Tragacete revive la historia y confirma su proyecto de desarrollo
Nuestra Serranía sigue elevando el listón en actividades. Si no hace mucho, hablábamos de Cañete, ahora es Tragacete, el lugar que ocupa la atención por su esfuerzo por desarrollar culturalmente aquella comarca y lo que puede suponer para esa lucha por la despoblación.
El pasado fin de semana, concretamente el domingo 21 se clausuraron las II Jornadas de Arqueología Experimental de esta localidad, con una especial muestra de herrería con técnicas de la Edad del Hierro.
Fue el maestro Tomás Mink el encargado de hacer esa demostración gracias a su cualificación y conocimientos.
El Ayuntamiento de esta localidad se está esforzando por revivir la historia y bascular sobre todo un bagaje cultural para crear futuro.
Se presentó la Asociación de recreación histórica “Keltiberia”, vinculada a la construcción del Centro de Tecnología Celtíbera de Tragacete.
Sin duda, una extraordinaria idea que ayudará a defender nuestro patrimonio como germen de futuro y desarrollo turístico, en ese enfoque que la cultura puede determinar.
Como habitualmente hago, mi pequeño homenaje al lugar del que escribo para dar alguna noticia especial, lo hago añadiendo algún texto referente a su pasado histórico; y por tanto, de Tragacete, no podía ser menos:
“Este lugar, acurrucado a los pies del cerro de San Felipe, techo de la Sierra de Cuenca, encuclillado al lado del río Cuervo y su nacimiento, no muy lejano de las aguas del Júcar e incluso de las del Tajo, tiene un privilegiado enclave donde la Naturaleza le ha hecho privilegio de encanto.
Pero, su belleza le ha dado siempre el significado de su acontecer y su ubicación en tierras de montaña, al lado de enclaves poderosos, De ahí, su gran peso en la historia. No hay duda, que las primeras tribus pudieron dejar una huella irrevocable, sobre todo, aquellas que desde la Celtiberia extendieron su dominio.
Luego, el romano quiso aprovecharse de sus salinas, generando una fuerte dependencia hasta la llegada del periodo islámico. Durante aquella Alta Edad Media, Albarracín ejerció poder y un tiempo después, la llegada de un tal Azagra, le provocará enfrentamientos, entre el Señorío de Albarracín y el Señorío de Molina, potestad de don Manrique Pérez de Lara, abusando uno y otro, en prebendas y diezmos.
Tal fue la importancia de estas tierras que la ciudad de Cuenca durante el dominio de Alfonso VIII compró este lugar y sus salinas, el 3 de febrero de 1202 a su, por entonces, propietaria, la condesa doña Mafalda, viuda del conde don Pedro Núñez, concediéndole de esa manera los diezmos salinares a la catedral conquense.
Pero es en el siglo XIV cuando adquiere mayor protagonismo, pues Alfonso XI la concede a la familia de los Albornoz y ahí alcanza cierto rango como potestad de esta gran familia, sobre todo en tiempos de don Alvar García de Albornoz, noble de fuerte poder en aquellos tiempos de intrigas nobiliarias, asesor impenitente del propio rey Enrique II, el de las Mercedes.
Dejaremos la historia, aunque sigue habiendo muchas páginas más que comentar y vayamos a esa privilegiada naturaleza que le envuelve.
Un término indescriptible donde los montes de la Fuenseca, Cerro de En Medio, Solana de San Felipe, la Cordillera, Puntal de la Hoya, los Callejones, la Dehesa Boyal del Enebral y el Rincón de la Gitana, hacen brillar las maravillas que San Miguel Arcángel desde su iglesia bendice y hace reencuentro festivo en ese mes de septiembre con buenas verbenas, toros y jolgorio, manteniendo incluso aquellas tradiciones de antaño”.
Enhorabuena pues, a su Ayuntamiento y a quienes hacen posible, año tras año, que ese proyecto cultural siga provocando sinergias y éxitos.
