Que cierre una empresa, ya sea una tienda, un bar o cualquier otro tipo de negocio, siempre es una mala noticia para la ciudad, por el empleo que se pierde. Pero el problema, en Cuenca, no es exclusivamente ese, sino que el cierre de algunos negocios también conlleva muchas veces el abandono de los locales en que estaban ubicados, cuyas fachadas se llenan de grafitis y/o de carteles y folletos propagandísticos, una realidad que tiende a agravarse con el tiempo si no se le pone remedio, incrementando el deterioro de la imagen de la ciudad.
Es algo que en Cuenca lleva años pasando y que se da tanto en el centro como en los barrios, donde locales comerciales que en algunos casos llevan apenas unos meses cerrados, en otras décadas, han sido asaltados por grafiteros y distribuidores de propaganda que afean calles tan céntricas como Colón o José Cobo.
Se trata de una situación que denuncian varios comerciantes y hosteleros consultados por Las Noticias, algunos de los cuales se sienten especialmente perjudicados al contar en sus proximidades con uno o varios de estos establecimientos.
“Si un cliente entra en una tienda o un bar y a su alrededor hay varios locales con carteles o pintadas se va a llevar una muy mala imagen de la zona, que no va a resultarle atractiva para el consumo. Porque no es lo mismo comprar en una zona donde se ve todo limpio, cuidado, a que esté hecho un asco”, cuenta un comerciante.
Uno de los ejemplos más evidentes lo tenemos en el restaurante La Venta, en la calle Colón, un local de atractivo diseño reformado íntegramente hace unos cuatro años que se encuentra rodeado de locales cerrados y/o semiabandonados como el de la antigua cafetería Liceo o un edificio que antiguamente albergó varias oficinas.
Sucede así que, mientras los responsables de los negocios en activo se esmeran cada día por mantener sus locales en las mejores condiciones, empezando por el escaparate y siguiendo por el interior, con el fin de resultar lo más atractivos posible y que el público se anime a entrar, observan cómo la ciudad no camina en la misma dirección. Y no entienden que los impuestos municipales que pagan por tener en marcha su actividad no se destinen, al menos como se debiera, a mantener las calles en condiciones.
“El Ayuntamiento es el responsable”
“Es verdad que quien ensucia la ciudad son algunos ciudadanos, pero el Ayuntamiento tiene la responsabilidad de limpiarlo. Hace falta más control policial, porque casi nunca se ven policías andando por el centro, y campañas de civismo, pero también que se intervenga en las fachadas deterioradas o se inste a sus propietarios a que lo hagan, por que lo que no puede ser es que Cuenca esté como está. Cualquier ciudad patrimonio a la que vayas da gusto lo cuidada que está, mientras que aquí todas las aceras tienen baldosas rotas. A lo mejor nos deberían quitar el título de ciudad patrimonio para que nos diéramos cuenta de que no somos capaces de mantenerla en buen estado”, opina otro comerciante.
Ordenanza municipal
El caso es que, como ya publicó el pasado verano este periódico, la ordenanza municipal de protección de los espacios públicos y la convivencia ciudadana, vigente desde 2009, prohíbe que se peguen folletos o carteles en lugares que no estén “expresamente habilitados al efecto”. Y las fachadas y postes próximos a los locales abandonados, algunos de ellos tan llenos de propaganda, no lo están, de ahí que el Ayuntamiento tendría que intervenir y sancionar a las empresas que se anuncian en folletos y carteles. Pero no hay constancia de que lo haga. Resulta además que, entre esos anunciantes, que deberían ser sancionados, se encuentran el propio Ayuntamiento y otras administraciones públicas como la Diputación Provincial.
Para algunos ciudadanos consultados por Las Noticias, sancionar esta práctica (por la que según la ordenanza se podrían aplicar sanciones de entre 120 y 750 euros, incluso de hasta 1.500 si la publicidad se sitúa en lugares “destinados a prestar servicios específicos a la ciudadanía”) serviría para erradicarla, lo mismo que las multas por aparcar donde no se debe o por exceso de velocidad suelen contribuir a que la gente no vuelva a cometer la misma infracción. Pero dudan de que se haya impuesto alguna sanción al ser tan abundante la proliferación de folletos y carteles por buena parte de Cuenca. Una realidad, que, insisten, acaba perjudicando a todos por la mala imagen que se da de la ciudad.
A esta situación hay que añadir otras ya señaladas y denunciadas constantemente por los vecinos como la proliferación de baldosas rotas o que bailan, las pintadas y grafitis que asolan las paredes o la suciedad que se agarra a determinados suelos, muy ennegrecidos incluso por la zona centro.