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Bill Viola detiene el tiempo en Cuenca

“El espectador sale de la exposición impresionado, también quienes no tienen formación: no saben explicar por qué, pero lo que ven, les llega, les mueve”, sostiene su comisaria
12/11/2018 - Gorka Díez

Un recorrido místico por el Casco Antiguo de Cuenca con parada en las cuatro sedes que cuentan con videocreaciones del artista neoyorquino Bill Viola y en el remodelado Museo de la Semana Santa, que al igual que la obra de Viola invita a la reflexión y a ser contemplado en el más absoluto silencio.

Es lo que propone la exposición ‘Vía Mística’ impulsada por el Gobierno de Castilla-La Mancha a través de la Fundación Impulsa y que hasta el 24 de febrero acogen el Museo de Arte Abstracto, la Escuela de Arte Cruz Novillo, la iglesia de San Miguel y la iglesia de San Andrés y que suma ya unas 7.000 visitas, 3.000 en el último puente festivo.

El paso del tiempo y la fugacidad de la existencia humana, el nacimiento y la muerte, la solidaridad ante el dolor del otro, la soledad, la búsqueda de un abrazo o de una caricia, el renacimiento, el poder purificador del agua o la violencia de unas llamas que simbolizan el infierno. Estos son algunos de los trascendentes y universales temas que Viola aborda a lo largo de las 16 videocreaciones seleccionadas para esta muestra, fechadas entre 1977, la más antigua, y 2014, la más reciente, aunque el grueso se sitúa entre 1995 y 2014.

Bill Viola detiene el tiempo en Cuenca

La figura humana cobra especial protagonismo, tanto el cuerpo humano, que aunque sumergido en el agua aparece totalmente desnudo en ‘El mensajero’ (1996) como en los primeros planos de quienes acuden lentamente a contemplar no se sabe muy bien qué, pero desde luego que algo que duele, quizá la muerte, en ‘Observancia’ (2002). También aparece un cuerpo inerte, elevado a los cielos por una lluvia torrencial de abajo arriba en la que probablemente sea la videocreación más impactante, ‘La ascensión de Tristán’ (2005), o en la silueta entre llamas de una mujer que propone ‘Mujer fuego (2005). Todo muy cargado de emoción.

“Nadie sale de ‘Vía Mística’ como si no hubiera visto nada, eso es imposible. La mayoría de la gente lo hace impresionada, y hay quien te cuenta que se le saltaron las lágrimas o que, pese a no tener formación, lo que veía le llegaba, le movía, sin saber explicar por qué. Y lo bonito de la muestra es que muchas personas sin formación o que no tienen interés en conocer al artista, al ponerse frente a su obra, esta les llega”, cuenta Carla Luelmo, comisaria técnica y coordinadora de la exposición.

El artista busca “despertar el alma” de todo tipo de personas “en un mundo industrializado y acelerado que prefiere que el alma permanezca dormida”. Una idea en la que también hace hincapié la comisaria de la muestra. “Vamos tan rápido, viendo todo tan por encima, que todos estamos un poco ávidos de sentir, de detenernos ante esa cámara lenta de la vida que hace Bill Viola. Algo que te llega y te hace pensar, que te mueve el espíritu”.

La suma de los videos tiene una duración superior a los 140 minutos, de modo que, si a esto le añadimos el recorrido entre sede y sede, para verla no hay que tener prisa: es necesaria prácticamente una mañana entera o un tarde. Aunque lo ideal, incluso, es contemplarla poco a poco, en varios días, dada la sugerencia en cámara lenta de sus imágenes, sus posibles interpretaciones, su intrigante atmósfera en penumbra y sus envolventes sonidos, supervisados por un técnico venido expresamente de Alemania.

“Los conquenses tienen la suerte de poder verla a su marcha. Pero al estar diseminada por varias sedes la gente que viene en el día puede ver dos por la mañana y otras dos por la tarde. O aprovechar mientras camine de una a otra para pensar en lo visto o en otro asunto y tomar oxígeno, de modo que entra con la mente más fresca en la siguiente”, considera Carla.