2016: el año en el que el PP ya puso sobre la mesa el cierre del tren convencional
Aunque ahora se sitúe al otro lado de la pancarta, fue precisamente con el PP en el Gobierno de España cuando se puso por primera vez sobre la mesa el posible cierre de la línea de tren convencional Utiel-Cuenca-Aranjuez.
El entonces ministro de Fomento y diputado del PP por Cuenca, Rafael Catalá, convocó un 14 de octubre de 2016 la primera reunión del grupo de trabajo para la búsqueda de alternativas al paso de la línea ferroviaria convencional por el centro de Cuenca. Fue apenas dos meses después de hacerse cargo de la cartera de Fomento en sustitución de Ana Pastor, que fue elegida presidenta del Congreso de los Diputados.
En el orden del día para dicha reunión, que se celebró también en la Subdelegación del Gobierno en Cuenca, figuraba el análisis de los ‘condicionantes o necesidades de actuación sobre la línea convencional (situación de la infraestructura, limitaciones de la explotación, etc)’; el ‘análisis de la operación urbanística en la ciudad’; y el ‘análisis de tráficos y relaciones actuales y de modos alternativos de transporte’.
En total, se preveían, según este mismo orden del día, un total de cuatro horas de reunión a la que asistieron responsables del Ministerio entre los que estaban, además del titular de Fomento, el secretario general de Infraestructuras, el director general de Patrimonio y Urbanismo (ADIF) y el director de Mantenimiento y Explotación de Red Convencional Sur (ADIF).
Por parte del Ayuntamiento de Cuenca participaron el entonces alcalde, Ángel Mariscal; el concejal de Urbanismo, Julián Huete; el concejal de Hacienda, José Ángel Gómez Buendía, y el arquitecto municipal, Dámaso Matarranz. Tanto Gómez Buendía como Matarranz son hoy día concejales del Consistorio por el PP y Cuenca Nos Une respectivamente.
Entre los asistentes, también el entonces presidente de la Diputación, Benjamín Prieto, y entonces y ahora presidente de los ‘populares’ conquenses. Y, por parte de la Junta, el en ese momento delegado provincial, Ángel Tomás Godoy, y el vicepresidente regional, José Luis Martínez Guijarro.
En marzo de ese mismo año 2016, siendo ministra de Fomento, Ana Pastor, anunció la creación de un grupo de trabajo que, según dijo, buscaría confeccionar un plan que permita sacar las vías del tren convencional del centro de la ciudad y recuperar el espacio que ocupan en la actualidad para la ciudadanía, mejorando las condiciones “medioambientales y paisajísticas de Cuenca”.
Asistentes a dicha reunión reconocen a esta redacción que la propuesta que había sobre la mesa era el cierre de una línea considerada obsoleta y deficitaria. De hecho, estos encuentros se han puesto sobre la mesa en la reunión que este martes mantenía en el Ayuntamiento de Cuenca la directora general de Transportes, María José Rallo, con representantes de los grupos municipales.
Llegó a celebrarse una segunda reunión de dicho grupo de trabajo que no trascendió en los medios de comunicación pero, al menos visiblemente, no se llegaron a producir más avances y Catalá abandonó el Ministerio de Fomento apenas cuatro meses después de asumir la cartera para volver a la de Justicia.
Eso sí, como diputado por Cuenca, siguió de cerca todo lo relacionado con el trazado férreo y, el 28 de febrero 2018, él mismo anuncio la próxima puesta en marcha de servicios Avant en la línea de AVE entre Cuenca y Madrid, para lo que dos meses se habría declarado este tramo como Obligación de Servicio Público.
También recordó que tanto el Ayuntamiento de Cuenca como Adif y el propio Gobierno central estaban estudiando la forma de aprovechar los terrenos que están en desuso alrededor de la vía de tren convencional que atraviesa la capital conquense.
La proximidad de elecciones en 2019 y las discrepancias internas para asumir el coste político de suprimir la línea hizo modular los discursos y los distintos responsables del PP ya hablaban de la imposibilidad de sacar las vías por cuestiones económicas, aunque no se descartaba.
Un lustro después de aquella primera reunión de trabajo, la brecha que separa la ciudad sigue sin respuesta y la línea de tren convencional ha seguido perdiendo más de un 10 por ciento de usuarios cada año.