Huete, bandera al viento
Dice el Blog de Palo, siempre interesante por su condición de objetivo cumplido, que este lugar de Huete, núcleo alcarreño de la Cuenca histórica, tiene mucho que decir y bastante que ver. Es una pequeña localidad conquense, para mí no tan pequeña, pero en tiempo y forma, singular por ser rica en Patrimonio edificado y haber vivido en tiempos pasados, importantes cuitas bélicas entre moros y cristianos, entre Lara y Castro o entre tintineos de guerras civiles.
Extendido por las laderas de un alto cerro en el que se instaló un castillo, desde donde se divisan muchas tierras de “pan llevar”, sin olvidar que algunas pedanías que pertenecen a este Ayuntamiento, como Caracenilla, Verdelpino o Saceda del Río, tienen también rica historia o mucho que ofertar en tiempos modernos.
Pero saco a relucir a Huete en esta columna porque la Subdelegación de Defensa de Cuenca que bien dirige el coronel Fernando Antón, ha puesto en valor para ese lugar, un tributo a la bandera, insignia de identidad de la nación española, magnificando el acto con la presencia de una unidad militar que bien supo hacer los honores en un encuentro lleno de solemnidad el pasado sábado.
Las palabras del cronista Jesús Calle en clave de historia, las de su alcalde y el jefe militar, así como el desfile y salvas del Regimiento del Rey, Memorial número 1 y la banda militar con sus excelentes interpretaciones dieron el brillo necesario, sin olvidar que las autoridades presentes y los numerosos guardias civiles allí formados realzaron el acto en una dimensión castrense sin precedentes. Y vino bien hacer de Huete santo y seña de un Lauda a la bandera de España porque este lugar tiene restos de hace más de diez mil años, siempre estuvo poblada en tiempos romanos y la prueba son sus minas de Lapis Especularis, desde el siglo VI a.C., luego se asentó el moro haciendo reino frente al Califa y al Cristiano, sin olvidar que aquí, almohades y optenses dilucidaron contienda, luego Alfonso VIII mantuvo a raya a sublevados sin olvidar que vivieron judíos que hicieron Censo para Castilla en el siglo XIII y que la guerra de la Independencia y la Carlistada también levantaron campo de batalla.
Por eso este lugar de Huete a mí me gusta y mucho, porque tiene huellas constantes de todo ese tiempo, puertas, murallas, arcos y torres, iglesias, conventos y casas palaciegas, donde vive esa buena gente que bien sabe acogerte como uno más de ellos, Asociaciones Culturales encaminadas a desarrollar el futuro de la ciudad, Quiterios y Juanistas que ensalzan sus tradiciones, los barrios populares y el Cristo de Huete.
Y no puedes ni debes de dejar de lado su buena cocina, la que heredase de antaño y sigue haciéndolo como es el caso del restaurante Chibuso, la que ofrece La Cibera y la de mi amigo Serrano con el que tengo buena confianza por su calidez, amistad y compromiso.
Buena gente ésta que vive y siente Huete, la de su alcalde Fran con la corporación que le ayuda, la de José Luis y Juan, en esa Asociación Cultural Ciudad de Huete, o esas otras, como Fundación Huete Futuro o los incansables Voloptenses que te enseñan la ciudad con pasión y sacrificio. La Merced, impresionante con sus dependencias y Museos; la portada del Cristo majestuosa guardando en su interior parte de la esencia espiritual de este lugar, las Justinianas de Jesús y María, las ruinas culturales de Atienza y todo un mundo patrimonial por descubrir, conocer y sentir.
Pues bien amigos, me gusta mucho este lugar conquense, cabecera de La Alcarria camino de Madrid, donde tanto he disfrutado ayudando en cultura y donde comparto amistad con mucha gente, sin olvidarme de José Antonio Almonacid, óptense a muerte, vividor de la nostalgia del tiempo, soñador con ver crecer su pueblo, historiador por vocación y generoso por personalismo. Todos los citados, unos y otros, me han hecho uno más y aquí me siento siempre como en casa.
Enhorabuena por tener ese pueblo, amigos optenses.