Semana Santa Cuenca
1924: El Santo Entierro desfiló por Carretería gracias a una colecta popular de 300 pesetas
Hasta hace poco más de un siglo, la procesión del Santo Entierro sólo desfilaba por el Casco Antiguo, con salida desde la parroquia de El Salvador, donde el Cabildo tiene su capilla desde que se erigió la iglesia, hasta la Catedral, ascendiendo el cortejo por las calles de Solera, Peso Real, Andrés de Cabrera y Alfonso VIII (antigua Correduría) y la Plaza Mayor o Plaza del Royo. Fue en 1911 cuando el cortejo que cerraba entonces la Semana Santa empezó a desfilar por la parte baja de la ciudad, y en concreto por Carretería, aunque un año después volvió a su itinerario del Casco Antiguo. En 1923 volvió a probar el recorrido por Carretería, aunque para continuar hubo que recabar un año después, en 1924, la ayuda económica “que a ello se oponía”, lo que suscitó no pocas polémicas en los diferentes medios informativos que existían en Cuenca en el primer cuarto del Siglo XX.
(En 2007 la procesión del Santo Entierro modificó su itinerario, pasando a desfilar por la calle de Fray Luis de León (del Agua) y los Tintes, en lugar de Carretería y las calles de Aguirre y las Torres, acortando el recorrido).
Sorprende mucho, un siglo después, conocer que para que desfilase por la parte baja de la ciudad en 1924 la procesión más solemne –tras haberlo hecho por vez primera en 1923 sin mayor problema-- se recabase la ayuda popular a modo de colecta, con la iniciativa de dos cofrades que dieron el paso para conseguir el dinero que se necesitaba para paliar los “gastos” que suponía la prolongación del itinerario.
PASTORAL DE LAPLANA Y OBRAS EN LA ERMITA DE SAN ANTÓN
En los días previos a la Semana Santa de 1924, que transcurrió desde el 13 al 20 de abril, en los diferentes medios como “El Día de Cuenca”, “El Centro” y “La Voz de Cuenca”, se podían cotejar diferentes, aunque escasas informaciones, sobre la “próxima Semana Santa”. El semanario “El Centro” publicaba en dos páginas a tres columnas la “Carta pastoral del obispo Cruz Laplana Laguna” sobre la Cuaresma de 1924 y la “necesidad de la vida sobrenatural y medios para conservarla”, que concluía, con su pastoral bendición, señalando que “durante la presente Cuaresma preparándonos al cumplimiento Pascual y a las solemnidades de la Semana Santa, renovemos todos nuestro espíritu ofreciendo generosamente aquellas penitencias y sacrificios que atraen las bendiciones de Dios y detienen el golpe de su justicia”.
En el Santuario de las Angustias la novena fue predicada por el canónigo magistral José Merino Pérez, siendo necesarias distintas obras en el atrio. En sesión municipal se solicitaba instalar en los muros de la calle Alfonso VIII las barandillas viejas para evitar incidencias “por la aglomeración de gente en tan estratégicos sitios para ver las procesiones” y se adjudicaba, asimismo, la obra de necesaria reparación en la ermita de San Antón, pues como apuntaba el ex concejal Federico Viejobueno, “una de las puertas está inutilizada y la otra, la de la derecha, es muy pequeña, pues todos los pasos de Jueves Santo hay que sacarlos casi arrastrando las andas, como sucede con el Jesús Nazareno”.
El Ayuntamiento adjudicó la obra de la iglesia municipal a Reyes Cañas, en la cuantía de 9.400 pesetas, pero no pudo dar solución a la colocación de balaustrada de Alfonso VIII “al estar incoado un sumario por las viejas barandillas”, pasando a Comisión. Eso sí, no hubo problema para adjudicar a un vecino el arrendamiento del Recreo Peral para su explotación en las épocas del verano. En ruegos y preguntas el concejal Garay informó que ante la desaparición de la Banda de Música Provincial había recabado ante el gobernador civil la petición, al presidente del Directorio Militar, de la presencia de una compañía de Infantería, con Bandera y música para las procesiones de Semana Santa o en su caso la banda de un Regimiento”. Al final sería la Banda Municipal la única que realzase las procesiones.
En “La Voz de Cuenca”, una semana antes se inquiere al alcalde Luis Bonilla si ha preparado algunos festejos, como se pregunta desde los pueblos y se apresure a ordenar la impresión de los oportunos carteles y solicitar de la Compañía MZA de ferrocarriles billetes especiales a precios reducidos y se publica que “el Ayuntamiento y la Cámara de Comercio están obligados a procurar el mayor realce de estos festejos, que pueden constituir un poderoso y eficacísimo medio de atraer forasteros”.
El “El Día” el Teatro Principal anuncia para el domingo de Ramos “el más trascendental acontecimiento cinematográfico de la más sorprendente y grandiosa reproducción, fiel e histórica del Drama del Calvario: “La Pasión y Muerte de Jesús”, película de 3.500 metros, en siete partes” , mientras que Casa Chamón anuncia que ya tiene una extensa colección en peines para las mantillas del Jueves y Viernes Santo. Y que el día 16 se inaugura el servicio público de transportes de viajeros entre Cuenca y Teruel, y que ese día “vendrá un contingente de turolenses a presenciar las renombradas procesiones de Cuenca”.
SE NECESITA AYUDA DE TODA LA CIUDAD
El Viernes de Dolores, 11 de abril, “El Día de Cuenca” publica en portada el editorial “Sobre la Semana Santa” en el que señala que aunque apenas hay novedades, la celebración religiosa tiene un doble aspecto, entre la manifestación del culto cristiano y la atracción de forasteros para el positivo ingreso comercial. Y hace todo un llamamiento:
“Nuestra Semana Santa, abandonada su organización procesional a los propios y escasos recursos de las distintas hermandades que la integran, necesita para que vuelva a adquirir el esplendor de sus mejores tiempos, la coadyuvación del Municipio y la de los elementos del Comercio, de la industria y de los particulares, es decir, de toda la Ciudad, sin regateos, sin escisiones, sin escrúpulos. Y deben agruparse todos los impulsos y todas las iniciativas en un solo ideal, pero con tiempo, no cuando las vísperas nos sorprenden y atribulados nos dolemos unos y otros del lamentable desamparo de la ciudad en este orden de cosas, cuya responsabilidad a todos nos señala”.
Abunda el editorial en sus razonamientos: “Después de los crudos meses de la invernada, en que la paralización comercial es importante y se han debilitado las ventas, debiéramos reconstruir una Semana Santa con lujosas procesiones, cuidadosa organización atrayentes festejos, trenes baratos, un programa en fin de turismo y diversión que hiciese afluir a nuestra población un caudal numeroso de forasteros y estos serían la mejor propaganda al ser recibidos gratamente, para los años sucesivos”.
Concluye el texto editorial con la triste realidad de que “nos encontramos con todo sin hacer, sin coso taurino, sin teatros, sin ferial de ganados, sin cooperación de gremios ni particulares, sin alientos para acometer una empresa grande y de verdadero resurgimiento para el buen nombre de la ciudad…”, y sin banda de música provincial, “sin que el Concejo haya encontrado la fórmula económico-legal para sustituirla con una banda militar”.
TALLAS COSTEADAS POR COBO Y CATALINA
En suma, la Semana Santa de 1924 transcurrió desde el 13 al 20 de abril. El Miércoles Santo salió la procesión del Silencio a las ocho y media, para concluir pasadas las doce de la noche, con los siguientes pasos: Jesús en el Huerto (del escultor Manuel Moreno), Prendimiento o Beso de Judas (de Enrique Arévalo), Las Injurias, Ecce-Homo de San Miguel, Negación de San Pedro y San Juan y la Stma. Virgen, todas costeadas por Mariano Catalina (excepto el Ecce-Homo) y el grupo de la Virgen también por José Cobo.
El Jueves Santo, a las cuatro y media de la tarde, salió de la ermita de San Antonio Abad la procesión de Paz y Caridad con los siguientes pasos: Jesús en el Huerto, Jesús en la Columna (regalo de José Cobo), Jesús con la Caña, Ecce-Homo (busto de gran mérito), Jesús con la Cruz (con túnica de gran valor de la casa Santisteban de Pamplona), Santísimo Cristo de Paz y Caridad (Archicofradía fundada en el siglo XVI) y Nuestra Señora de la Soledad (antigua imagen procedente de los Agustinos).
El Viernes Santo 18 de abril, a las seis de la mañana, salió la procesión Camino del Calvario con los pasos de Jesús con la Cruz (antiquísima imagen con rica túnica), la Verónica (regalo de Mariano Catalina), San Juan Evangelista (con túnica de terciopelo bordada por las Madres Concepcionistas y artísticas andas, todo ello costeado por doña Anselma Lledó) y la Soledad de San Agustín (con manto negro de terciopelo bordado en oro por la casa Santisteban de Pamplona). No se cita la presencia de turbas.
A las diez de la mañana salió desde las iglesias de El Salvador y San Esteban la procesión en El Calvario, con los siguientes pasos: Crucifixión (regalo de Mariano Catalina), Exaltación (construido por las casas Reixach de Barcelona y Tena, de Valencia), Agonía (imagen de marfil donada por Juan Cerdán de Landa), Cristo de la Luz (Vulgo de los Espejos, datada del siglo XVIII), Descendimiento (Vulgo de la Salud y las Tres Manos y “Cristo de los Carniceros”, tallas del barcelonés José Queralt) y Ntra. Sra. de las Angustias (regalada por los señores de Rozas) portada por nazarenos de túnica morada y capuz azul.
EL ENTIERRO, POR CARRETERÍA, PREVIO PAGO
En un suelto de primera página del 23 de abril de 1924, y bajo el título “Nuestra Semana Santa” a una columna, “El Día de Cuenca” destaca que “se han congregado numerosas familias forasteras para presenciar el desfile de las procesiones, que este año han resultado lucidísimas y con perfecto orden, contribuyendo no poco el hermoso tiempo estival que disfrutamos”.
Resalta en el siguiente párrafo la novedad de que “la procesión del Santo Entierro, que desfiló también por Carretería, resultó de gran esplendor y solemnidad”. También apunta que la Banda Municipal de Música, dirigida por el maestro Cabañas “mereció justos elogios” y al efecto en una sesión municipal el concejal Algarra pidió que se aumentase la consignación monetaria por sus trabajos extraordinarios, lo que aprovechó otro concejal para pedir que los trajes viejos de los músicos se los diesen a los barrenderos… De ahí que en algún viejo cliché tipográfico apareciesen los hombres de la limpieza con gorra de plato…
En “El Centro” y en breves líneas sobre los actos religiosos en la Catedral y las Angustias, se dice que “las procesiones resultaron en general bastante bien ordenadas, teniendo en cuenta el largo trayecto recorrido, pero sobresalió como siempre la del Santo Entierro por su organización”.
LOS NOMBRES DE LA COLECTA
Pasada la Semana Santa, y en la edición del 7 de mayo de 1924, “La Voz de Cuenca” hizo públicos los nombres de los donantes “para que la procesión del Santo Entierro, el día de Viernes Santo, pueda bajar por Carretería, de acuerdo con el sentir general y para dar el esplendor que merece, aumentando de día en día nuestras procesiones de Semana Santa; para ello fue preciso solventar de antemano la cuestión económica que a ello se oponía…”. La iniciativa corrió a cargo de Felipe Moreno Serna y Roberto Martínez Abad, que se encargaron de llevar a cabo la colecta de acuerdo con los Caballeros. Este es el listado de numerosos apellidos conquenses que hicieron posible el cambio de recorrido con sus aportaciones:
Con 10 pesetas: Federico Viejobueno, Luis Bonilla, Julio León Benita, Felipe Moreno Serna, Jesús Merchante, Lorenzo Redondo y Enrique Rubio.
Con 7,60: Antonio Guaita.
Con 5 pesetas: Ángel Ballesteros, Emilio Santamaría, Virgilio Pontones, viuda de Celedonio León, Francisco León, Matilde García Burgos, Leovigildo Pontones, Martina Gimeno, José Fernández, viuda de Blasco, Antonio López, Emilio López Fontana, Gonzalo Olmeda, Federico Picazo, José Albalate, Pedro Montero, David Ortega, Roberto Martínez, Federico Saiz, Francisco Mota y José Simarro.
Con 3 pesetas: Constantino Chamón, Tomás Peralta, Emeterio Jordán, uno que no es cofrade, León Lorente, Salvador Pardo, Senén Cardona, viuda de Merchante, Juan Martínez, Manuel del Mazo y Herminio Monedero.
Con 2 pesetas: Antonio M. Sarmiento, Francisco Lesbegris, viuda de Camilo López, Dionisio Sariñana, Enrique O’Kelly, Manuel Rodríguez, Federico Martínez, Santiago Redondo, Juan José Martínez, Pedro Barambio, viuda de José Aguirre, Motos y Díaz, Jaime Marín, Daniel García, Rufino M. Garay, Félix Navarro, Cecilio Lucas, Elpidio Olmedilla, Francisco Meler, viuda de Ángel Aparicio, Enrique Monjas, Andrés Lozano, Juan Llonch y Emilio Pinós.
Con 1,50: Un señor, Genaro Álvarez, Calixto Benedicto y Soria (sastre).
Con 1 peseta: Una señora, Gregorio Guerrero, Francisco Pozuelo, Trinidad Muñoz, un señor, Mariano Delgado, Juan M. Fernández Zúñiga, Lorenzo Patiño, un señor, Antonio Badía, un señor, Juan Timón, un señor, Ramón Domínguez, Daniel Rubio, Pedro Alegría, Pedro Carretero, Andrés Tarín, Baldomero López, Felipe Saiz, Manuel Lozano, Niceto Collado Peine, Arturo Iglesias, M. N., Leoncio Baños, viuda de Chávarri y Heraclio Martínez
Con 0,60 y hasta 02,5: Eleuterio Hontecillas, Nemesia Fuero, Epifanio Pérez, Anselmo Pérez, Hijos de Cañas, una señora, María Saiz y María Mora.
El total recaudado fue de 300,05 pesetas. Lo que no se explica en los medios es el motivo de los gastos con los que se empleó el dinero, entregado al depositario del Cabildo, Constancio Bermejo, como recoge Enrique Valero en su trabajo de investigación sobre la Semana Santa de 1925 en “Cuenca Nazarena” de 2018.
CRÍTICAS Y REACCIÓN DE LOS CABALLEROS
No faltaron las reacciones meses después, y sobre todo de cara a la Semana Santa de 1925. Así, el 16 de marzo Andrés Rubio publicaba una carta abierta en “La Voz” mostrando su dolorosa sorpresa por la decisión de los Caballeros del Santo Sepulcro de no desfilar por Carretería por falta de dinero. Una semana después es Manuel Cano quien desde Madrid envía otro escrito que resumimos:
“La decisión de los Caballeros del Santo Sepulcro, regidores de la más alta y emocional procesión conquense, de impedir el paso de la procesión del Viernes Santo por la tarde --que es digno broche a las cuatro celebradas en los anteriores días--, por las calles de Carretería, so pena de serles abonadas 300 pesetas, no sabemos a título de qué ni porqué regla de tres autorizada” (…) “Por lo visto, el hecho draconiano y vergonzoso se ha consumado ya en años anteriores, sin que haya habido autoridad que lo castigue, que impida el percibo de esas monedas que parecen acusar de “tráfico” con cosa tan santa y sagrada…”
Concluye Manuel Cano su misiva con duras acusaciones: “…Somos los primeros en lamentar el que no brille el esplendor de la procesión por las calles de la parte baja. Pero lo otro no, y mil veces no, lo otro es algo que subleva y arrebata, porque no el cansancio de las criaturas (“dado lo penoso de la carrera”), ni el de las autoridades, ni el de los nazarenos, puede comprarse ni con 300 pesetas, ni con trescientas mil, ni con todas las pesetas de todos los bancos del mundo. Porque los Caballeros del Santo Sepulcro no pueden estar necesitados de ellas para dar a la procesión toda la brillantez posible…”
La misiva de Cano y las críticas en la ciudad dieron su fruto y el 30 de marzo de 1925 “La Voz de Cuenca”, citando también a “El Centro”, publicaba que “los Caballeros del Santo Sepulcro han tomado el acuerdo de que todos los años la más bonita de las procesiones de nuestra Semana Santa, desfile y luzca por Carretería”.
Se cumple un siglo del desfile de la procesión del Santo Entierro por la parte baja de la ciudad, si bien en 2008 el itinerario de Carretería fue variado para pasar por las calles del Agua y Tintes y concluir en El Salvador. Parece que fue ayer el cambio, pero han pasado tres lustros.