiempo que se reciben tratamientos psicológicos y nutricionales que ayuden a los afectados.
Algo que en Cuenca es “difícil” pues desde el pasado mes de abril el servicio que atiende a estos pacientes en el Virgen de la Luz tan solo cuenta con una psiquiatra cuando es necesaria la figura de una psicóloga también.
Por ello, desde AFEBAC reclaman una solución con la mayor brevedad posible porque “está en juego la infancia y la juventud de decenas de chicos y chicas que lo están pasando mal”, apunta Sepúlveda.
Como consecuencia de esta falta de personal, la Asociación ha duplicado las atenciones y las dos psicólogas con las que cuentan “no dan abasto”. “Solo queremos que se cumpla el Plan Regional de Salud Mental porque es buenísimo”, apostilla.
Además, anima a las familias a no esconder esta problemática porque “no tienen que avergonzarse porque su hijo o hija tenga un TCA, hay que buscar ayuda y dar respuesta en cualquier caso”, recalca.
Por ello, Ana Sepúlveda Belinchón, anima a todos aquellos afectados y sus familias a acudir a la sede de AFEBAC porque “nuestras puertas están abiertas a todo el mundo”. Mientras tanto, seguirán realizando tareas de prevención y concienciación en colegios e institutos y en sus redes sociales para que en un futuro no muy lejano, se reduzca el impacto de estas enfermedades entre los jóvenes.
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