¿Saben dónde está la Cava?
Ahora, que la primavera está apuntando, podemos ir haciendo programación de la buena y empezar a viajar por nuestra provincia, conociendo y reencontrándonos con lugares, parajes y rincones de alto valor histórico, arqueológico y patrimonial que encierra nuestra variada y extensa provincia conquense. Los días se alargan y nos ofrecen más horas de enriquecimiento personal.
Por costumbre, solemos iniciar camino hacia nuestra Serranía, por eso de ser privilegiada en Naturaleza, y en ella, recorrer caminos entre suntuosos pinares, piedras areniscas y ríos serpenteantes. En todo caso, le sucede La Mancha, en eso de ver pueblos más grandes, con molinos, Tercias, lagunas y casas solariegas, donde acatar el buen comer, en atascaburras, gazpachos o gachas manchegas en días de frío, suele ser buena propuesta.
Pero quiero abanderar la Alcarria conquense, porque es tierra menos conocida y sin embargo, su riqueza paisajística y arqueológica puede sorprender para bien, tanto al conquense como al forastero.
Ustedes inicien caminos, unos hacia Valdeolivas y su comarca, o hacia las tierras de Ercávica donde atraviesas pueblos pequeños pero selectos, tal vez Castejón tierra de cantautores, Canalejas, Villaconejos, Albalate, Cañaveruelas o incluso Alcohujate. Pero, si estiras un poco más tu ideario, acércate a Huete, ciudad que fuera y es, desde la época romana, y luego salta un poco hacia Buendía y veras sus riberas de embalses, sus caras esculpidas en roca viva o su caserío entre gran iglesia y plaza porticada. Todo un lujo para recorrer, hacer senderismo, visitar arte y comer a buen gusto.
Y en este trazado, casi a mitad de camino de esa ruta ideada, un yacimiento de hace 4.000 años y que bajo el nombre de La Cava, en el término de Garcinarro y dentro del llamado Valle de Altomira, puede servirte como parada obligada. 12 hectáreas de piedras excavadas, pertenecientes a la Edad de Bronce hispana, en un asentamiento en colina desde donde podemos divisar un extraordinario espacio geográfico, con restos de muralla y unas ocho mil cazoletas excavadas en la roca, grabados rupestres y espacios espirituales, que nos permiten abrir boca en este estupendo recorrido alcarreño.
Posteriormente, será la Edad del Hierro, una verdadera acrópolis retallada en la roca y un monumental edificio singular tripartito datado en el siglo IV antes de Cristo con tres estancias cuadrangulares, independientes pero comunicadas entre sí, que pueden recordar a los espacios religiosos con una intencionada orientación solar, y un gran foso defensivo. Más tarde, en época visigoda, los eremitas vinculados al monasterio Servitano de Cañaveruelas con contenedores y hogares con cenizas, estudiados por los arqueólogos y presentados ahora, dentro de un museo vivo de profunda importancia histórica.
La Asociación Cultural La Cava, y el propio Ayuntamiento de Garcinarro ponen en valor este punto de alta importancia arqueológica, para que todos los visitantes puedan contemplar, gracias a sus paneles informativos y a sus guías, con un proyecto de Musealización y de Centro Interpretativo que hacen de este lugar punto obligado de encuentro.
En la historia de Garcinarro, la figura de Alfonso VIII tiene también cierto protagonismo, sobre todo en su Virgen del Sagrario, la que regalase a sus gentes para que construyeran la parroquial donde una capilla para esta Virgen te recibe, semejante a la que hay en la catedral de Toledo. Esta iglesia, dedicada a esta imagen, es de traza gótica, de sillería, tres naves, labrada a lo nuevo y que tuvo que ser restaurada como iglesia nueva, monumental, de amplio perímetro con una serie de salientes contrafuertes que la hacen elevarse solemnemente. Los casetones, las columnas estriadas, las hornacinas de concha, el triangular con el busto del Padre Eterno, las seis ventanas, el follaje y la fruta, la balaustrada y un sinfín de detalles le adornan y le enaltecen. En tiempos, sus caseríos tenían iglesias, luego ermitas y ahora, todas arruinadas, pero en el XVII se hablaba de Santa Catalina y San Sebastián, luego San Roque, la Soledad y Humilladero, más aquellas de los despoblados de Ballesteros y de Mohorte que antes eran iglesias y pasaron a ser ermitas. Ahora, la ermita de San Cayetano, de reciente construcción y que recibe romería el 9 de agosto aglutina devoción y fiesta, tal vez, el patrón que sigue siendo San Isidro y luego el 15 de agosto las patronales de la Virgen.