La Virgen de la Zarza es la reina de La Serranía
Según describe E. Rodríguez en el Diario de León, “Hay una leyenda en estas tierras, cuyo protagonista es un pastor que al salir de su casa para encontrarse con su amo, éste le dio las llaves y le indicó donde estaba el rebaño que debía sacar a pastar. Mientras cuidaba las ovejas, el pastor notó algo extraño en unas zarzas, se acercó a mirar y, sorprendido, observo que había un objeto, la imagen de una Virgen. Nervioso, la cogió, la metió en su mochila, recogió el rebaño y se dirigió a Villamañán, tierra de León, para contárselo a su amo.
Mientras narraba los hechos, el joven echó mano a su mochila para sacar la imagen pero para su sorpresa, la mochila estaba vacía. Ante la insistencia del joven, el amo le acompañó al lugar de los hechos, allí volvieron a encontrar, en el mismo lugar, la imagen de la virgen. Intentaron cogerla pero, en esta ocasión, una fuerza impedía que la levantasen del suelo. Allí la dejaron y así quedó, levantándole una ermita y señalándola como su patrona”.
Hay en Cañete, de Cuenca, otra leyenda que también sigue viva: “ Un pastor de la villa, como cada mañana, salió a pastar con sus ovejas por el camino del molino de San Roque. Al salir por la puerta de la muralla, puerta de la Zuda, acompañado de sus ovejas camino de las Salinillas, un destello a su izquierda llamó su atención. Acercándose y casi deslumbrado por ese fuerte brillo, observó cómo encima de una zarza, una silueta apenas dibujada a causa de aquella luz cegadora le dejaba ver a su trasluz, una Señora a la que como Virgen pudo tratar. Con voz celestial, la Virgen allí presente le bendijo y le indujo a que desde ese momento, ese lugar de Cañete estaría bendecido para siempre gracias al fervor que había demostrado. Y como tal, mandó al pastor anunciar la buena nueva, para que a partir de ese momento, una ermita dignificara su nombre y quedará escrito para siempre”.
Desde ese mismo momento, una imagen románica del siglo XII representa a la Virgen María que desde el curioso hecho de su aparición, ocupa la hornacina de una ermita, levantada en su honor y bajo el nombre de Virgen de la Zarza, es la patrona de toda la Serranía.
Y así, tal cual sucede en Villamañán de León, sucede en La Salette de Francia, en Lagunaseca de Cuenca, en Aliaga de Teruel y como no, en nuestro Cañete. En todos, la imagen de Nuestra Señora de la Zarza es sentida como su Patrona, su Señora, su Amiga, su Dama, a la que le cantan bellas estrofas, le ofician solemnes actos litúrgicos y la procesionan entre los vítores de hombres, mujeres y niños.
El día 8 de septiembre, en esa ermita extramuros, adornada con flores, adecentada entre la cascada de su río Tintes y entre zarzas, enebros, chopos y lavanderas de ese entorno natural bajo el nombre del Postigo, revive año tras año, para que sus gentes, los cañeteros y cañeteras, imploren su bendición entre las solemnidades de su Cofradía y los parroquianos.
Cañete, un pueblo de la Serranía conquense, de alta y profunda historia vivida, siente en estos días de septiembre el mayor peso festivo que a lo largo del año se produce. No hay otras fiestas a lo largo del año, mejores y más alegres, deseosas y mantenidas, donde todos, sin excepción, adornan, sienten, reciben, acompañan y rezan a esa imagen, ataviada con manto bordado de fino tafetán, corona y adornos de lujo, andas nuevas, bien repujadas, mientras los acordes de la banda musical del pueblo valenciano de Caudete de las Fuentes, acompaña a todos, Peña de la Zarza como pionera, y tantas y tantas peñas, mujeres con el traje serrano, vítores y cofrades, amigos y vecinos, visitantes y foráneos, para que su misa, su procesión, esos toros de la ganadería de Mora, las verbenas con excelentes grupos y esas ricas viandas de cocinas caseras o de cocinas de restaurantes señeros y premiados, entre amistad y regocijo, dejarçan sentir el peso de un pueblo cuya historia gira en torno a pasajes históricos y a devoción mariana, en una Virgen de la Zarza que es envidia de toda la Serranía conquense.