"Este curso es todo un ejercicio de superación, me anima a ver de lo que soy capaz"
Luis Saiz (Enguídanos, 1973) es uno de los muchos aficionados que aman el fútbol por muy grande que sea el contratiempo. En su juventud, se formó como portero y destacó en las categorías amateur del levante español hasta que retornó a su Cuenca natal para formar una familia.
Por desgracia, un accidente cambió su vida por completo, dejándolo en silla de ruedas y luchando en un largo periodo de rehabilitación por volver a recuperarse y ser consciente de su nueva situación.
En ese camino por no hundirse, nuestro protagonista encontró en sus dos hijos la motivación para perseguir viejos sueños. “Recuerdo que mis hijos me pedían que subiera con ellos a la pista de fútbol sala, como hacíamos antes, fueron ellos los que me animaron a seguir jugando y entrenándolos”. Así, Luis trató de ir más allá y formarse como entrenador con un título acreditativo, pero se encontró con las puertas cerradas a cal y canto. “Tras el año de recuperación, empecé a contactar con la delegación de Cuenca, con la Federación de Fútbol de Castilla-La Mancha y hasta la nacional, pero siempre me encontraba con largas y la respuesta de que era necesario superar ciertas pruebas físicas para obtener el certificado de entrenador, algo que en mi situación, no me era posible”, declara.
Todo cambió el pasado año cuando tras las protestas y reclamaciones por todo el país de amantes del fútbol en situación parecida a la de este conquense fueron demasiado ruidosas para que la Real Federación Española de Fútbol hiciera oídos sordos. En consecuencia, esta temporada se cambió el reglamento y se permitió que las personas con discapacidad física pudieran inscribirse para ser entrenadores de fútbol y fútbol sala.
“En cuanto me enteré, hable con Manolo Moya (delegado de la FFCM en Cuenca) y nada más salir el curso de entrenadores en Tarancón, me apunté”, nos declara este conquense que afirma que desde entonces, su meta está en seguir sorteando las barreras que sean necesarias para obtener ese título de entrenador. A lo largo de este camino, Luis admite que para él ha sido “todo un ejercicio de superación, porque me anima a saber de lo que soy capaz, que no soy alguien a que la gente vea y digan ‘pobre de mí’, sino demostrar ser capaz de mucho más de lo que se pueda creer”.
Desde el ente federativo se han adaptado tanto a la situación de este conquense como la de otro compañero que se encuentra con una prótesis de pierna. “En principio el curso se iba a dar en una primera planta y se adaptó una aula en la planta baja. Cuando vamos al campo, presto atención y ayudo como uno más, aunque tenga algún que otro contratiempo”, bromea Luis, que cuenta que alguna vez la silla se le ha quedado encallada en el césped.
Sin perder la sonrisa, este conquense admite que cuando consiga la titulación, espera hacer las prácticas como entrenador de fútbol sala en Arcas, donde reside, y las de fútbol con el Conquense, “sería un gran sueño”. Mientras, Luis sigue siendo todo un ejemplo de superación y sobrecapacidad ante los retos de la vida.