Leganiel y su Cristo de la Luz
El pasado sábado 25, tuvo lugar en la localidad de Leganiel la Misa Mayor a cargo de nuestro Obispo, Monseñor José María Yanguas, que sirvió de cierre epistolar del Año Jubilar, con motivo del III Centenario de la institución como patrón de la Villa: El Santísimo Cristo de la Luz.
La iglesia parroquial de la Asunción acogió a numerosos fieles y luego, la procesión sirvió para rememorar la devoción que todo un pueblo y una comarca, mantienen a esta imagen y su icónica representación religiosa.
La imagen fue custodiada por un grupo de miembros de la Orden santiaguista –en la actualidad con sede en Madrid-, la banda de música de Fuentidueña del Tajo, siendo solemnizada con la participación de los Danzantes de Belinchón, en una muestra extraordinaria de lo que determinan las tradiciones como Alma del Pueblo.
Finalizó de esta manera, un Año Jubilar cargado de actividades en un lugar como Leganiel, que tuvo que acoger a multitud de visitantes a lo largo de todo un año, peregrinos algunos de ellos para ganar ese jubileo, y admiradores de las tradiciones y el patrimonio, otros.
Recordar aquella terrible plaga de langosta de 1724 y la intervención milagrosa de su Cristo de la Luz ha sido la clave para que este año Jubilar desde mayo de 2023 a mayo de 2024 haya sido un verdadero éxito de organización y compromiso, reafirmando con ello, la voluntad de un pueblo alcarreño con su historia y su devoción.
Y para mí, que siempre tengo excusa para exponer algo de su historia, aprovecho la columna para describir algunos aspectos de la misma.
“Podría iniciarse su origen, buscando la huella de ese poblado de San Cristóbal, en la dehesa de Lobinillas; sin embargo, había que ir al periodo de reconquista cristiana del siglo XII y sobre todo, al momento de su dependencia del alfoz de Huete (Wabda). Poblada con gentes del norte, tendrá un breve recorrido histórico hasta los tiempos del monarca Felipe II, cuando independizada pasará a ser lugar de jurisdicción real, con pósito, cárcel y picota, según los antiguos del lugar. Sin embargo, su nula documentación nos impide determinar con certeza aspectos trascendentes de esa evolución como población independiente, aunque sí en cuanto a la configuración de su término muncipal. La Dehesa Boyal, los parajes del Tajado con sus robles, las laderas de la Pinosa y el Robledal, los despoblados de Lobinillas –ya citado- y de Villaescusilla, anejos al Hospital de San Juan de la Caridad de Huete en su tres partes y una del Vicario de la Diócesis, nos sumergen en esos tiempos del Medievo y de la Edad Moderna.
Su frontera con Guadalajara y sus conatos jurisdiccionales la hicieron fuerte en otros tiempos a pesar de su escasez de agua potable, teniendo sus vecinos que ir al Tajo a por ella, donde ahora esa presa de El Maquillón –que bien molía- le da solera constructiva. En el camino de Belinchón, el paraje los Portugueses bien llamado por aquel enfrentamiento; el episodio de las lluvias torrenciales por el Reajo inundando todo, o el cólera morbo en aquellos tiempos de 1885, nos permiten recordar pasajes importantes para su vecindad.
Pero destacaría su mantenimiento, recogida y producción del esparto, actividades que le dieron solera económica, destacando esa elaboración de excelentes sogas, lías y felpudos que tanto renombre dieron al lugar. Todo en riqueza de tiempos, con prestamera de Antonio de Alarcón, sus ermitas de San Sebastián, Santa Ana, Resurrección, San Antolín y la Caridad, las cuales todas estaban bien reparadas en el 1655 –ahora algunas arruinadas- y en el trazado urbano, esa Casa de los Leones y el escudo de la Inquisición, el cual también da huella de su poder en otros tiempos”.
Antes y sobre todo, ahora, es su Cristo de la Luz la enseña de sus gentes. Después de Año Jubilar y con futuro por delante, Leganiel nos da razón de vida, como esa muestra especial de un pueblo que sabe cuál es su seña de identidad. Un bonito lugar a visitar.
