Vecinos denuncian una oleada de multas por estacionar en plazas del Casco Antiguo reservadas a los vecinos acreditados y consideran discriminatorio el trato que se les da, ya que entienden que los vecinos del Casco sí pueden estacionar en cualquier otro barrio de la ciudad.
Según fuentes a las que ha tenido acceso Las Noticias, en la última semana están llegando a domicilios de particulares una media de diez multas diarias. En el Ayuntamiento de Cuenca no han atendido sin embargo la petición de Las Noticias sobre el número de multas tramitadas desde que arrancara el sistema de lectores de control de acceso, a principios de junio.
Hay que recordar, eso sí, que hay más de 500 vecinos residentes en el Casco con autorización para estacionar cuando las plazas en zona verde apenas rondan las 200.
A las multas por estacionar indebidamente el vehículo hay que añadir las que se pueden generar por tardar más de treinta minutos en atravesar el Casco, en concreto la distancia comprendida entre la Puerta de Valencia o el Puente de la Trinidad y el arco de Bezudo, un tiempo que según vecinos consultados por Las Noticias resultó insuficiente durante la concurrida celebración de Cuenca Histórica, a principios de septiembre, algo que temen que pueda repetirse en fechas de gran afluencia turística y de celebración de eventos.
“La caravana de coches que se originó con motivo de Cuenca Histórica llegaba hasta el parking de Mangana, de ahí que fuera imposible llegar al barrio del Castillo en media hora”, sostiene Antonio Gómez, presidente vecinal de Fuente del Oro, que considera “absurdo” limitar el tiempo de circulación al menos en “ciertos días” de gran afluencia. “Lo que puede ocurrir es que el conductor acelere y se produzca un accidente”.
Aunque no descarta que “igual nos acostumbramos” al sistema de control del tráfico a través de lectores, cree que “de momento no gusta a nadie” y tiene la impresión de que el objetivo no es mejorar el acceso al Casco, sino “recaudar” dinero.
Incluso, ha habido vecinos del Casco que, con su debida acreditación, aseguran haber sido multados.
Elena Castillejo, de Las Quinientas, también ha escuchado a varios vecinos decir que en el Casco “se multa sin ton ni son” y que hay muchos conquenses que ya no suben “por miedo a que les multen, ya que a nadie le gusta que le toquen el bolsillo. Yo creo que las cámaras restan más que suman”.
SANCIONES MUNICIPALES
Por aparcar en un estacionamiento reservado a los vecinos la multa asciende a 200 euros, 100 si se abona con prontitud. Lo mismo que se cobra por sobrepasar la velocidad máxima, de 30 kilómetros/hora, o por demorarse más de treinta minutos en la zona controlada por las cámaras.
Tanto Gómez como Castillejo entienden que se favorezca a los vecinos del Casco, pero admiten que sería más justo un sistema como el de la ORA, presente en muchos otros barrios de la ciudad y a través del cual los vecinos podrían aparcar sin límite de tiempo en zona azul previo pago de una acreditación anual y los no residentes podrían hacer lo propio durante un máximo de dos horas tras abonar el ticket. “Lo que pasa es que, con el sistema de cámaras, no se puede poner zona azul, ya que se multaría a todos los que estuvieran más de media hora”, observa Gómez.
No hay menos tráfico
También, este miembro de Favecu cree que con el sistema de lectores no se contribuye a reducir la circulación por esta zona declarada Patrimonio de la Humanidad, sino que incluso se incita a recorrerlo de punta a punta, al ser el barrio del Castillo el único lugar donde los no residentes pueden estacionar gratis.
Para Castillejo, en un espacio Patrimonio de la Humanidad como el Casco la circulación rodada debería reducirse en lo posible. “Queda feo que haya tantos coches en la Plaza Mayor”. Por ello, considera que se debería potenciar el uso de los autobuses. En su caso, tiene claro que la mejor opción para subir a la Plaza es coger la línea 2 que cada media hora comunica El Mirador con el Casco pasando por barrios como Las Quinientas. “Conozco muchos funcionarios de por aquí que lo cogen todos los días”. El problema está en que los fines de semana la periodicidad aumenta a una hora. “La frecuencia de quince minutos de entre semana ya la quisiéramos en otros barrios, pero lo que no es normal es que los fines de semana, cuando hay más demanda, aumente a media hora. Parece que aquí todo se hace al revés del mundo”, sostiene Gómez.
Por poner otro ejemplo, tampoco ve lógico que el autobús al Casco se suprima durante San Mateo. “Por lo menos hasta la iglesia de San Felipe Neri podría perfectamente subir y dar la vuelta. Quitaría un importante tramo de cuesta”.
Del mismo modo, Gómez entiende que el aparcamiento de Mangana, desde el que se puede subir en ascensor hasta la plaza del mismo nombre, sería muy útil “si fuera más económico”, lo mismo que el del Teatro-Auditorio si a una reducción de precios se uniera un ascensor para subir hasta la plaza de Ronda, como plantea el proyecto de remontes del Gobierno regional. “Lo que no se puede es pretender que la gente aparque en el parking del Auditorio y suba andando”.
