El abogado que representa legalmente a la familia de Laura del Hoyo en el caso Morate ha mantenido su petición de 25 años de prisión para el acusado como autor de un asesinato que se produjo para ocultar la comisión de otro hecho delictivo previo y con las agravantes de abuso de superioridad y de lugar y entendiendo que podría haber también alevosía.
Tras estimar que su muerte tuvo lugar entre las 17.30 horas y las 18.17 horas del día 6 de agosto de 2015 y "obviamente para no ser descubierto por el asesinato de Marina", el letrado ha subrayado que era "tal el impulso de Morate de matar a Marina que prefirió matarla delante de Laura y luego asesinarla a ella para ocultar el primer asesinato".
A continuación y después de apuntar que el acusado reconoció su culpabilidad "de forma explícita hasta en cuatro ocasiones" y que, "en ningún momento se siente arrepentido por el asesinato de Marina", ha aseverado, en referencia a Laura, que Morate "no quiere ni nombrarla porque su visita es sorpresiva y fue una complicación en el intento de asesinar a Marina".
Según su relato, Morate no admitía que su exnovia le hubiese abandonado, por lo cual "ideó un plan para matarla" y lo ejecutó "causando una segunda muerte, pero que no le supone óbice para hacer lo que quiere hacer", ha dicho, para, a continuación, dar por hecho la autoría por parte de Morate a tenor de la localización de su ADN en la boca de una garrafa de agua con la inscripción Lourdes encontrada a los pies de los cadáveres en el lugar del enterramiento.
"No podemos devolver la vida a ambas víctimas, podemos hacer justicia", ha concluido, dirigiéndose a los jurados, no sin antes recordar que mantiene su petición inicial de imponerle también al autor de su muerte la prohibición de aproximarse a los familiares a una distancia inferior a 500 metros o comunicarse con ellos así como de acudir a Cuenca por un tiempo de diez años superior al de la pena privativa de libertad que se le imponga y una medida de libertad vigilada de diez años. En concepto de responsabilidad civil pedía 300.000 euros para los padres de Laura y 50.000 para cada una de sus dos hermanas.