Apuesta por una caza social y compatible con el medio natural
La apuesta por la caza social, favoreciendo el acceso a la actividad cinegética en igualdad de oportunidades para quienes la desarrollan, es uno de los principales cambios impulsado por el Ejecutivo regional en la modificación de la Ley de Caza de Castilla-La Mancha que el próximo 15 de marzo cumplirá un año desde su aprobación en las Cortes Regionales.
Así, además de haber recuperado los cotos sociales de caza en los montes públicos de la región que fueron suprimidos en la anterior legislatura, se contemplan exenciones y bonificaciones en las tasas de licencias.
De esta forma, los mayores de 65 años y residentes en Castilla-La Mancha, que suponen el 40 por ciento de los usuarios, tienen licencia gratuita (también en la pesca).
Además, los cotos de las sociedades de cazadores, donde se practica una caza vecinal, con especial atención a los cazadores locales, han podido reducir ya los importes de la matricula un 50 por ciento, mientras que las zonas colectivas de caza que se encuentran federadas tienen un beneficio fiscal adicional de un 15 por ciento y aquellas sociedades que cumplen los fines sociales definidos para las Zonas Colectivas de Caza tienen un descuento en el pago de la matrícula del 30 por ciento.
COTOS SOCIALES
Respecto a los cotos sociales, una figura demandada por parte de las personas que viven en el medio rural que son los que, a juicio del Ejecutivo regional, hacen que la caza social sea el futuro de esta actividad en la región, de momento se han recuperado dos: ‘Canadillas’ en Sevilleja de la Jara (Toledo) y ‘La Dehesa’ en Alpera (Albacete) donde se priorizan los cazadores locales y regionales frente a los nacionales, para acceder a uno de los puestos (40 por ciento del cupo es para cazadores locales, un 40 por ciento autonómicos, y un 20 por ciento nacionales), permitiendo así la práctica cinegética en igualdad de oportunidades.
Con estas medidas se favorece el acceso a un sector que supone un importante revulsivo en la economía regional. De hecho, según se desprende del estudio realizado por la Fundación Artemisa, el impacto generado por la caza en Castilla-La Mancha supone el 1,7 por ciento del PIB anual de la región, lo que equivale al 28 por ciento del PIB de todo el sector de la agricultura, ganadería y pesca; el 53 por ciento del sector de actividades financieras y de seguros; el 19 por ciento del sector inmobiliario, y el 94 por ciento del sector de información y comunicaciones.
Y es que por cada euro de gasto realizado en Castilla –La Mancha en la actividad cinegética se generan 1,05 euros de PIB en la región.
Pero además, la actividad cinegética contribuye directamente al mantenimiento y cuidado del medio en el que se desarrolla. Y es que la cercanía de cazadores y gestores al medio rural y el conocimiento sobre la fauna en los distintos ecosistemas, les hace actores claves en el control de las sobrepoblaciones, control de enfermedades animales, el cuidado del medio rural y la conservación de hábitats naturales y fauna silvestre.
Por ejemplo, parte de los terrenos gestionados para la práctica de la caza menor conservan hábitats de gran valor ecológico, en los que el control que se realiza de los predadores, o la instalación de comederos y bebederos beneficia a especies protegidas como la avutarda o el sisón.
Además, el 28% de los titulares de cotos participan en programas de conservación de especies, como pueden ser el águila imperial ibérica o el lince.
En definitiva, la caza bien gestionada puede ser muy positiva para el mantenimiento y conservación de las zonas rurales y una importante herramienta en la gestión ambiental.
PERDIZ ROJA
En este punto, cabe destacar que El Gobierno de Castilla-La Mancha está recuperando la especie cinegética por excelencia de la caza menor en la región: la perdiz roja autóctona. Para ello ha puesto en marcha de un plan que ya está dando sus frutos y que se centra en dos líneas principales de trabajo: la recuperación genética de la especie y la reintroducción de la misma a través de la venta de pollos y huevos a las granjas comerciales.
A esta línea de pureza de la perdiz roja se le une la reintroducción de la especie en su medio natural, que se había perdido, entre otras causas por la hibridación con la perdiz turca.
La perdiz es un ave esteparia y por ello, dentro de este plan, se prevé también la recuperación de los hábitats propios de la especie.
Esto se consigue mediante las actuaciones en más de 46.000 hectáreas de Zona Especial de Protección de Aves, ZEPA, para las que se ha puesto en marcha una línea de ayuda a los agricultores de herbáceos de secano de 208,2 euros por hectárea, con una dotación de 47,5 millones de euros en total, con el que se logra un doble objetivo de mantener la actividad agraria a la vez que se ponen en práctica medidas agroambientales que permitan a la perdiz y otras aves nidificar en estas zonas esteparias.