Chumillas ahondó en la despoblación
No hay nada mejor que unas gachas en tiempo de Cuaresma con primavera lluviosa. Y eso que dicen que es “comida de pobres” y, sin embargo, todos los pobres son más de espíritu que de riqueza.
En el Centro Polivalente Municipal de Chumillas se hacen buenas gachas con especiales torreznos y para que todo el mundo tenga oportunidad, hasta se hacen “gachas para veganos”.
Hubo armonía hasta que se habló de las macrogranjas, porque la verdad, cuando hay intereses personales, reflexiones subjetivas, juicios de valor gratuitos y defensa de ideales ecológicos, la discusión está servida, tanto que se lanzan gritos de “abajo la carne y arriba la huerta” y claro, los dueños de cotos de caza, los ganaderos de tradición y los agricultores de rochanos no ven con buenos ojos, la defensa del mecanismo geobiótico del micelio llamado hongo que libera y sana la tierra sin necesidad de abonarla con químicos contaminantes. Sin duda, el agua es lo vital, por eso, cuando el agua se contamina, la salud se pierde y la comunidad no puede salir a flote en vida y obra.
Y es que todos debemos respetar la libertad individual cuando se aviva el espíritu para crecer como sociedad. Es decir, ser libre ajustado a unas reglas de juego.
Por eso, hay que atender a los que vienen a exponer sus reflexiones, las compartas o no, pero atender y escuchar, y dejar el móvil tranquilo mientras estos invitados, sean políticos o sean ponentes, porque no solo es nuestra visión la que vale, sino la de todos, con consenso y con variables.
Creo que el representante de la administración, alcalde de un pueblo pequeño, histórico y bello, como es Santa Cruz de Moya, explicó lo que se pretende hacer desde la administración y no es ni más ni menos que generar una Ley que pueda paliar esa despoblación con mecanismos y estrategias. Mejorable, por supuesto, porque para eso se hacen las leyes para debatirlas y mejorarlas en lo posible, pero la buena intencionalidad ahí estuvo, por eso había que escucharle y darle un plus de confianza. Por eso, me gustó la propuesta de Virgilio Antón, como también la de Kike Llanes y la permacultura, impresionante su apuesta ecológica; por supuesto, la de Vicente Medina dando pinceladas de La Gavilla Verde y su apuesta por la historia olvidada o la memoria ocultada, y por eso, creo que todos los que participamos en estos debates o exposiciones deben ser respetados y a su vez, que ellos respeten, porque no se puede hablar de puntos de vista exclusivos y desatender otros que no son los tuyos, ni tampoco estar en otras cosas cuando se exponen contenidos y luego criticarlos sin casi haberlos escuchado; y todo ello, en un excelente ambiente provocado por el Ayuntamiento de Chumillas, su alcalde, Celso Rubio, y esas asociaciones artesanales o puestos de cooperativas y empresas privadas que nos ofrecían una puesta en valor de sus productos de artesanía, creatividad, jóvenes emprendedores y músicos con categoría suficiente para hacer una Jornada de excelente contenido. Zascandil Folk con Javier y Estela son virtuosos.
Fueron unas jornadas de especial convivencia, fructíferas, en las que yo participé con mi experiencia y apuesta, avalando esas señas de identidad histórico-culturales que pueden ser también alternativa en esa búsqueda del turismo sostenible, el mismo que nos puede sacar del ostracismo a los pueblos que no tienen ni siquiera una hectárea para cultivar en permacultura o en cultura extensiva, ni siquiera la intensiva por eso de ser monte y madera.
Luego, nuestra visita al Torrejón, vestigio histórico de un pueblo y de un lugar, restaurado por la empresa Ares Arqueología con acierto, para otear ese magnífico horizonte que sus campos ofrecen.
Por poner una pega, que los niños –que también deben tener su espacio, su derecho al juego y su adecuación a esa buena educación que ofrece la cultura educativa– hubieran estado más controlados por sus progenitores y provocando menos molestia a los asistentes. Aún así, los perdono, porque su alegría, vitalidad y soltura es vida con mayúsculas.