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Poesía, poesía y poesía... en Chumillas

Poesía, poesía y poesía... en Chumillas

30/08/2024 - Miguel Romero

El verano es una estación interesante. Dicen que hace mucho calor, porque lo hace, y dicen que la luz llena el espacio.

Y yo lo reafirmo, es una época del año que levanta el espíritu y los sentidos, que despierta la bilirrubina, que hace aflorar la belleza interior, que el color moreno –de playa o de rayos- broncea cuerpos maravillosos y que se bebe rica cerveza, fresca y espumosa, para sanar el cuerpo y el alma.

Pero el verano es también, el “tiempo de los pueblos”, porque tener pueblo o adoptar uno es lo que más se lleva en este tiempo. Allí, donde refresca un poco más por la noche, los niños están “sueltos” y sin peligro –eso dicen los interesados- y por tanto, dejan a los papás más libres; allí, como mucho están los abuelos, encargados de “decir sí” a todo cuanto el nieto pide; y allí, los bares y las terrazas se llenan de amigos que no se conocen, de grupos que apenas se hablan durante el resto del año, de amigos y enemigos en la misma mesa, de “historias, cuentos y mentirillas” para definir tu largo invierno pasado.

Pero no solamente hay toros, verbenas, actuaciones musicales y juegos populares; también hay cultura, sobre todo, esa que entretiene y no tanto la que te puede obligar a pensar.

Y entre esa cultura de estío, Chumillas sigue insistiendo en ser un pueblo poético, o tal vez, un pueblo donde se valore la poesía, modalidad literaria que solo entiende el poeta, pero que incita a la reflexión y eso, de vez en cuando, nos hace diferentes.

La culpa de ello, un poeta reconocido, premiado y generoso: Pedro José Moreno. Nacido en este lugar, valenciano de adopción y hombre que tiene entre sus virtudes, escribir, recitar y si cabe, entonar cancioncillas con su armónica de nacar.

Y yo le ayudo porque lo merece. Sin duda, ello no se podría hacer sin la ayuda de un Ayuntamiento y en ese caso, Chumillas lo hace. Lo hizo Pedro de Verona Macario Rubio, después Celso Rubio y ahora, lo vuelve a hacer el mismo que diese inicio a una actividad –que suele ser poco valorada- y que sin embargo, suele llenar la bella iglesia románica de este lugar, encantador decorado, para un encuentro entre amigos y vecinos.

Por eso, Luis Hernández, Virgilio Fuero, Ricardo López, Victoria Gassanet, Grisel Parera, Paloma Rubio, Pilar Geraldo, Pedro José Moreno, Ángel de Dios y un servidor, estuvimos entre amigos, recitando poemas, haciendo amistad y provocando sinergias de sentimiento.

Allí en su parroquial de San Juan Bautista, pequeña y acogedora; frente al Torrejón recién restaurado, en esa capilla de bóvedas de terceletes, formada por nervaturas de piedra y con un marco en su entrada, se hizo poesía entre un público siempre entusiasmado, atento y cómplice de esas canciones de antaño que desde la armónica de Pedro José se lanzaban al aire de aquella única nave eclesial.

Sin duda, una bonita jornada, en un lugar que siendo pequeño es grande en corazones y que luego permitió compartir en entretenida armonía una merienda de rica gastronomía para clausurar una edición más y ya van seis, de poesía de la buena entre gente de lo mejor.

Un éxito y un agradecimiento para quienes asistieron como poetas, aceptando la invitación que desde nuestra coordinación les propusimos.

Como recuerdo, un jarrón del alfarero Parra con ese toque de distinción que le acredita. ¡Hasta el año que viene!