El cortometraje La Fuga, dirigido por el conquense Eduardo Soto y cuyo rodaje comenzará en apenas un mes, pretende colocar en la agenda social y política la construcción del ATC en Villar de Cañas así como “despertar al ojo de la mente del espectador lo que puede suceder en Cuenca si dejamos que el ATC se construya en la provincia, qué pasaría si, dentro de diez años, esta central tiene un accidente”.
Soto ha avanzado que la obra, una película “coral” cercana a la ciencia ficción de corte psicológico y social, que contará con cerca de 40 personajes y tendrá una duración de entre 25 y 30 minutos de duración con posibilidad de convertirse en medio metraje, busca, además, “crear por lo menos un caldo de cultivo para que exista una polémica abierta y que la gente, antes de aceptar este cementerio nuclear, tenga elementos de juicio para poder valorar”.
La cinta arranca con la recepción de un aviso en la redacción de un medio de comunicación que informa de un terremoto ocurrido en una zona de la Mancha y su guion fue escrito en el mes de agosto del pasado año, meses antes del terremoto sufrido este año en la Alberca de Záncara, por lo que Soto augura que, “desgraciada y muy probablemente, se pueda convertir en una premonición de algo desgraciadamente inesperado”.
“No tenemos tanto esa intención”, ha advertido, para, a continuación, insistir en que no le gustaría que el trabajo “fuese la premonición de una catástrofe, sino más bien la advertencia de cómo evitarla”.
En este punto, tras hacer referencia a ‘El síndrome de China’, película que aborda un problema similar, y recordar que La fuga tendrá una concepción “futurista”, ha explicado que su trabajo “toma la idea” del premio Nobel Daniel Kahneman, según el cual, “el evento improbable ocupa el centro de atención cuando se hacen visibles las posibles consecuencias de ese evento improbable”.
Soto se ha mostrado “sorprendido” por el hecho de que la población conquense “sabe muy poco sobre el ATC”. “La gente está poco informada de lo que significan las siglas, de si los residuos radiactivos son más o menos peligrosos que el propio combustible nuclear o cuánto tiempo van a almacenarse estos residuos en el almacén”, ha dicho, admitiendo que su sorpresa ha sido “bastante mayúscula porque el desconocimiento es muy grande y es algo que afecta a toda la sociedad de una manera muy directa”.
Esta realidad le ha “motivado más” aún a la hora de llevar a cabo un trabajo que, a su juicio, “debería ser un referente a la hora de tener un criterio o tomar una decisión con respecto a este almacén que quieren instalarnos en la provincia”, por lo que ha hecho un llamamiento a las instituciones “para que se informen adecuadamente de lo que estamos dejando hacer en nuestra provincia”, proyecto que, para el sector turístico, “es un antes y un después”.
"Somos muy conscientes de que el paradigma energético está cambiando en todo el mundo y hay mucha gente consciente de las posibilidades que ofrece otro tipo de energía”, ha agregado, para después recordar que Cuenca “es hermosa, Patrimonio de la Humanidad y es única”. “Después de 20 años de esfuerzo para darle a la ciudad ese atractivo turístico, que realmente está produciendo sus efectos, colgarle ahora este apelativo de sede de un silo nuclear no creo que sea la mejor campaña”, ha espetado, al tiempo que ha hecho hincapié en que este “es el momento de cambiar esa idea”, de reivindicar que Cuenca “es naturaleza y cultura, no es radiactiva”.
Proyecto colaborativo
La Fuga es un proyecto colaborativo en el que Soto se verá acompañado por directores emergentes como Arturo Mombiedro, o de teatro, como Ángel Suárez o Ángel Ibáñez, así como por más de cien colaboradores, principalmente jóvenes creativos “con ideas emergentes, poderosas, con ganas de estar en una ciudad viva que hace cosas diferentes y no que acepta sepulcros y cementerios”.
No descarta la posibilidad de contar con “celebrities que quieran apoyar una causa que tiene un recorrido nacional e internacional”, ha admitido, antes de anunciar que el rodaje, que se realizará en localizaciones de Cuenca, con alguna escena en Madrid, arrancará en un mes aproximadamente y se prolongará a lo largo de varias semanas o incluso meses, por lo que podrá verse en plataformas y festivales a finales del mes de octubre o noviembre “como tarde”.
La cinta se estrenará en Cuenca y estará apoyada en una campaña de micromecenazgo a través de goteo.org, aunque la financiación “no será algo que impida hacerla”. “Lo vamos a hacer aunque tengamos que hacerlo con móviles”, ha resuelto.