Uclés y la Orden de Santiago
L
a localidad de Uclés está cargada de historia, desde su fundación como villa hasta el momento actual en que sigue rememorando gestas, hechos y noticias históricas que definieron la organización del territorio castellano.
Todo este año 2024 está sirviendo para conmemorar el 850 aniversario de la donación de la fortaleza y la propia villa a la Orden de Santiago. Varias conferencias se van a impartir mañana sábado, cuya temática determinará cada una de las vicisitudes que influyeron en ese acontecer medieval de un territorio que marcó las fronteras castellanas frente al dominio musulmán y a las demás órdenes religiosas.
El estreno del “Romance de la batalla de Uclés”, protagonizada en 1108 a los pies de la misma fortaleza, con letra y música de los hermanos Juan y Francisco Fernández, servirá de homenaje a todo el pueblo de Uclés. Este dúo musical bajo el nombre de Sine Die, residentes en Marbella, protagonizarán un concierto musical en el que la figura del infante don Sancho, hijo de Alfonso VI y de la mora Zaída, será el principal protagonista.
Uclés es para un historiador, el paradigma de la potestad histórica. En esa magna fortaleza se dilucidó gran parte de la historia de España, siendo además, el centro cultural en el que un Monasterio barroco centraría el punto de inflexión de momentos trascendentes, ya no solo de la propia Orden santiaguista, sino de todo cuanto el desarrollo cultural pudo determinar el peso de la Historia.
Visitarlo, recorrer sus calles, sus casonas y fuentes, entrar al Monasterio y disfrutar de su patio, iglesia o salones; escuchar la música o la conferencia que la actual Fundación Fernando Núñez, que desde el 2020 intenta ajustarse a esos valores en los que la transmisión del conocimiento y la conservación del patrimonio adaptándolo al concepto actual, es una sorpresa constante.
Por eso, la villa de Uclés, gracias a su Ayuntamiento, especialmente a su alcalde José Luis Serrano Bermejo y a su concejala Ana Gálvez, sin olvidar esa Asociación Cultural Urcela, promocionan y gestionan los valores de este pueblo, cuya historia le define y le engrandece.
Recorrer su historia es fundamental, pero recorrer sus calles y analizar su paisanaje, es todavía más sorprendente. Vaya pues, aquí, un poco de sus valores bajo mi pluma:
“No solo debemos hablar de su historia más seria, más solemne si cabe, si no que este lugar es bello por naturaleza. Podemos hacer una descripción pormenorizada, desde la Fuente Redonda, origen del arroyo que le riega, el flirteo del Cigüela un poco lejos, las lomillas de Carrascosilla y todos esos restos que quedan diseminados por todo el término, recordando a la romana Ocilis con su pozo Airón.
Sin duda, ahí no quedaría la cosa, porque a los tres conventos que allí hubiera, tal cual el de Santiago de 1174, el de las monjas dominicas en 1535 o el de los frailes carmelitas, unos años después, le tendríamos que añadir, todo un sinfín de recuerdos hacia la Virgen de las Angustias, Señora que siempre ha sido de Tierra y advocación.
Me da igual, entrar a su monasterio, ver su patio donde tantas películas se han rodado, acariciar su fuente, tan barroca ahora, pasar a la Capilla para recrear el espíritu indolente de cada uno de nosotros, subir la magna escalera a dos aguas, ver la maravilla de Francisco Ricci, el facistol enorme del Coro, aquel portapaz de Becerril que en tiempos hubo o el recuerdo de aquellas ermitas: Nuestra Señora de la Soledad, Santísimo Cristo de la Piedad, la Vera Cruz, la Virgen del Rosario, la de Ánimas, Misericordia y Cabildo de San Ildefonso. Todo es historia, arte, monumentalidad, devoción, belleza, oración, sentimiento.
Y ya para acabar este breve relato, un final anticipado, marcado por el recorrer de sus callejas, dejando la Puerta del Agua y ascendiendo para encontrar el palacio de los Torres, la casa palacio de Fernández-Contreras, su Ayuntamiento, la murallas, el molino en lo alto, la casa donde naciera Francisco de Luna, el entallador que hiciera capilla de los Apóstoles, para coger el coche y volver hacia mi ciudad: Cuenca. Un lujo, amigos”.