Dicen que María Vicente es el futuro del atletismo español en una especialidad, como es el heptatlón, en la que España nunca ha tenido protagonismo. El heptatlón se disputa al aire libre, mientras que el pentatlón se hace en pista cubierta.
Esta barcelonesa, con 17 años recién cumplidos, se proclamó campeona del Mundo Juvenil en Nairobi, en el pasado verano, en heptatlón y en febrero estableció un nuevo récord del Mundo sub-18 en pentatlón en Antequera con una estratosférica marca de 4.371 puntos, superando ampliamente a la conseguida por la británica Morgan Lake con 4.284.
No es fácil contactar con María Vicente, pero no por ella sino por sus obligaciones habituales como atleta de élite, vive y entrena en el CAR de San Cugat, y sus estudios, pero cuando uno habla con ella encuentra a una atleta muy joven, llena de simpatía y enamorada de este deporte.
¿Cuánto tiempo llevas entrenando de manera muy seria?
Unos cuatro años. El año pasado no entrenaba los jueves y este año entreno de lunes a viernes. Tres días hago dos turnos de mañana y tarde, de más de dos horas, y otros dos días sólo entreno por la mañana otras dos horas. Tengo que compaginar los entrenamientos con los estudios de primero de bachillerato. Afortunadamente, tengo cerca el instituto. Los fines de semana toca competir o descansar en casa.
¿Cómo lleva una chica de 17 años tanto entrenamiento?
Si no me gustara, no lo haría, pero a mí no me supone ningún problema entrenar todos los días porque me lo paso bien con el grupo de entreno y desconecto de todo. Todo lo que vivo en el atletismo me compensa.
Campeonato del Mundo en Nairobi y récord mundial en Antequera. ¿Lo esperabas?
No. Las dos marcas fueron una sorpresa para mí. En el Mundial fui a luchar por alguna medalla, no pensaba en el oro. Y en Antequera, me veía bien conforme pasaban las pruebas, pero incluso cuando acabé los 800 metros no sabía que había batido el récord del mundo.
¿Cuál es tu sueño?
El mismo que el de todos los atletas que conozco, estar en unos juegos olímpicos y conseguir una medalla. No creo que vaya a los próximos porque soy muy joven, pero si consigo la mínima... Pero mi objetivo más cercano es el Europeo Juvenil de Hungría, en verano, y los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires.
¿Ha cambiado María tras estos dos éxitos?
Sigo siendo la misma y disfrutando con lo que me gusta, aunque entreno mucho más, pero no ha cambiado nada.
UNA TARDE DE CINE QUE TERMINÓ EN UNA PISTA DE ATLETISMO
Con sólo 10 años, lo que iba a ser una entretenida tarde en el cine se convirtió en el primer contacto de María Vicente con el atletismo, un deporte que desde aquel día se convirtió en su gran pasión. Su madre María José quería que hiciera atletismo, ella es juez, pero a María no le gustaba. Ese día, le engañaron diciendo que iban al cine y acabaron en una pista de atletismo.
El pasado 28 de marzo María Vicente cumplió 17 años. En el inicio del mes había establecido en Antequera (Málaga) un nuevo récord del Mundo de pentatlón sub-18 en pista cubierta durante el Campeonato de España, logrando 4.371 puntos y superando al registro anterior de la británica Morgan Lake con 4.284. María Vicente tenía entonces como mejor marca los 3.923 puntos (récord de España) que había logrado en enero en Sabadell. Su entrenador es Fernando Martínez.
Su primer triunfo sonado fue el verano pasado en Nairobi en el Mundial juvenil donde se llevó la medalla de oro en heptatlón. Ahora sus dos objetivos para este año también son en heptatlón al ser en pista al aire libre: el julio el Europeo Juvenil de Hungría y en octubre los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires.
A pesar de tener récords de España en salto de altura, triple salto, 150 metros lisos y 80 metros vallas, María Vicente está enamorada de las pruebas combinadas y sólo se centra en ellas. “Conforme las voy haciendo, me voy animando con los resultados”, nos dice.
Su madre, María José, nació en Huélamo donde acude con alguna frecuencia. María le ha acompañado en muchas ocasiones, sobre todo en verano, pero las últimas obligaciones se lo ponen más difícil. “Sin mi madre no hubiera hecho atletismo y, sin su apoyo, no estaría donde estoy. Se lo merece todo”.
Está enamorada del atletismo y de esta especialidad, pero tiene claro que “no se puede vivir de ello”. Cuando se le dice que es la gran promesa del atletismo, sólo responde que “soy la primera en la que intentaré llegar a lo más alto, pero si doy todo lo que tengo de mí y no llego, pues no puedo hacer nada, pero de momento tengo ilusión de llegar a lo más alto, tanto por los que confían en mí como por mí misma”.
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