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Las Caras de Buendía y los bustos romanos definen su historia
Foto:Ruta de las Caras

Las Caras de Buendía y los bustos romanos definen su historia

15/03/2024 - Miguel Romero

La provincia de Cuenca sigue ofreciéndote historia y tradición a raudales. Cada comarca, Serranía, Mancha o Alcarria, te abre caminos, te enseña patrimonio y hace de tu paseo o visita, un cúmulo de sorpresas donde el espíritu del ser humano queda completamente absorto y embebido de aprendizaje y dimensión enriquecedora.

Hace una semana, ofrecíamos en este espacio cultural, las bellezas naturales y patrimoniales de Pajaroncillo, Carboneras de Guadazaón y Cardenete; y ahora, nos acercamos hacia la Alcarria conquense, para visitar el yacimiento de la Cava en Garcinarro y las Caras de Buendía, sin olvidar que la magna ciudad de Huete queda al lado para advertirte de su alta riqueza monumental de tiempos pasados.

Por eso, llegar a Cañaveras y cruzando su pueblo, seguir camino hacia Guadalajara, siempre es un placer, porque visitarás lugares de tierra poco cultivable pero baluarte de siglos de historia. Una vez que dejas Canalejas y Castejón a tu izquierda, y coges el camino de Alcohujate y Cañaveruelas, empiezas a sentir ese peso del agua donde aflora un yacimiento increíble en el que la ciudad romana de Ercávica sigue ofreciéndote una etapa gloriosa de aquella romanización hispana.

Y es aquí donde ese camino ha crecido gracias a la apuesta de su ayuntamiento y de su alcaldesa María Ángeles Sierra Gamboa, por adornar el camino hacia su yacimiento, desde la localidad de Cañaveruelas, con columnas y bustos de personajes trascendentes en aquellos tiempo de Imperio romano, de credenciales poderosas por la obtención del lapis especularis, y por tener en este lugar, una de las ciudades con título de municipio romano y acuñación monetaria. Una ciudad, situada entre el río Guadiela y el pantano de Buendía, edificada sobre una ciudad celtíbera. Esplendorosa dentro de la llamada Hispania Citerior Tarraconensis, bajo el periodo de la dinastía Julio-Claudios, coincidiendo durante la etapa de mayor plenitud de los siglos I y II d.C., para cerrar su ciclo cuando Tiberio, el gran emperador, tuviese época de poder.

Y luego, caminar hacia la localidad de Buendía, donde su plaza porticada y su edificio parroquial te demuestran el poder que durante tiempo tuvo esta localidad, de los Acuña y Carrillo. A su lado, camino del pantano, la Ruta de las Caras como paraje natural formado por pinares y rocas areniscas, con veinte esculturas y bajorrelieves de uno a seis metros de altura, esculpidas entre 1992 y la actualidad, por Eulogio Reguillo y Jorge J. Maldonado. Estas esculturas rompen la frontera de los museos y zonas urbanas para ensalzar y engrandecer la relación entre escultura (Arte) y Naturaleza.

La Sierra de Altomira con los alrededores del río Guadiela y la ermita de Nuestra Señora de los Desamparados y la antigua ciudad de Recópolis, restos visigodos en un enclave privilegiado.

Mis amigos de Valdepeñas y Guadalajara: Salvador, Pilar, Ángel y Estrella, compartieron vivencias, analizaron el paisaje, revivieron la estampa del Imperio romano, enaltecieron su espíritu con la ruta senderista de las Caras y pudieron recibir su bendición de la Virgen de los Desamparados, sin olvidar unas buenas viandas en la Casa de las Médicas, dentro de la misma localidad, restaurante rural donde la etnografía y el recuerdo a las tradiciones se mantiene vivo, entre unos buenos torreznos, gachas alcarreñas o sopas de ajo, si el tiempo lo permite. 

La historia de este lugar le ha sido benévola, con personajes, tiempos y reconocidos edificios de solera.

Situada en la zona fronteriza de la Marca Media de Al-Ándalus, estuvo sometida a frecuentes incursiones de los ejércitos castellanos hasta su conquista por Alfonso VI en 1085. Perdidos los territorios por la llegada de los almorávides, fueron recuperados en 1171 por Alfonso VIII y concedidos en señorío a Lope Vázquez de Acuña por Enrique III al casarse con Teresa Carrillo de Albornoz, estableciendo más tarde el condado de Buendía en la figura de Pedro Vázquez, amigo del infante de Aragón.

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