El Tumbo de Castilla volvió a su trono
La Villa de Uclés es uno de los lugares más emblemáticos de toda Castilla La Mancha y, si cabe, de toda España.
Entre su caserío se mantiene el recuerdo de la historia vivida, calle arriba y calle abajo, sin olvidar que la Fuente Redonda o el pozo Airón, en las afueras del pueblo, te lleva a la época romana.
Entre sus casonas, la plaza, la parroquial, el arco del Concejo y la balconada del Ayuntamiento, el monasterio es la historia viva de una villa clave en el acontecer castellano.
Levantado el monasterio sobre la ubicación de su antigua fortaleza, en el año 1529 siendo el Gran Maestre de la Orden, D. Juan de Padilla, con su imponente fachada de estilo gótico y renacentista, mantiene la seña de identidad de un periodo en el que Uclés dictaminó los destinos de toda Castilla, gracias a ser la sede de la Orden de Santiago.
Pero su antigüedad es todavía más manifiesta, porque fue el rey Alfonso VIII el que conquistase la villa a las tropas musulmanas, después que Alfonso VI, rey de Toledo por entonces, fracasase en su intento de dominio perdiendo en la famosa batalla de Sicuendes, donde fallecería su único hijo el infante Sancho.
El rey Alfonso VIII donaría a la Orden de Santiago, la villa y fortaleza de Uclés, según documento firmado en Arévalo (Ávila) el 9 de enero de 1174.
Ahí es donde yo quería llegar, porque el Tumbo Menor de Castilla es la joya de la corona. Formado por copias de los primeros documentos de la Orden desde el siglo XII hasta mediados del XIII, formó parte del Archivo que se custodiaba en Uclés desde los siglos XIII y XIV, cuyos documentos eran guardados en la sacristía, junto con las riquezas de oro y plata, además de privilegios, bulas y estatutos.
El códice está escrito en vitela, un tipo de pergamino fabricado a partir de la piel de becerros jóvenes.
En el folio 15v se encuentra la miniatura de la donación de Alfonso VIII a la Orden de Santiago, destacando la imagen de los reyes Alfonso VIII y doña Leonor, que sujetan el cordón del sello real. De pie a su lado, el primer maestre D, Pedro Fernández, que tiene en sus manos un sello redondo con la imagen de un castillo. Le sigue la representación de la fortaleza de Uclés y a continuación un friere o caballero de la misma. Sobre el castillo un pendón rojo desplegado, donde se representa al apóstol Santiago a la jineta de un caballo blanco, blandiendo la espada en una mano y la cruz en la otra. A continuación del crismón y una letra capitular el texto que comienza con “In nomine Domini…”
El Tumbo Menor de Castilla formó parte del Archivo General de la Orden de Santiago que se encontraba en el Real Convento de Uclés, desde su creación hasta su desamortización. En 1872 dicho archivo se trasladó al Archivo Histórico Nacional, donde se encuentra en la actualidad.
Las jornadas que tuvieron lugar en la villa de Uclés el pasado viernes 14 y el sábado 15 del presente mes, han servido para que todo el que ha deseado reencontrarse con esta maravillosa joya, en el lugar para el que fue diseñado, quedase maravillado de su presencia, gracias a la Fundación Fernando Núñez, al Ayuntamiento de Uclés, al Ministerio de Cultura, Archivo Histórico Nacional, Universidad de Castilla La Mancha, Diputación Provincial y Obispado de Cuenca.
Maravilloso proyecto que ha culminado con este acontecimiento y desde luego, el hecho de que la historia volviera a marcar ese mismo sello que unos siglos atrás, determinaron tal acontecimiento.
Uclés, tiene mucho que enseñar, además de todo cuanto supusieron esas jornadas, mucho patrimonio y paisanaje de sus gentes.
Casas solariegas como la de Pareja y Cedillo o el palacete de los Torres, Velázquez y Cárdenas, sin olvidarnos de los Fernández y Contreras. La Fuente de los Cinco caños, la Puerta del Agua, el Pósito, la ermita, la Fuente de los Cuernos y su parroquial. Una villa llena de belleza e historia.
